El primer ministro galo,
Dominique de Villepin,
acérrimo del bon vin,
a quien le dan tanto palo
por haber sido tan malo
con su “amigo” Sarkozy,
optante como él, que sí,
a ser mandamás de Francia,
profiere que no hay constancia
de que espíe porque sí.
Ángel Sáez García
Dominique de Villepin,
acérrimo del bon vin,
a quien le dan tanto palo
por haber sido tan malo
con su “amigo” Sarkozy,
optante como él, que sí,
a ser mandamás de Francia,
profiere que no hay constancia
de que espíe porque sí.
Ángel Sáez García