Colaboraciones

ESPAÑA: UN ESTADO EXPOLIADOR Y VERGONZANTE



"Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el Poder son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado los mueve; no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza, pobrísima y analfabeta. Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla y llevarán a España a un estado de consunción que, de fijo, ha de acabar en muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica y adelante con los farolitos... Si nada se puede esperar de las turbas monárquicas, tampoco debemos tener fe en la grey revolucionaria (...) No creo ni en los revolucionarios de nuevo cuño ni en los antediluvianos (...) La España que aspira a un cambio radical y violento de la política se está quedando, a mi entender, tan anémica como la otra. Han de pasar años, tal vez lustros, antes de que este Régimen, atacado de tuberculosis ética, sea sustituido por otro que traiga nueva sangre y nuevos focos de lumbre mental". (Texto del libro, "La fe nacional y otros escritos sobre España" de Benito Pérez-Galdós, publicado en 1912).
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El escrito de Galdós no solo reproduce la historia de hace 101 años sino la historia al completo de España desde la España Imperial hasta nuestros días. La apropiación del Estado por la Santa Alianza formada por la oligarquía financiera, los burócratas y la gran empresa es un hecho desde que en España se configura el Estado y su administración.

Un Estado intervencionista que vive del expolio al ciudadano como único tesoro es un estado propenso a ser asaltado por los poderes fácticos, pues no es difícil imaginar donde se encuentra el monopolio de la riqueza extraída a los ciudadanos. Esto ha generado que, tanto lameculos monárquicos de siempre como las turbas izquierdistas busquen ubicación para el reparto dentro del propio Estado y tenga como primera consecuencia el constante desangre del ciudadano que se verá obligado a entregar de manera coactiva el 70% de lo que gana con su esfuerzo.

El Estado pasa a convertirse en un socio por obligación, un amo por coacción y un ladrón por convicción. El ciudadano pasa de súbdito a victima y de victima a esclavo con la misma facilidad que las fuerzas políticas prometen e incumplen. El Estado es la cueva de Ali Babá donde encuentran refugio los amigos y los compromisos, buscan favores los trepas y vividores y se acomodan todos aquellos que pertenecen al ignominioso mundo de los que desde hace siglos viven del esfuerzo de los ciudadanos.

En España, la gran revolución y el verdadero cambio sería desterrar de las instituciones políticas del Estado a burócratas, oligarcas y gran empresa, acabar con las puertas giratorias que hacen que un burócrata pase de la función pública a las instituciones políticas y de ahí al consejo de administración de la banca o de algún oligopólio empresarial. La gran revolución sería que el parlamento estuviera ocupado por la sociedad y no por un 80% de burócratas como ahora porque eso significa que lo que allí está representado es el Estado, no la sociedad. El gran cambio es que el ciudadano deje de estar excluido de una vez de la participación política pues lo que hay ahora es un camelo pseudodemocrático que nace y muere en la acción de votar y si te he visto no me acuerdo.

El ciudadano ha estado excluido de la participación política porque ha representado un elemento de perturbación, un elemento de inestabilidad. A ellos, a la casta había que dejarla tomar sus decisiones sin contar con el ciudadano porque eran eso, una casta. Los problemas de la casta política nada tienen que ver en la mayoría de los casos con los problemas de la sociedad. De hecho, ni el paro, ni los desahucios, ni el hambre ni el hartazgo social pueden ser solucionados porque hay una inercia histórica que les impide hacer suyos estos problemas. Sin embargo, en dos días han arreglado el mayor problema de la banca y las Cajas, la multimillonaria quiebra del sistema financiero ha sido solucionada en dos días, la independencia de Cataluña ajena a los ciudadanos también lograron meterla en su agenda ¿Eran esos problemas prioritarios para los ciudadanos? No, de ninguna manera, son problemas generados por la casta, por la Santa Alianza. Y esos problemas si deben tener solución.

Los ciudadanos han sido excluidos de múltiples formas desde la Constitución de 1812, la primera fue el sufragio censitario, después vino el sufragio por capacidad, mas tarde con el turnismo vino el caciquismo, el voto comprado de Romanones y Maura donde se forjó nuestra picara democracia cuando Maura el conservador decidió arrebatarle el feudo al liberal y, como aquél compraba el voto por dos pesetas, él ofreció tres. Cuando Romanones se encontró con la puja, la aumenta a un duro y exigía las tres pesetas de Maura, de modo que él pagaba en realidad dos, el votante ganaba cinco y el otro candidato perdía tres. Así ha sido nuestra historia, el pueblo era solo un instrumento, no un fin. Hasta la actualidad donde el voto se sigue comprando a base de favores llamados PER, ONGs, Asociaciones, Fundaciones, empresas públicas, colocaciones, enchufes, contrataciones y adjudicaciones a toda la fauna afín al régimen. Todo con un solo fin: Mantenerse en el poder, en el estado que es el territorio que te ofrece privilegios, impunidad e influencia, en pocas palabras, el poder.

De ahí que el gran cambio de esta sociedad no pueda venir de la mano de los trileros de la derecha ni de las turbas izquierdistas, en ambos casos el saqueo está asegurado aunque solo sea por los antecedentes históricos, cuya evidencia es mas que suficiente para descartarlos. El gran cambio ha de venir de los ciudadanos libres que hagan del Estado un ente al servicio de los demás y no como ahora un ente reverenciado para el que tenemos que trabajar 6 meses al año con tal de mantener a la casta y sus favores. Ese es el cambio, los burócratas en su sitio y a las ordenes de los ciudadanos, el Estado debe cambiar de propiedad exclusiva de la Santa Alianza a los ciudadanos. Esa es la única y real revolución y ruptura con todo nuestro pasado histórico, esa es nuestra independencia real de los poderes fácticos, nuestra verdadera soberanía política y la forma de alcanzar la dignidad como pueblo para acabar de una vez por todas con el "Vivan las caenas".

Carlos RH

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Viernes, 25 de Octubre 2013
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