Cuando surge una demanda social, ésta es recogida y procesada por el sistema político y devuelta a la sociedad en forma de ley o política pública para que los ciudadanos vean satisfechos sus problemas y necesidades. Este sería el procedimiento legitimador de las normas en una democracia donde la soberanía reside en el pueblo. Sin embargo, vemos de manera continuada que las sentencias salidas de los tribunales son jurídicamente correctas pero moralmente reprochables ¿Por qué? ¿Qué falla para que eso se produzca? Falla el procedimiento legitimador de la norma.
Una norma puede ser todo lo legal que se quiera pero si ésta no cuenta con la legitimidad que le dan los ciudadanos y sobre todo con un procedimiento legitimador que haga que sea lo que realmente quieren sus ciudadanos, poco o nulo valor tendrá a efectos morales. Y las leyes han de tener un fondo de valores. Si no, el derecho quedaría en una simple técnica susceptible de ser instrumentalizada y manipulada, según intereses. Son los principios y los valores que subyacen en la ley los que impiden que esto se produzca.
Sentencias que todavía no han conseguido meter en prisión a ninguno de los grandes saqueadores del sistema financiero y sin embargo han hecho posible que miles de ciudadanos queden en la calle, desahuciados de sus casas no pueden tener otro origen que un mal procedimiento legitimador de esas normas que no han pasado por el recorrido legitimador que les da el ciudadano, lo hace saber a sus representantes y estos como un mandato de sus representados lo convierten en ley. Pero lo que ha funcionado en España no ha sido ese procedimiento legitimador sino otro muy distinto que no atiende a demandas sociales y si a demandas de grupos de interés y sobre todo a un sistema político que ha engendrado a una casta política sobre la cual se encubre y se ejerce un proteccionismo digno de un sistema de privilegios e impunidad.
Esto no es que genere desafección y alejamiento de los ciudadanos hacia su casta política, genera dos mundos antagónicos y enfrentados por unas leyes que no recogen las demandas de los ciudadanos y que por el contrario encubren las groseras actitudes de una casta política plasmadas en la corrupción.
Por tanto, cuando nos preguntemos ¿Por qué las sentencias son jurídicamente correctas pero moralmente reprochables? La respuesta es que falla el procedimiento legitimador de las normas donde un problema social debería hacerse ley en un legislativo representativo y de ahí pasar a aplicarse por los jueces. Ese mismo procedimiento legitimador hubiera llenado las prisiones de los que siguen campando por las calles y dando lecciones morales a aquellos otros que tendrán que rebuscar en contenedores porque la ley no ha sido capaz de resolverles ni sus despidos, ni sus desahucios, ni su miseria, ni sus suicidios porque las leyes en España son jurídicamente correctas para unos y moralmente reprochables para la inmensa mayoría.
Carlos RH
Una norma puede ser todo lo legal que se quiera pero si ésta no cuenta con la legitimidad que le dan los ciudadanos y sobre todo con un procedimiento legitimador que haga que sea lo que realmente quieren sus ciudadanos, poco o nulo valor tendrá a efectos morales. Y las leyes han de tener un fondo de valores. Si no, el derecho quedaría en una simple técnica susceptible de ser instrumentalizada y manipulada, según intereses. Son los principios y los valores que subyacen en la ley los que impiden que esto se produzca.
Sentencias que todavía no han conseguido meter en prisión a ninguno de los grandes saqueadores del sistema financiero y sin embargo han hecho posible que miles de ciudadanos queden en la calle, desahuciados de sus casas no pueden tener otro origen que un mal procedimiento legitimador de esas normas que no han pasado por el recorrido legitimador que les da el ciudadano, lo hace saber a sus representantes y estos como un mandato de sus representados lo convierten en ley. Pero lo que ha funcionado en España no ha sido ese procedimiento legitimador sino otro muy distinto que no atiende a demandas sociales y si a demandas de grupos de interés y sobre todo a un sistema político que ha engendrado a una casta política sobre la cual se encubre y se ejerce un proteccionismo digno de un sistema de privilegios e impunidad.
Esto no es que genere desafección y alejamiento de los ciudadanos hacia su casta política, genera dos mundos antagónicos y enfrentados por unas leyes que no recogen las demandas de los ciudadanos y que por el contrario encubren las groseras actitudes de una casta política plasmadas en la corrupción.
Por tanto, cuando nos preguntemos ¿Por qué las sentencias son jurídicamente correctas pero moralmente reprochables? La respuesta es que falla el procedimiento legitimador de las normas donde un problema social debería hacerse ley en un legislativo representativo y de ahí pasar a aplicarse por los jueces. Ese mismo procedimiento legitimador hubiera llenado las prisiones de los que siguen campando por las calles y dando lecciones morales a aquellos otros que tendrán que rebuscar en contenedores porque la ley no ha sido capaz de resolverles ni sus despidos, ni sus desahucios, ni su miseria, ni sus suicidios porque las leyes en España son jurídicamente correctas para unos y moralmente reprochables para la inmensa mayoría.
Carlos RH