El infierno, espacio de terror al que España está siendo conducida por sus políticos y por una parte de su pueblo
Han sido 40 años de descenso a los infiernos, pero vivíamos muy felices, por encima de nuestras posibilidades. Era el país de las maravillas. Hasta los parados eran felices y la prueba es que los socialistas nos arruinaron dos veces y se les votó para que nos arruinaran la tercera y si Dios no lo remedia y si queda algo de España, en un futuro no muy lejano, se les votará para que nos arruinen una cuarta y una quinta... Porque el lanar sigue siendo lanar, así se hunda el mundo.
Esta crisis sanitaria no ha sido más que el detonante, es la gota que ha colmado el vaso, el grano de arena que ha volcado la estructura, porque todo estaba podrido, pero hasta un punto que es imposible imaginarlo.
Llevamos cuarenta años en manos de unos malhechores, agrupados en bandas y eso al final se paga, pero el lanar tan feliz. Y cuando esto pase, seguirá siendo feliz. No hay más que ver, que hasta en las encuestas más desfavorables, los de Pedro Sánchez siguen teniendo la aceptación de un tercio de la población, que a lo único que podemos aspirar es que cambie la banda mafiosa que manda.
Estoy leyendo cosas que ponen los pelos de punta. Son tan graves que ni me atrevo a escribirlas porque no tengo pruebas.
Por otra parte cada vez se ve más claro que este confinamiento tiene razones no confesadas y que todos más o menos nos figuramos, porque no creo que ningún lector de este blog (Voto en Blanco) se chupe el dedo. Son muchos años poniendo al descubierto demasiadas miserias.
Visto lo visto, lo único que nos puede salvar es que los 'buenos' consigan imponerse a los 'malos' y que eso produzca el suficiente arrastre como para que esto se regenere. Porque no podemos olvidar el efecto inercia. El lanar se mueve por donde sospecha que sopla el viento y si los buenos consiguen ganar, el mundo cambiará y si no, pues seremos esclavos felices, aunque la mayoría estaremos muertos.
Lo que sí estamos observando es una deriva totalitaria del gobierno, que cada vez se oculta menos al imponer su voluntad. Tiene todos los medios a su disposición y supongo que es una tentación muy grande no aprovecharlos, siempre y cuando no fuera ese el objetivo inicial de todo. Pero, como digo, eso no podemos probarlo y es mejor no seguir especulando.
Nacemos con la desgracia, pero a estas alturas, somos los viejos los que pensamos que hay otro mundo ahí fuera de la matrix. Los jóvenes viven muy felices en la matrix y el lanar no digamos. Siempre habrá gentes felices con que alguien tome las decisiones, aunque esas decisiones sean erróneas. Lo que pasa es que los medios nos han mentido durante cuarenta años y ya no somos capaces, si es que alguien se lo plantea, de distinguir la verdad. En fin, que sólo nos queda esperar el milagro. Los milagros existen, pero no sé por qué, siempre les suceden a otros.
Por favor, dejen de hablar de golpes, sean en las espinillas o en el Estado y mucho menos encabezados por alguien de la casta. Convénzanse, la casta es una organización de malhechores y que haya unos cuantos o unos muchos en los partidos que son honrados tampoco sirve porque no se han salido de esos partidos y ahí están recogiendo las migajas. Esto tendremos que hacerlo con votos y para que el lanar despierte hace falta algo más que un virus. De ahí mi pesimismo y mi confianza en un "milagro".
Vanlop
Esta crisis sanitaria no ha sido más que el detonante, es la gota que ha colmado el vaso, el grano de arena que ha volcado la estructura, porque todo estaba podrido, pero hasta un punto que es imposible imaginarlo.
Llevamos cuarenta años en manos de unos malhechores, agrupados en bandas y eso al final se paga, pero el lanar tan feliz. Y cuando esto pase, seguirá siendo feliz. No hay más que ver, que hasta en las encuestas más desfavorables, los de Pedro Sánchez siguen teniendo la aceptación de un tercio de la población, que a lo único que podemos aspirar es que cambie la banda mafiosa que manda.
Estoy leyendo cosas que ponen los pelos de punta. Son tan graves que ni me atrevo a escribirlas porque no tengo pruebas.
Por otra parte cada vez se ve más claro que este confinamiento tiene razones no confesadas y que todos más o menos nos figuramos, porque no creo que ningún lector de este blog (Voto en Blanco) se chupe el dedo. Son muchos años poniendo al descubierto demasiadas miserias.
Visto lo visto, lo único que nos puede salvar es que los 'buenos' consigan imponerse a los 'malos' y que eso produzca el suficiente arrastre como para que esto se regenere. Porque no podemos olvidar el efecto inercia. El lanar se mueve por donde sospecha que sopla el viento y si los buenos consiguen ganar, el mundo cambiará y si no, pues seremos esclavos felices, aunque la mayoría estaremos muertos.
Lo que sí estamos observando es una deriva totalitaria del gobierno, que cada vez se oculta menos al imponer su voluntad. Tiene todos los medios a su disposición y supongo que es una tentación muy grande no aprovecharlos, siempre y cuando no fuera ese el objetivo inicial de todo. Pero, como digo, eso no podemos probarlo y es mejor no seguir especulando.
Nacemos con la desgracia, pero a estas alturas, somos los viejos los que pensamos que hay otro mundo ahí fuera de la matrix. Los jóvenes viven muy felices en la matrix y el lanar no digamos. Siempre habrá gentes felices con que alguien tome las decisiones, aunque esas decisiones sean erróneas. Lo que pasa es que los medios nos han mentido durante cuarenta años y ya no somos capaces, si es que alguien se lo plantea, de distinguir la verdad. En fin, que sólo nos queda esperar el milagro. Los milagros existen, pero no sé por qué, siempre les suceden a otros.
Por favor, dejen de hablar de golpes, sean en las espinillas o en el Estado y mucho menos encabezados por alguien de la casta. Convénzanse, la casta es una organización de malhechores y que haya unos cuantos o unos muchos en los partidos que son honrados tampoco sirve porque no se han salido de esos partidos y ahí están recogiendo las migajas. Esto tendremos que hacerlo con votos y para que el lanar despierte hace falta algo más que un virus. De ahí mi pesimismo y mi confianza en un "milagro".
Vanlop