Colaboraciones

¿ES PODEMOS UNA AMENAZA PARA LOS INTERESES DE ESPAÑA?





Cuando la sangre ha llegado al río con el problema catalán, las formaciones políticas se han retratado. Pero una especialmente. No se requiere una espacial sagacidad para percatarse de que la que más lo ha hecho y, dicho sea de paso, la que peor parada ha salido, es la formación morada. El cúmulo de torpezas, doble moral, cinismo, cobardía y radicalismo se ha visto coronado por su postura ante el desafío secesionista catalán y las ilegalidades que han llevado anejas. Hoy es imposible -si es que lo fue en algún momento- no calificar a PODEMOS como una formación radical, de ideología totalitaria y fiera enemiga de los intereses de España. Sus líderes y parte de sus bases, tan comidos por el odio hacia todo lo que huela a “España” desde su bandera y sus símbolos, pasando por sus tradiciones y peculiaridades y llegando hasta sus gentes, a los que consideran aborregados ignorante muy lejos de la flor y nata de la intelectualidad vanguardista. Que, por supuesto, encarnan ellos. No hace mucho justificaron su derrota ante el Partido Popular con el triste argumento de que “España es un país de viejos”.

Si puede haber algo más grave que apoyar a las dictaduras comunistas y otorgar comprensión e incluso justificación a los terroristas de ETA y a los yihadistas es el haberse posicionado inequívocamente del lado de quienes violan la Ley siempre. Y ahora más si cabe, contexto en el que han tenido que abandonar su calculada ambigüedad ante el envite independentista para dejar clara cuál es su postura y, a la vez, perder miles de apoyos. Quizá más de lo que una formación aún no consolidada se puede permitir, toda vez que su estrategia principal ha pasado por lograr lo que no logró la Izquierda Unida de Anguita y superar el PSOE como fuerza hegemónica de la Izquierda. Horizonte que se adivina funesto, dado que cada vez que los líderes y portavoces del partido han hablado ha subido el pan, como quien dice. Podrá calificarse de torpeza política supina al nivel parvulario si no fuese por el hecho de que lo que sale de sus bocas es su opinión sincera. E incluso así, contenida y recortada, porque hasta ellos saben que la gente ha empezado a catarles y que el capital político que originariamente tenían, simbólico y místico, ha sido dilapidado por su principal líder, Pablo Iglesias, que no puede ya a estas alturas hacerse pasar por lo que no es.

La Presidencia del Gobierno se aleja a pasos agigantados para los que han dejado muy claro que su lugar está con los golpistas de la Generalitat y su policía política, los Mozos de Escuadra. Una genialidad de las que hacen época (que le hace a uno preguntarse si entre las grietas de la monolítica dictadura pablista-leninista no se habrá colado algún enemigo político, porque es imposible querer gobernar un país y esforzarse tanto por hacerle daño) es dirigirse a la Comisión de la Unión Europea para que esta sancione a España por "vulneración de los valores fundamentales" de la Unión misma. Sanción que se produciría por medio del artículo 7, en particular por su apartado 3:

Cuando se haya efectuado la constatación contemplada en el apartado 2, el Consejo podrá decidir, por mayoría cualificada, que se suspendan determinados derechos derivados de la aplicación de los Tratados al Estado miembro de que se trate, incluidos los derechos de voto del representante del Gobierno de dicho Estado miembro en el Consejo. Al proceder a dicha suspensión, el Consejo tendrá en cuenta las posibles consecuencias de la misma para los derechos y obligaciones de las personas físicas y jurídicas.

Las obligaciones del Estado miembro de que se trate derivadas de los Tratados continuarán, en cualquier caso, siendo vinculantes para dicho Estado.

Cumple así con la misma agenda que los rebeldes independentistas: internacionalizar el conflicto para garantizar que sus pretensiones ilegales se materialicen. No es extraño para un partido con nulo sentido de Estado. Mejor aún, con sentido de contra-Estado, por cuanto busca verlo fenecer, no progresar y robustecerse. Dijo el señor Iglesias en su comparecencia después del Golpe del domingo que el Gobierno había reprimido a la población catalana por intentar ejercer sus derechos civiles. Debería de saber este iluminado por la gracia de Dios que los derechos sólo existen si hay garantías de los mismos, en caso contrario no son más que meramente declarativos, propios de una Carta Otorgada regia y no de una Constitución democrática. Lo que sucedió en día 1 de Octubre de 2017 no fue un referéndum democrático pervertido por las maquinaciones de un Estado perverso, sino una infamia. El mismo tipo de infamia que supone tener en el Parlamento a formaciones como Podemos, tan obcecados con el Partido Popular que son capaces de retorcer la verdad de la forma más vil con tal de desgastar al Gobierno. No hubo gente expresando libremente su voto, hubo gente incumpliendo la Constitución, la Ley suprema que, hasta que se cambie, nos hemos dado para gobernarnos y convivir. Aunque seguramente estén satisfechos con votaciones de mantequilla sin las más mínimas garantías, propias de las repúblicas bananeras que dicen admirar y de los sistemas políticos que cimientan su tradición ideológica.

El panorama es poco halagüeño si se constata a un gobierno cobarde y a un PSOE sonámbulo, incapaces ambos de liderar ni a sus propias masas, no digamos ya al país en su conjunto. Ciudadanos es irrelevante en esta disputa. No se dan cuenta de lo que es una verdad a gritos para toda la población: no se puede negociar con los golpistas, de la misma forma que no se negocia con terroristas. Porque hacerlo, aceptarles como interlocutores de cualquier cosa, implica otorgarle legitimidad a sus acciones ilegales. Significa decirles a ellos y todos los españoles que se puede vulnerar la Ley y salir airoso, y que mediante la violencia y la coacción se consiguen cosas en un Estado que, de acceder a ello, jamás podrá considerarse ya de Derecho.

¿Es PODEMOS, pues, una amenaza para el Estado Español? La respuesta es sí, y muy grave. Porque está paladinamente claro que no van a escatimar esfuerzos en socavar sus intereses. Aunque ello implique aliarse con el mismo Diablo.

Pablo Gea


Pablo Gea
Jueves, 5 de Octubre 2017
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