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EN TORNO AL ETERNO RETORNO DE LA (IN)DIGNIDAD





Ciertamente, en todas las partes y en todos los tiempos hubo abusos (de poder) que bien fueron protagonizados por desalmados, bien fueron permitidos por “tontolabas”; esto es, en todos los “cronotopos” que en este mundo inmundo fueron fluyeron y bulleron, quiero decir que se cocieron, un poco más o un poco menos, las habas.

Por si les sirve, a todos los que alguna vez en su vida se sintieron humillados, a todos los que hoy se sienten pisoteados, a todos los que en el futuro se sientan ultrajados, a todos, sin excepción, despreciados, ninguneados o vejados, solidarizándome con ellos, les brindo y dedico, itero, por si les sirve, el argumento que sigue, que desde hace la tira (de años) acarreo o me acompaña:

La dignidad no es directa ni inversamente proporcional a la laya de la textura del uniforme que se viste ni depende del número de piezas que lo conforman; no se mide teniendo en cuenta la defensividad u ofensividad del arma asignada, escudo o espada; no se pesa considerando la prenda, delantal o corbata, que más se mancha; se halla en la índole de los actos, en el sello de las pautas.


Ángel Sáez García

Franky  
Jueves, 10 de Agosto 2006
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