Hace un par de meses leí que un orgulloso empresario chino había sustituido el 90 % de la plantilla de su fábrica por robots. Además del consiguiente ahorro de sueldos, resultó que la fábrica pasó del 25 % de productos defectuosos a menos del 5. Hace un par de semanas otro empresario chino demostró que es muy barato construir casas con impresora. Esto es una muestra de algo que se está produciendo en todo el mundo. Las empresas sustituyen personal por máquinas, que además de no plantear conflictos y trabajar las 24 horas, no tienen errores o al menos, estos son insignificantes.
La sustitución de humanos por máquinas se inició, con gran éxito, en las fábricas de automóviles y se ha ido extendiendo a todos los sectores de la producción, con, sin duda, muchas ventajas para la empresa. Las fábricas de coches pudieron asumir la introducción de robots porque fue de forma escalonada y porque el aumento de producción compensó en parte la reducción de plantillas. Pero en otras empresas la introducción de máquinas supone el despido de trabajadores.
Con esto de la crisis hemos asistido a la reducción de plantillas en el sector más impensable: la banca. Los ordenadores están haciendo el trabajo ayudados por unos clientes más o menos reacios, pero que ante la desatención cada vez mayor en las oficinas, tiene que hacer las cosas por internet, colaborando, posiblemente de mala gana, a la desaparición de puestos de trabajo.
Una cosa que me sorprende es la falta de reacción, no ya de los sindicatos, que hace tiempo desparecieron y se limitan a cobrar las subvenciones, sino de los propios trabajadores que ven no sé si resignadamente, como se van amortizando puestos de trabajo.
Hace unos días leí que dentro de veinte años se habrán sustituido por máquinas el 35 % de los puestos actuales. Suponiendo en España 18 millones de trabajadores, en veinte años se habrán perdido más de 6 millones, que sumados a los más de 3 millones de paro estructural, harán la bonita cifra de 10 millones de desempleados con unos 12 millones trabajando. Si a eso le sumamos los jubilados, el resultado puede ser alucinante.
Todo el mundo habla del problema de la seguridad social. Me temo que ese va a ser el menor problema que tenga la sociedad. Al parecer nadie se ha percatado que si se sustituyen los trabajadores por máquinas, dentro de 20 años, más de seis millones, serán más de seis millones de nóminas que desaparecen y por tanto más de seis millones de consumidores que no van a consumir. Y si a España se le quita la tercera parte de los consumidores, no creo que la mayoría de las empresas puedan sostenerse.
La crisis que aún nos afecta, supuso la pérdida de algo más de tres millones de puestos de trabajo, inicialmente, con la crisis de la construcción, se perdieron como un millón, que inmediatamente arrastró a otros dos millones. Si la proporción se mantiene, dentro de 20 años, en España van a trabajar menos de un millón de personas. Es decir, el colapso total.
Los problemas de China vienen de la incapacidad de consumo interno debido a los bajísimos salarios, que van muy bien para la exportación, pero que impiden el consumo y la exportación es algo que no depende de ti, depende de los demás. Y si en todos los países se produce la misma reducción de trabajadores, el colapso mundial está asegurado.
Y por supuesto, los políticos ni siquiera se han planteado el problema. Una solución, que leí hace muchos años en un relato de ciencia ficción, consiste en pagar el sueldo a la gente para que hagan actividades de ocio o solidarias o de cuidado del entorno... Pero eso supone que cada robot debe generar el sueldo del trabajador que sustituye y eso no creo que lo acepte ningún empresario.
El problema es tan grave y por supuesto, tan importante, que serán lo futuros afectados los que tengan que buscar soluciones, pero desde hoy mismo. Dejar esto en manos de los políticos es la forma de asegurar el cumplimiento de los pronósticos más pesimistas.
Vanlop
La sustitución de humanos por máquinas se inició, con gran éxito, en las fábricas de automóviles y se ha ido extendiendo a todos los sectores de la producción, con, sin duda, muchas ventajas para la empresa. Las fábricas de coches pudieron asumir la introducción de robots porque fue de forma escalonada y porque el aumento de producción compensó en parte la reducción de plantillas. Pero en otras empresas la introducción de máquinas supone el despido de trabajadores.
Con esto de la crisis hemos asistido a la reducción de plantillas en el sector más impensable: la banca. Los ordenadores están haciendo el trabajo ayudados por unos clientes más o menos reacios, pero que ante la desatención cada vez mayor en las oficinas, tiene que hacer las cosas por internet, colaborando, posiblemente de mala gana, a la desaparición de puestos de trabajo.
Una cosa que me sorprende es la falta de reacción, no ya de los sindicatos, que hace tiempo desparecieron y se limitan a cobrar las subvenciones, sino de los propios trabajadores que ven no sé si resignadamente, como se van amortizando puestos de trabajo.
Hace unos días leí que dentro de veinte años se habrán sustituido por máquinas el 35 % de los puestos actuales. Suponiendo en España 18 millones de trabajadores, en veinte años se habrán perdido más de 6 millones, que sumados a los más de 3 millones de paro estructural, harán la bonita cifra de 10 millones de desempleados con unos 12 millones trabajando. Si a eso le sumamos los jubilados, el resultado puede ser alucinante.
Todo el mundo habla del problema de la seguridad social. Me temo que ese va a ser el menor problema que tenga la sociedad. Al parecer nadie se ha percatado que si se sustituyen los trabajadores por máquinas, dentro de 20 años, más de seis millones, serán más de seis millones de nóminas que desaparecen y por tanto más de seis millones de consumidores que no van a consumir. Y si a España se le quita la tercera parte de los consumidores, no creo que la mayoría de las empresas puedan sostenerse.
La crisis que aún nos afecta, supuso la pérdida de algo más de tres millones de puestos de trabajo, inicialmente, con la crisis de la construcción, se perdieron como un millón, que inmediatamente arrastró a otros dos millones. Si la proporción se mantiene, dentro de 20 años, en España van a trabajar menos de un millón de personas. Es decir, el colapso total.
Los problemas de China vienen de la incapacidad de consumo interno debido a los bajísimos salarios, que van muy bien para la exportación, pero que impiden el consumo y la exportación es algo que no depende de ti, depende de los demás. Y si en todos los países se produce la misma reducción de trabajadores, el colapso mundial está asegurado.
Y por supuesto, los políticos ni siquiera se han planteado el problema. Una solución, que leí hace muchos años en un relato de ciencia ficción, consiste en pagar el sueldo a la gente para que hagan actividades de ocio o solidarias o de cuidado del entorno... Pero eso supone que cada robot debe generar el sueldo del trabajador que sustituye y eso no creo que lo acepte ningún empresario.
El problema es tan grave y por supuesto, tan importante, que serán lo futuros afectados los que tengan que buscar soluciones, pero desde hoy mismo. Dejar esto en manos de los políticos es la forma de asegurar el cumplimiento de los pronósticos más pesimistas.
Vanlop