No solo la arrogancia como actitud política, vence tristemente a la cordura, y al sentido común. La clase política en general, está tan emborrachada de poderes, abusos, ignominias y atropellos que haría falta otra revolución de guillotinas, contra todo lo impuro y detestable de quienes actúan con apariencias soterradas, al albur de supuestas legitimidades, para maltratar y humillar y sus congéneres.
La democracia, como sistema político en la mayoría de los Estados que presumen de ostentarla ya no es, lo que todos los ciudadanos de bien habíamos concebido como un sistema de libertad, Igualdad, Justicia y fraternidad.. La democracia ya es solo un sistema para los políticos y todos sus adláteres, incluidos legiones de millones de funcionarios, con todos los exclusivos derechos y beneficios laborales, sociales y económicos de todo tipo.
Los ciudadanos en general somos meras comparsas que nos utilizan solo para ir a votarles, como masas y marionetas manipulables, con el único objetivo de pagar impuestos para mantener sus privilegios.
Ni siquiera con una Huelga General de días y meses se conseguirían los nobles fines que cualquier ciudadano de toda condición y decencia y con independencia de ideologías aspira por conseguir un mundo mejor. Pareciera que la condición humana necesita de sangre derramada para volver a empezar de nuevo. Seguimos fracasando, como seres racionales pensantes. Creo que los animales nos ganan por goleada.
Y no es solo en Andalucía, donde los poderes políticos, siguen abusando de los ciudadanos por cuestiones como el injusto y anticonstitucional impuesto de sucesiones. Son muchísimos otros los abusos, tropelías, canalladas y atentados criminales contra los ciudadanos.
Sí, digo criminales porque no solo basta con matar a otro ser de nuestra especie para serlo, sino que hay formas más encubiertas de ir creando un clima de aniquilación, donde los más fuerte siguen pisando y humillando a los más débiles, hasta sus exhaustos agotamientos, sin fuerzas y agonizantes, dejándolos enterrados en los más absolutos de los olvidos.
Creo que cada día perdemos más el tiempo denunciando tantas injusticias. Hasta en las redes sociales más expansivas, las denuncias no sirven absolutamente para nada. Un medio creado como soporte, comunicación y defensa de los ciudadanos solo sirve para que los poderes puedan meter en la cárcel a quienes osen libremente pasarse en los límites de la libertad de expresión. Y todo ello por manifestar y criticar, los privilegios de los integrantes de las múltiples y repudiables oligarquías.
Nos gobiernan personajes que son incapaces de mostrarse con sencillez y normalidad, practicando la austeridad, el decoro y la decencia, como ejemplo y espejo donde los ciudadanos puedan mirarse con total confianza, en la esperanza de seguir caminando hacia ese mundo mejor que todos anhelamos.
Es bien cierto que ninguna revolución de guillotinas, ni ninguna guerra merece una sola vida humana, pero también es cierto que la condición humana no escarmienta de sus constantes y permanentes errores por tropezar siempre con la misma piedra.
Nada ni nadie nos impide, pese a nuestros defectos y errores que consigamos de una vez por todas, la noble conquista para superar los egoísmos, desterrando las aberrantes desigualdades y todo tipo de injusticias. Y lo que es más importante, la búsqueda de equilibrios, donde las personas y sus necesidades básicas sean las prioridades por encima de todo materialismo económico y de las decisiones políticas económicas y sociales.
Ángel Roan
La democracia, como sistema político en la mayoría de los Estados que presumen de ostentarla ya no es, lo que todos los ciudadanos de bien habíamos concebido como un sistema de libertad, Igualdad, Justicia y fraternidad.. La democracia ya es solo un sistema para los políticos y todos sus adláteres, incluidos legiones de millones de funcionarios, con todos los exclusivos derechos y beneficios laborales, sociales y económicos de todo tipo.
Los ciudadanos en general somos meras comparsas que nos utilizan solo para ir a votarles, como masas y marionetas manipulables, con el único objetivo de pagar impuestos para mantener sus privilegios.
Ni siquiera con una Huelga General de días y meses se conseguirían los nobles fines que cualquier ciudadano de toda condición y decencia y con independencia de ideologías aspira por conseguir un mundo mejor. Pareciera que la condición humana necesita de sangre derramada para volver a empezar de nuevo. Seguimos fracasando, como seres racionales pensantes. Creo que los animales nos ganan por goleada.
Y no es solo en Andalucía, donde los poderes políticos, siguen abusando de los ciudadanos por cuestiones como el injusto y anticonstitucional impuesto de sucesiones. Son muchísimos otros los abusos, tropelías, canalladas y atentados criminales contra los ciudadanos.
Sí, digo criminales porque no solo basta con matar a otro ser de nuestra especie para serlo, sino que hay formas más encubiertas de ir creando un clima de aniquilación, donde los más fuerte siguen pisando y humillando a los más débiles, hasta sus exhaustos agotamientos, sin fuerzas y agonizantes, dejándolos enterrados en los más absolutos de los olvidos.
Creo que cada día perdemos más el tiempo denunciando tantas injusticias. Hasta en las redes sociales más expansivas, las denuncias no sirven absolutamente para nada. Un medio creado como soporte, comunicación y defensa de los ciudadanos solo sirve para que los poderes puedan meter en la cárcel a quienes osen libremente pasarse en los límites de la libertad de expresión. Y todo ello por manifestar y criticar, los privilegios de los integrantes de las múltiples y repudiables oligarquías.
Nos gobiernan personajes que son incapaces de mostrarse con sencillez y normalidad, practicando la austeridad, el decoro y la decencia, como ejemplo y espejo donde los ciudadanos puedan mirarse con total confianza, en la esperanza de seguir caminando hacia ese mundo mejor que todos anhelamos.
Es bien cierto que ninguna revolución de guillotinas, ni ninguna guerra merece una sola vida humana, pero también es cierto que la condición humana no escarmienta de sus constantes y permanentes errores por tropezar siempre con la misma piedra.
Nada ni nadie nos impide, pese a nuestros defectos y errores que consigamos de una vez por todas, la noble conquista para superar los egoísmos, desterrando las aberrantes desigualdades y todo tipo de injusticias. Y lo que es más importante, la búsqueda de equilibrios, donde las personas y sus necesidades básicas sean las prioridades por encima de todo materialismo económico y de las decisiones políticas económicas y sociales.
Ángel Roan