El Partido de la Oposición, estratégicamente erosionado por una persistente presión administrada con hábil goteo, desde el espacio gubernamental, se halla entre las cuerdas; atrapado en un rincón no ha sabido reaccionar; perdido el Norte, se deja caer en enfrentamientos personales y en discusiones sobre la dirección de la Caja de Madrid. Es una banalidad entretenerse en ofrecérsela a Rodrigo Rato, quien, si el deterioro persiste, no tendrá más remedio, que tomar la dirección de este PP, que se hunde y con él la Nación. El PP está atorado; entre el caso Gürtel, la Caja de Ahorros, las rencillas y la marcha entorpecida y cansina, no levanta el vuelo y está perdiendo el crédito y su tiempo de Oposición cierta y certera, contra un Zapatero que cada día gana más puntos en descrédito.
Aquí brilla sobremanera la partitocracia en detrimento del natural crecimiento de la Democracia. Es perentorio reformar la Ley, para sacar, de la mayoría de las Instituciones, la ansiosa y amplia mano de los Partidos Políticos. Es totalmente criticable la actitud de pasividad y rechazable la tardanza en sacudirse de encima a todo el que aparece inculpado en asuntos de corruptela, así como el interés por designar la dirección y mangonear la Caja de Madrid; está claro que es una entidad financiera poderosa, la cuarta de España en importancia y en valor, por lo que no extraña este vergonzoso contencioso, en lugar de ocuparse de los asuntos de verdadero interés ciudadano.
Las Cajas de Ahorros deben quedar fuera del alcance partidario; en democracia, ha de imperar la esencial independencia en las instituciones. Los políticos no se han elegido para dirigir las Cajas de Ahorros; esa función debe recaer necesariamente, en profesionales con experiencia y capacitación, regulados por el Banco de España; de la misma manera, que no han de intervenir en el nombramiento de los jueces componentes de los Tribunales; la Judicatura debe seguir su propia carrera y jerarquía según las oposiciones, méritos y antigüedad regida por un Consejo Superior Independiente y sin contaminación de los partidos políticos. La política no debe dominar y someter todos los sectores sociales y mucho menos acceder a puestos que requieren una alta calificación y saberes, tanto más en un momento de crisis y de reestructuración del ámbito bancario.
Es sabido, recuérdese el enredo de la Caja de la Mancha, que la politización de las cajas es un error que se debe corregir mediante la urgente reforma de la Ley de Cajas, que reparte los consejeros en función de la cuota de mercado de la entidad en España. Para presidirlas hay que escoger a los mejores y más dotados de capacidad y conocimientos.
El ciudadano, viendo que ZP perece en su propia inutilidad, se siente defraudado ante este lamentable batiburrillo ambicioso y trifulca sucesoria que tienen formados los del PP; se halla desasido, porque mira y ve que la alternativa segura que tenía se le diluye en la inepcia, pamplinas y zarandajas, mientras quedan desatendidos los intereses de España y el gran objetivo del bien común.
C. Mudarra
Aquí brilla sobremanera la partitocracia en detrimento del natural crecimiento de la Democracia. Es perentorio reformar la Ley, para sacar, de la mayoría de las Instituciones, la ansiosa y amplia mano de los Partidos Políticos. Es totalmente criticable la actitud de pasividad y rechazable la tardanza en sacudirse de encima a todo el que aparece inculpado en asuntos de corruptela, así como el interés por designar la dirección y mangonear la Caja de Madrid; está claro que es una entidad financiera poderosa, la cuarta de España en importancia y en valor, por lo que no extraña este vergonzoso contencioso, en lugar de ocuparse de los asuntos de verdadero interés ciudadano.
Las Cajas de Ahorros deben quedar fuera del alcance partidario; en democracia, ha de imperar la esencial independencia en las instituciones. Los políticos no se han elegido para dirigir las Cajas de Ahorros; esa función debe recaer necesariamente, en profesionales con experiencia y capacitación, regulados por el Banco de España; de la misma manera, que no han de intervenir en el nombramiento de los jueces componentes de los Tribunales; la Judicatura debe seguir su propia carrera y jerarquía según las oposiciones, méritos y antigüedad regida por un Consejo Superior Independiente y sin contaminación de los partidos políticos. La política no debe dominar y someter todos los sectores sociales y mucho menos acceder a puestos que requieren una alta calificación y saberes, tanto más en un momento de crisis y de reestructuración del ámbito bancario.
Es sabido, recuérdese el enredo de la Caja de la Mancha, que la politización de las cajas es un error que se debe corregir mediante la urgente reforma de la Ley de Cajas, que reparte los consejeros en función de la cuota de mercado de la entidad en España. Para presidirlas hay que escoger a los mejores y más dotados de capacidad y conocimientos.
El ciudadano, viendo que ZP perece en su propia inutilidad, se siente defraudado ante este lamentable batiburrillo ambicioso y trifulca sucesoria que tienen formados los del PP; se halla desasido, porque mira y ve que la alternativa segura que tenía se le diluye en la inepcia, pamplinas y zarandajas, mientras quedan desatendidos los intereses de España y el gran objetivo del bien común.
C. Mudarra