Ya hace tiempo, dijimos que el avispero de Irak era otro Vietnam para EE.UU., que, ahora, viene a reconocer el ‘pobre’ Bush. No midió sus fuerzas; no ha sido ningún paseo, no lo ha estabilizado, no ha logrado la democracia. Tal vez, lo único que fluye son los petrodólares que rebaña de los pozos. ¿Dónde queda el mito de la superpotencia? La maraña de etnias, sectas, creencias, intereses, guerrillas y terroristas lo envuelve en su indómito río de sangre, lo ahoga y lo vence.
Hoy domingo, el Papa, Benedicto XVI, expresando su solidaridad con todas las víctimas del conflicto y con la comunidad cristiana allí residente, compungido, ha alzado su angustioso grito a los dirigentes políticos y religiosos de Irak y del mundo, para respetar las diferencias y entablar la reconstrucción del país. En su oración semanal en la Plaza de San Pedro de Roma, también, con sus deseos de "paz y serenidad", envió sus "saludos cordiales" a los musulmanes, que se encuentran celebrando el mes sagrado del Ramadán. Asimismo, patentizó su preocupación por las noticias que, tremendas y sin fin, dan cuenta "de la muy grave situación de inseguridad y brutal violencia a la que muchos están sometidos por el mero hecho de ser chiíes, suníes o cristianos". El Santo Padre apeló a todos los poderes, para apoyar a esa gente castigada y sufriente en su camino a la restauración y arreglo y a conseguir un equilibrio de mutuo respeto, con la convicción de que "la pluralidad de la población es parte integral de la riqueza del país". El Pontífice siente gran inquietud por la comunidad cristiana y sufre por todas las víctimas, "estoy muy cerca de ellas".
América con su concepción de niños grandes y ricos ha caído en la fiera trampa de unos pueblos antiguos, oprimidos y, por ello, luchadores, avezados al sufrimiento y a la contienda diaria contra la tiranía de dictadores y del hambre, que aquí y antes allí, los ha reducido y ridiculizado; pueblos con creencias religiosas muy distintas y acendradas, con mentalidad medieval que no entienden ni quieren modernuras occidentales, que conocen muy bien la imposición, el urdimiento, las cárceles y los manejos ambiciosos. Irak es su rotundo fracaso. Quizás, con otros modos y otra postura, en que la población convencida los hubiera llamado, habría resultado más exitoso dentro y fuera. Es y ha sido una locura. “Paréceme –dijo Sancho- que los caballeros que tal ficieron fueron provocados y tuvieron causa para hacer esas necedades, pero vuestra merced, ¿qué causa tiene para volverse loco?” (Don Quij. Cap. XXV-I). En efecto, los que instaron la guerra de Irak no la estudiaron ni planificaron y, así, Bush provocado neciamente ha perdido el trámite.
Camilo Valverde Mudarra
Hoy domingo, el Papa, Benedicto XVI, expresando su solidaridad con todas las víctimas del conflicto y con la comunidad cristiana allí residente, compungido, ha alzado su angustioso grito a los dirigentes políticos y religiosos de Irak y del mundo, para respetar las diferencias y entablar la reconstrucción del país. En su oración semanal en la Plaza de San Pedro de Roma, también, con sus deseos de "paz y serenidad", envió sus "saludos cordiales" a los musulmanes, que se encuentran celebrando el mes sagrado del Ramadán. Asimismo, patentizó su preocupación por las noticias que, tremendas y sin fin, dan cuenta "de la muy grave situación de inseguridad y brutal violencia a la que muchos están sometidos por el mero hecho de ser chiíes, suníes o cristianos". El Santo Padre apeló a todos los poderes, para apoyar a esa gente castigada y sufriente en su camino a la restauración y arreglo y a conseguir un equilibrio de mutuo respeto, con la convicción de que "la pluralidad de la población es parte integral de la riqueza del país". El Pontífice siente gran inquietud por la comunidad cristiana y sufre por todas las víctimas, "estoy muy cerca de ellas".
América con su concepción de niños grandes y ricos ha caído en la fiera trampa de unos pueblos antiguos, oprimidos y, por ello, luchadores, avezados al sufrimiento y a la contienda diaria contra la tiranía de dictadores y del hambre, que aquí y antes allí, los ha reducido y ridiculizado; pueblos con creencias religiosas muy distintas y acendradas, con mentalidad medieval que no entienden ni quieren modernuras occidentales, que conocen muy bien la imposición, el urdimiento, las cárceles y los manejos ambiciosos. Irak es su rotundo fracaso. Quizás, con otros modos y otra postura, en que la población convencida los hubiera llamado, habría resultado más exitoso dentro y fuera. Es y ha sido una locura. “Paréceme –dijo Sancho- que los caballeros que tal ficieron fueron provocados y tuvieron causa para hacer esas necedades, pero vuestra merced, ¿qué causa tiene para volverse loco?” (Don Quij. Cap. XXV-I). En efecto, los que instaron la guerra de Irak no la estudiaron ni planificaron y, así, Bush provocado neciamente ha perdido el trámite.
Camilo Valverde Mudarra