Benedicto XVI ha sido recibido por EEUU, con todo honor, alegría y entusiasmo. En su misión apostólica, ha sembrado un mensaje de tal riqueza humana, política y religiosa, que, sin duda, fructificará en dones del Espíritu y en sementeras evangélicas.
Los católicos en EEUU, con 67 millones, constituyen un núcleo humano de los más importantes del la iglesia. Aún los más rotundos críticos reconocen la gran valentía del Papa, manifiesta en este relevante viaje; no ha soslayado enfrentarse, con toda contundencia, al desgraciado y costoso asunto de la pederastia, por el que muchos católicos abandonaron la práctica de la religión católica. Reunido en prioridad, con los obispos estadounidenses a su llegada, les recriminó la "pésima gestión" del escándalo de los sacerdotes pederastas. Pidiendo a los fieles la recuperación y la reconciliación con la Iglesia, tras el escándalo, afirmó serio y con determinación: «Ninguna palabra mía podría describir el dolor y el daño producido por los abusos». Exhortó a "prestar una cordial atención pastoral a los que han sufrido" y garantizó que "ya se han hecho grandes esfuerzos para proteger a los niños y que van a continuar". Con firmeza, categórico asentó, que, “quien es culpable de pedofilia, no puede ser sacerdote”. En un encuentro emotivo, franco y esperanzador en el que tres de las víctimas describieron cara a cara al Papa la historia de sus abusos, escuchó su testimonio y después, dándoles palabras de sostén y esperanza real", les aseguró que el problema será abordado con seriedad de una vez y se tomarán medidas.
En la homilía de la Misa multitudinaria en el estadio de los Nationals, recriminó el comportamiento "desconcertante" de algunos católicos que "se inclinan a adoptar actitudes contrarias a la verdad del Evangelio"; en el ámbito estadounidense se perciben "signos evidentes de un quebrantamiento preocupante de los fundamentos mismos de la sociedad, muestras de alienación, ira, aumento de la violencia, debilitamiento del sentido moral, vulgaridad de las relaciones sociales y creciente olvido de Dios". Aunque, ante este panorama desolador, aseguró que "la Iglesia ve señales de grandes promesas en sus numerosas parroquias sólidas y en los movimientos vivaces", así como "en el entusiasmo por la fe demostrada por muchos jóvenes y en el número de los que cada año abrazan la fe católica". Tiene esperanza de que Esta Iglesia logre afrontar los retos de "una cultura cada vez más secularizada y materialista". Es preciso "ayudar a los jóvenes a discernir la vía, que conduce a la verdadera libertad en una sincera y generosa imitación de Cristo".
Recordó, que, hoy, el crecimiento de la Iglesia de Estados Unidos se debe a la llegada de inmigrantes Iberoamericanos; y, destacando 'la vitalidad del testimonio de fe' de los fieles de lengua española, más de 30 millones, les pidió que 'no se dejen vencer por el pesimismo, la inercia o los problemas' y que sean fieles a los 'compromisos que adquirieron al ser bautizados'. 'Sólo, si están unidos a Cristo y entre ustedes, su testimonio evangelizador será creíble y florecerá en copiosos frutos de paz y reconciliación en medio de un mundo, muchas veces, marcado por divisiones y enfrentamientos'. Ellos y quienes mantienen su fe, coadyuvan a contrarrestar la disminución en el número de no hispanos, que se identifican como católicos.
El Papa ha pedido a Bush, que se comprometa al desarrollo de Iberoamérica, para otorgar justicia a los inmigrantes. 'He visto la profundidad del problema de la inmigración, sobre todo, la división de las familias, lo que es un peligro para el tejido social y para los valores humanos; la solución de fondo es que los migrantes no tengan que salir de su país de origen’. 'Debemos trabajar juntos con el objetivo de que el desarrollo social pueda ofrecer las posibilidades a los ciudadanos de obtener un trabajo digno', que los niños sean protegidos, además de hacer todo lo posible contra la precariedad y la violencia, para que los inmigrantes puedan tener una vida digna.
Por último, el Papa explicó que, así como los antepasados de los americanos llegaron al continente "con la expectativa de encontrar una nueva libertad y nuevas oportunidades", han de paliarse las "injusticias sufridas por las poblaciones americanas nativas" y de los "que fueron traídos de África por la fuerza como esclavos" (Europa Press). .
Camilo Valverde
Los católicos en EEUU, con 67 millones, constituyen un núcleo humano de los más importantes del la iglesia. Aún los más rotundos críticos reconocen la gran valentía del Papa, manifiesta en este relevante viaje; no ha soslayado enfrentarse, con toda contundencia, al desgraciado y costoso asunto de la pederastia, por el que muchos católicos abandonaron la práctica de la religión católica. Reunido en prioridad, con los obispos estadounidenses a su llegada, les recriminó la "pésima gestión" del escándalo de los sacerdotes pederastas. Pidiendo a los fieles la recuperación y la reconciliación con la Iglesia, tras el escándalo, afirmó serio y con determinación: «Ninguna palabra mía podría describir el dolor y el daño producido por los abusos». Exhortó a "prestar una cordial atención pastoral a los que han sufrido" y garantizó que "ya se han hecho grandes esfuerzos para proteger a los niños y que van a continuar". Con firmeza, categórico asentó, que, “quien es culpable de pedofilia, no puede ser sacerdote”. En un encuentro emotivo, franco y esperanzador en el que tres de las víctimas describieron cara a cara al Papa la historia de sus abusos, escuchó su testimonio y después, dándoles palabras de sostén y esperanza real", les aseguró que el problema será abordado con seriedad de una vez y se tomarán medidas.
En la homilía de la Misa multitudinaria en el estadio de los Nationals, recriminó el comportamiento "desconcertante" de algunos católicos que "se inclinan a adoptar actitudes contrarias a la verdad del Evangelio"; en el ámbito estadounidense se perciben "signos evidentes de un quebrantamiento preocupante de los fundamentos mismos de la sociedad, muestras de alienación, ira, aumento de la violencia, debilitamiento del sentido moral, vulgaridad de las relaciones sociales y creciente olvido de Dios". Aunque, ante este panorama desolador, aseguró que "la Iglesia ve señales de grandes promesas en sus numerosas parroquias sólidas y en los movimientos vivaces", así como "en el entusiasmo por la fe demostrada por muchos jóvenes y en el número de los que cada año abrazan la fe católica". Tiene esperanza de que Esta Iglesia logre afrontar los retos de "una cultura cada vez más secularizada y materialista". Es preciso "ayudar a los jóvenes a discernir la vía, que conduce a la verdadera libertad en una sincera y generosa imitación de Cristo".
Recordó, que, hoy, el crecimiento de la Iglesia de Estados Unidos se debe a la llegada de inmigrantes Iberoamericanos; y, destacando 'la vitalidad del testimonio de fe' de los fieles de lengua española, más de 30 millones, les pidió que 'no se dejen vencer por el pesimismo, la inercia o los problemas' y que sean fieles a los 'compromisos que adquirieron al ser bautizados'. 'Sólo, si están unidos a Cristo y entre ustedes, su testimonio evangelizador será creíble y florecerá en copiosos frutos de paz y reconciliación en medio de un mundo, muchas veces, marcado por divisiones y enfrentamientos'. Ellos y quienes mantienen su fe, coadyuvan a contrarrestar la disminución en el número de no hispanos, que se identifican como católicos.
El Papa ha pedido a Bush, que se comprometa al desarrollo de Iberoamérica, para otorgar justicia a los inmigrantes. 'He visto la profundidad del problema de la inmigración, sobre todo, la división de las familias, lo que es un peligro para el tejido social y para los valores humanos; la solución de fondo es que los migrantes no tengan que salir de su país de origen’. 'Debemos trabajar juntos con el objetivo de que el desarrollo social pueda ofrecer las posibilidades a los ciudadanos de obtener un trabajo digno', que los niños sean protegidos, además de hacer todo lo posible contra la precariedad y la violencia, para que los inmigrantes puedan tener una vida digna.
Por último, el Papa explicó que, así como los antepasados de los americanos llegaron al continente "con la expectativa de encontrar una nueva libertad y nuevas oportunidades", han de paliarse las "injusticias sufridas por las poblaciones americanas nativas" y de los "que fueron traídos de África por la fuerza como esclavos" (Europa Press). .
Camilo Valverde
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