Colaboraciones

EL OPROBIO DE LA GUERRA DE IRAK





Entre las protestas de grupos pacifistas, vestidos con monos naranjas, 'Vete, vete Condi Rice', en su visita al Reino Unido, la Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, ha reconocido que Estados Unidos cometió "miles" de errores tácticos en Irak, desde el inicio de la invasión, pero, a nivel histórico, la estrategia era la correcta; y, defendiendo la política de Washington en la región, ha pedido que se juzgue la ocupación de Irak por los objetivos estratégicos de derribar la dictadura de Sadam Husein y establecer la democracia en el país.

Todos los días muere gente en Irak, desde el inicio de la guerra. Se ha convertido en una balsa pestilente de muerte y desolación. En el territorio actúan más de cien facciones de guerrillas y antiguerrillas, de grupos armados de unos y otros bandos, sectores terroristas de uno y otro signo subvencionados y alimentados desde dentro y desde fuera. Los intereses y componendas se despliegan por doquier, sin traba ni freno. El caos, la bomba y la metralla se adueñan del ámbito irrespirable y siembran el dolor y la masacre en cada esquina, a cada minuto. Allí sólo existe el grito de dolor del pobre, el llanto de la miseria; el grito desesperado de los niños, huérfanos, acribillados y desojados. Siempre la misma desgracia para los débiles, los infelices, siempre son los niños atrapados por el desgarro. Ya se habitúa en el ambiente el estruendo e Irak casi deja de ser noticia.

Miles de errores cometidos por la táctica militar y gubernamental del imperio.¿Dónde está el poderío imperial de Norteamérica, que salta de fracaso en fracaso? Ingenuos e ignorantes, admiradores sumisos del fasto del dólar y la propaganda, han extendido la falsa idea del imperio. Parece que sólo existe en sus filmes.

No se debió entrar en Irak. La guerra nunca tiene razón. Mirando el pasado, una fuerza imperial no se deja envolver en marañas; planea, se pertrecha, ataca y triunfa. Alejandro Magno, con el fin de asegurar sus fronteras de Macedonia, marchó contra los bárbaros del Norte, penetró en el país, los hizo retroceder y estableció la paz; se dirigió después a Iliria, sorprendió a su ejército y, en hábil ofensiva nocturna, dispersó al enemigo. Resolvió conquistar Persia, barajó las cartas de su estrategia, entabló la batalla decisiva y fue el dominador del mundo. Julio Cesar calculó, observó, entró en la Galia, desplegó su ataque y salió victorioso. Pacificada, la convierte en provincia romana, queda anexionada al Imperio Romano. Su estrategia sí fue la correcta: “Veni, vidi, vici”.

Un dominador no se puede permitir ningún error. Tal reconocimiento es ya su derrota. Pero la realidad es otra; un pueblo no ha de atacar a otro pueblo; hay variados caminos para resolver los conflictos. Las armas y la guerra han de arder en el infierno.


Camilo Valverde Mudarra

Franky  
Miércoles, 12 de Abril 2006
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