Colaboraciones

EL GRITO DESGARRADO DE LOS NIÑOS





Hoy, que nos atenazan tres terribles noticias, que no son nuevas ni las únicas, mañana y pasadomañana vendrán más y más a engrosar la macabra y pasmosa infamia concurrente del sufrimiento infantil con agresiones y violaciones, vejaciones y catástrofes.

En Barcelona, una niña de cinco añitos está en la UCI, entre la vida y la muerte, por las palizas y villanías de un energúmeno canallesco que se las entendía con la madre.

En La Malá, Granada, un chiquito de siete se halla encamado en el hospital con el rostro, los brazos y las piernas destrozadas por unos perros, propiedad de un vecino vagabundo que los reunía sin cuido ni alimento.

Y en Algeciras, una madre drogadicta golpeaba a su hija con asiduidad, hasta que ha sido denunciada por su propia madre, abuela de la niña.

La especie humana, a veces, se presenta en su más ínfima condición, mucho más allá de las fieras y las serpientes, en consonancia con las fuerzas naturales que rugen y braman a su aire.

La desidia, la irresponsabilidad, la codicia y la maldad se ceban con los débiles; los niños son pasto fácil de la necesidad y la pobreza entre la prostitución turística y la subyugante esclavitud; son prontas víctimas de la garra del abandono, de los maltratos y aún de la inundación y la catástrofe; para ellos, no hay atenciones y alimentos suficientes, cimentaciones consistentes ni estructuras adecuadas en muchos países del planeta e incluso en las calles mendicantes de nuestras luminosas y prósperas ciudades.

En España, Caritas da la cifra de nueve millones de pobres, gran parte son niños. En Estados Unidos, la tasa de pobreza es la mayor de todos los países desarrollados y duplica la de los países industrializados. En la actualidad cuatro millones de niños estadounidenses malviven expuestos a la violencia doméstica, trastornos psicológicos, toxicomanías y alcoholismo. Es una ironía que este país, que se autoproclama "el juez mundial de los derechos humanos (DDHH)" y emite informes sobre más de 190 países y regiones (incluida China) de violar los derechos humanos, sea el que más los ha violado en el 2005, aunque lo suyo se lo calla y lo silencia. Los datos (Oficina del Censo de EEUU), muestran que tienen 37 millones de pobres, lo que supone que uno de cada ocho ciudadanos norteamericanos vive en la pobreza. En las zonas urbanas, entre el 30 y el 40 por ciento de los niños, viven bajo el umbral de la pobreza. La salud de los niños es precaria sin seguros, exámenes médicos ni vacunas, con una tasa de mortalidad infantil y juvenil en aumento. Algunos corroídos por el SIDA sin alcance de medicamentos, mueren sin tratamiento.

El grito desgarrado de los niños no podemos silenciarlo; el grito de las favelas, el grito de la orfandad solitaria, el grito de la mendicidad callejera, el grito que rebusca en las basuras clama contra la injusticia. Exige atención, respeto digno al justo reparto de la riqueza de este mundo que no pertenece sólo a unos cuantos vivillos. El mal asedia, se resiste y campea; la maldad vigila, ahoga y asesina, si no se refrena, combate y se extirpa. No hay que soportar ni permitir su existencia. Hay que cultivar la virtud y pisotear con denuedo la maldad.

La sociedad ha instalado el culto al dinero, la búsqueda del placer y el servicio de su yo, en un feroz egoísmo del todo vale, de la trepa y el triunfo; desnaturalizada ha abrazado el relativismo absoluto y el laicismo y ateísmo galopantes; se ha desprendido de los valores humanos y espirituales; y, desechando la tradición, el amor y la paciencia, como antiguallas inservibles, se rige por la inhumanidad, la agresividad y el olvido.


Camilo Valverde Mudarra

Franky  
Lunes, 20 de Marzo 2006
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