El pasado día 1 de diciembre estaba yo en Bilbao por motivos de trabajo. Me hospedaba en el Hotel Ercilla, y tuve ocasión de presenciar la conferencia que allí dio el Sr. Vidal Quadras sobre el nuevo estatuto catalán. Alejo nos animaba a leer el Estatut, o cuando menos su preámbulo, para hacernos idea del potencial destructivo que allí se encierra para nuestro orden constitucional y para España.
La verdad es que no suelo seguir con asiduidad la escena política. Si decidí seguir su consejo no fue tanto por las razones expuestas como por la curiosidad suscitada en mí por los comentarios referentes al Valle de Arán, al cual, paradójicamente, los separatistas catalanes consideran una realidad nacional propia, diferenciada de Cataluña y España. No deja de extrañar que el texto del Estatut está salpicado de referencias a este coqueto rinconcito del Pirineo. Maragall y Carod Rovira se pasan la vida reivindicando los "paisos" o determinadas zonas limítrofes de la región aragonesa, pero manifiestan un respeto casi religioso por la Vall d'Aran, su Conselh y su legado cultural occitano, y lo que se plantean no es absorberlos, sino procurarles un status de independencia política poco menos que total ¿Por qué tanto interés en torno a esta cuestión?
Yo creo que este proyecto de crear una nueva nación de 9.000 habitantes va más allá de lo anecdótico. Arán es importante: si no lo fuera no se le dedicaría tanta atención en el texto del Estatut. Esta comarca catalana se encuentra en una situación estratégica privilegiada, del otro lado de los Pirineos, pero aun en territorio español. Tiene unos 500 kilómetros cuadrados de extensión, vive del turismo y en ella se encuentra situada la exclusiva estación de esquí de Baqueira-Beret. Su renta per cápita, según se dice, es de las más elevadas de
España.
Tal vez el verdadero propósito de los nacionalistas catalanes, disimulado en medio de la barahunda estatutaria, consiste en crear allí un paraíso fiscal, similar a Luxemburgo, Liechtenstein o esos municipios de condición jurídica excepcional situadas en la frontera entre Alemania y Austria. Piénsese en las oportunidades de lucro que se derivarían de un proyecto semejante, por ejemplo para las inmobiliarias (establecimiento de futuras oficinas y sedes bancarias).
La trifulca política en torno al Estatut, en el Congreso de los Diputados, en los medios, en las instituciones catalanas y estatales, lleva camino de convertirse en un esperpento. Dado el carácter rabiosamente anticonstitucional de gran parte de su articulado, denunciado por los propios especialistas en Derecho Constitucional del PSOE, seguramente no será aprobado, o en cualquier caso lo sería con drásticos recortes que lo desvirtuarían por completo, según el criterio de los independentistas catalanes.
Esto podría suponer la ruina del actual gobierno de Cataluña, si es que sus electores se animan a pasarles factura. Los medios censurarían la pérdida de tiempo, la desatención de otros problemas más urgentes como la educación, el paro, la deslocalización de empresas hacia Eslovaquia o el Extremo Oriente, etc. Sin embargo, como resultado de este proceso -digo, a modo de un premio de consolación ofrecido por Zapatero- tal vez se habrían logrado algunas concesiones, por ejemplo cambios sutiles en el estatus jurídico de Arán y su territorio, que en un primer momento pasarían desapercibidos, pero que con el tiempo permitirían establecer allí una zona privilegiada para el blanqueo
de los capitales generados en España durante el boom de la construcción, o dinero procedente del fraude fiscal, actividades ilícitas o atesoramientos realizados poco antes de la implantación del Euro.
Otro tema de gran interés es el siguiente: en la actualidad todo el mundo está pendiente de una posible tregua de ETA. Hace dos años que la organización terrorista dejó de asesinar, hecho que en medios nacionalistas y de izquierda se atribuye a la buena voluntad de la banda de cara a la finalización de eso que llaman "conflicto vasco". Es probable, sin embargo, que los dirigentes de la banda hayan decidido abandonar la lucha armada por motivos de interés personal. Durante todos estos años de secuestros, extorsión a empresarios y ayudas procedentes del fraude fiscal y a las instituciones vascas se habían ido acumulando algunos capitales que ahora estarían colocados bajo diversos testaferros.
La ilegalización de Batasuna por el gobierno de Aznar impide ahora que los etarras puedan moverse por Europa con la misma libertad que antes. Toda persona sospechosa (y sus cuentas bancarias) pueden ser investigados mediante una orden judicial.
Aunque el entramado financiero de la banda haya quedado destruido eso no significa la ruina total. Aun puede quedar algo de dinero, posiblemente varios miles de millones de las antiguas pesetas, que en la actualidad estarían camuflados bajo distintas formas de inversión (bienes inmuebles, acciones, fideicomisos, etc.). Sería interesante disponer de un domicilio con ventajas fiscales situado entre Francia y españa -pero fuera de la Unión Europea- para trasladar este "valor residual" de la lucha por la independencia. Al final no haría falta ni declarar la tregua: ETA seguría sin matar durante unos pocos años. Después, junto con sus últimos y avispados líderes, desaparecería de la noche a la mañana sin dejar el más mínimo rastro.
En mi opinión el Valle de Arán y su presencia en el Estatut como realidad nacional independiente constituyen un tema de gran interés que merecería la pena investigar. Tal vez algún fogoso republicano catalán de izquierdas, o un amiguete del MLNV, estén pensando en hacerse multimillonarios con toda esta farsa.
Darjeeling