Colaboraciones

EL EXPEDIENTE DISCIPLINARIO A ROSA





Nadie podía sospechar que se diera la democracia totalitaria. Nos llegan noticias que dirigentes y diputados del PSOE promueven la expulsión de Rosa Díez. Toda una panda de “demócratas” intentan que se le abra un expediente disciplinario en su alto Comité Federal. Están quemando esfuerzos en la elaboración de un documento sobre sus declaraciones públicas y actitudes críticas con la dirección del partido y con la política antiterrorista del Gobierno que incluye su presencia y colaboración en la última manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo.

R. Díez, eurodiputada vasca, ex consejera y, en su día, candidata a la secretaría general en el congreso del 2000, que mantiene intactas sus esencias socialistas y sus convicciones de solera, es atacada y lanzada a las tinieblas por petimetres del redil y de la obediencia. Pero, ¿quiénes se creen estos intrigantes torquemadas para amordazar y defenestrar a nadie, y mucho menos, a una militante de tan altos valores y categoría de solvencia largamente ejercida y de coherencia ampliamente demostrada?

Estos minúsculos inquisidores le achacan el gravísimo delito de haber manifestado su oposición a que se hagan concesiones políticas de cualquier tipo a la banda terrorista y reuniones públicas con la ilegalizada Batasuna y, sobre todo, pecado horrendo, haberse adherido, por la calle de Madrid, a la protesta de la AVT. En efecto, Rasa Díez, en carta abierta a Zapatero, publicada por la prensa, señalaba la insensibilidad y falta de pudor de gente del PSE respecto a las víctimas. Su estatura moral y su honradez personal admiradas y conectadas con el socialismo básico han aflorado siempre frente al chantaje de la banda y de los abertzales. Ella no ha callado, no ha guardado silencio ante la deriva peligrosa de sus compañeros, incapaces de serenar las aguas y buscar un imprescindible acuerdo nacional. Ello la avala para expresar su libre opinión y a hablar sin tenazas ni críticas domesticadas.

Quiere esto decir que el socialismo español impone y no pide, ordena, pero no ruega. No conoce la tolerancia, no habla, no escucha, no traga las discrepancias, manda y a obedecer, ¡Camarada! ¡No hay más que hacer! Eso es lo que aprendimos con Franco. ¿Qué cuentos chinos de democracias?


Camilo Valverde Mudarra

Franky  
Jueves, 6 de Julio 2006
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