Colaboraciones

EL COLAPSO DE OCCIDENTE





El que no tiene una razón para morir, no tiene ninguna razón para vivir.

Creí que la frase era de mi cosecha, pero como no hay nada nuevo bajo el sol, al menos un pastor evangélico argentino, la ha dicho antes.

La cuestión importante es que en esta sociedad occidental la gente no tiene muchas razones por las que dar su vida, de hecho cada vez hay más personas que no tienen ninguna. Y eso lleva a que tampoco tienen nada que les impulse a vivir, salvo la satisfacción del placer inmediato o la mera rutina de vivir cada día.

Esto no se había dado nunca, ahora, cuando lo tenemos todo para ser felices, resulta que no lo somos porque no encontramos sentido a nuestra existencia. Y la suma de tantas personas sin objetivos en la vida, conduce a una sociedad decadente y en vías de extinción. El caso paradigmático es Suecia.

Hemos crecido envidiando a los suecos, una sociedad libre, con alto nivel de renta y con prestaciones sociales inmejorables. Era la sociedad del bienestar perfecta. El único inconveniente es que hace mucho frío. Pero todos queríamos que España fuera como Suecia.

Pero ha bastado la crisis de los refugiados para poner de manifiesto que la sociedad sueca es un espejismo, que se desmorona por momentos.

Los suecos, en la cima de la sociedad perfecta, se dedicaron a no tener hijos y suplieron la falta de mano de obra con inmigrantes, como todos los países occidentales. Estos inmigrantes ante la falta de interés de los nativos han ido tomando el control de muchas zonas. Por otra parte, el desinterés de la población por todo lo que no sea satisfacer sus necesidades de buen vivir es total. Estimulados por la casta, cuya única misión es satisfacer esos caprichos y mantener la ingeniería social a toda costa.

Un ejemplo anecdótico fue ver a gran parte del gobierno sueco, formado casi en su totalidad por mujeres, lucir el velo en una visita que hicieron a Irán. Supongo que unos buenos negocios con los iraníes justifican renunciar a los principios, marxistas, por supuesto, pues en Suecia llevan practicando el marxismo cultural en forma de socialdemocracia desde hace mucho. Pero que a la vista de como se comportan parecen principios marxistas no de Carlos, sino de Groucho.

Pero la cuestión importante es que muchos barrios de la ciudades importantes son musulmanes y las leyes suecas no se aplican e incluso las autoridades ni siquiera entran. Y el número de barrios va en aumento. El poder de los musulmanes es tan grande, que se suspendió hace unos días un concierto porque las autoridades no podían garantizar la integridad de las mujeres.

Y todo esto ocurre ante la pasividad de la población nativa a la que parece no importar lo que ocurra a sus vecinos. O sí les importa, pero supondría enfrentarse con otros, con el riesgo de perder la vida. Al mismo tiempo el número de suicidios y la falta de hijos va en aumento.

Dado el desinterés de la gente y el descenso de población, en unos años Suecia será un país musulmán, donde imperará el integrismo. Los suecos se habrán suicidado como pueblo. Y el resto de Occidente seguirá su camino muy pronto. Y eso se producirá conforme la gente decida que no hay nada por la que arriesgar la vida, cosa que ya se está viendo en España, por ejemplo.


vanlop

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Sábado, 15 de Julio 2017
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