Colaboraciones

EL CARDENAL BERTONE





Este ZP que, saliendo de puntillas, desairó al Papa Benedicto XVI en Valencia, ahora, sin arrepentimiento, por simples motivos políticos y electorales, lo invita a visitar España. Mediante la rosada Vicepresidenta ha garantizado al Vaticano que no habrá modificación de los acuerdos Iglesia-Estado; pero, recalcitrante, no cede en su criminal postura ante el aborto ni cede en su obcecada implantación de la mal llamada asignatura de Educación para la Ciudadanía.

La diplomacia vaticana, la más experta y antigua del mundo, aun en su talante sonriente y piropeante, no ha cedido un ápice de su calculado manejo protocolario ni olvidado sus premeditados objetivos; está claro que, so pretexto de pronunciar una conferencia, el Secretario de Estado de la Santa Sede intenta restablecer las relaciones políticas con España, que hasta el momento se han visto sumamente resquebrajadas. Es bien sabido que en esta vieja nación, no es nueva la confrontación religiosa; se sigue palpando en la sociedad española la realidad dual, la vigencia de una cara tradicional, católica y conservadora y otra radical, laico-atea y extremista-anárquica; el mismo partido socialista muestra en su seno tal dualidad, no presenta un pensamiento único en materia religiosa, unos se tildan de cristianos y otros profesan el relativismo moral, adobado de laicismo.

Hace ya tiempo, que el Papa, en cada ocasión, viene exhortando a la Iglesia Española a relajar y reanimar las relaciones con el Gobierno Socialista, de ahí que se viera menos politización en la Misa de la Familia en la Plaza de Colón y Francisco Vázquez, embajador ante al Santa Sede, se haya esforzado por suscitar y aunar conversaciones y encuentros de dignatarios vaticanos y representantes españoles, con más ahínco de lo que se puede sospechar de un gobierno laico y radical.

La visita de Bertone no ha servido a ZP, en sus ansias electoralistas, de exorcismo contra Rouco ni de absolución de su obsesiva aversión al cristianismo, como tampoco ha logrado mitigar, con el Santo Óleo, ese su furibundo radicalismo anticatólico, por el contrario, se reafirma en sus planes: aumenta el aborto, añade la eutanasia, suprime la Religión en los colegios y pone, en su lugar y obligatorio, el adoctrinamiento ateo de EpC. “No ha habido renuncias de nadie a nada”, dice.

Los entusiasmos de este Gobierno con Bertone, aderezados de agasajos y zalamerías de modo exagerado y forma burda, nos causan gran extrañeza, máxime, cuando andan a zarpazos con los obispos y su Conferencia; algo buscan; quieren mostrar que ellos son los buenos, que se rozan con el Papa y hasta hablan con el mismo Yahvé, si es que hay que salvar y animar el voto católico y de camino amordazar la voz de la COPE, para que suene sólo la de su Gabilondo y la del grupo “risa” con Cebrián.

Antes de marcharse, el Cardenal dijo que los Derechos Humanos, en cuya raíz late el influjo de teólogos y juristas de la Escuela de Salamanca, están por encima de la política y de la nación; no puede haber un orden social justo, si no se respetan los derechos y la dignidad natural de cada hombre en todo el trayecto de su vida; así como, el derecho de la familia a ser protegida y el de elegir la educación apropiada para sus hijos de acuerdo con sus ideas y sus convicciones religiosas.



C. Mudarra



   
Miércoles, 11 de Febrero 2009
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