Es gravísimo que en una democracia se produzcan los arrestos de dos militantes de un partido, que el Juez califica de “arbitrarios y abusivos. También tenía que venir con el hombre del “talante y la sonrisa” el primer caso de detención política que pone en un brete a su Gobierno.
Han sido condenados tres policías a trece años por detención ilegal, coacción y falsedad; según la sentencia, los agentes pusieron en “tela de juicio el pluralismo político”, lo que ha provocado la inmediata dimisión del Delegado C. Méndez por “mis convicciones democráticas, dice, aunque no comparto el fallo”. Y, decimos nosotros, esas tan encumbradas convicciones lucen sólo en este hombre, figura menor, que, víctima propiciatoria, han lanzado a la arena del circo. ¿Los otros, los verdaderos responsables de la misma causa, no son impulsados a saltar también al ruedo de la dimisión? No son los policías quienes han de ser condenados, que no hacen más que acatar órdenes, salvo los corruptos; son los políticos que las dieron los que deben dar la cara, exculpar a los agentes y dimitir con honradez y sin dilación. Aquí, la democracia tirita famélica; coaccionar a criaturas de la oposición y tergiversar los hechos en documentos públicos, para validar la tropelía es actuación de las dictaduras que emplean las fuerzas policiales en su servicio y nunca a favor y protección del ciudadano.
Este hombrecete con su talante se dedica a arrinconar y descalificar al PP, y ¡pardiez que lo consigue con la fiel ayuda de los Medios que le tapan sumisos e incondicionales! En el arte de confundir son maestros. A Bono, según sus guardaespaldas y testigos, y como ha probado el propio Juez, nadie le golpeó, hubo voceo y jolgorio, no agresiones. Y las detenciones se produjeron al día siguiente, en frío y con tiempo para pensar la maniobra. El magistrado expresa que las detenciones, además de indebidas e ilegales, resultan de “complacencia”, carácter que vulnera el Estado de Derecho, viola la libertad e igualdad de la ciudadanía y deteriora el campo de la Justicia.
Camilo Valverde Mudarra
Han sido condenados tres policías a trece años por detención ilegal, coacción y falsedad; según la sentencia, los agentes pusieron en “tela de juicio el pluralismo político”, lo que ha provocado la inmediata dimisión del Delegado C. Méndez por “mis convicciones democráticas, dice, aunque no comparto el fallo”. Y, decimos nosotros, esas tan encumbradas convicciones lucen sólo en este hombre, figura menor, que, víctima propiciatoria, han lanzado a la arena del circo. ¿Los otros, los verdaderos responsables de la misma causa, no son impulsados a saltar también al ruedo de la dimisión? No son los policías quienes han de ser condenados, que no hacen más que acatar órdenes, salvo los corruptos; son los políticos que las dieron los que deben dar la cara, exculpar a los agentes y dimitir con honradez y sin dilación. Aquí, la democracia tirita famélica; coaccionar a criaturas de la oposición y tergiversar los hechos en documentos públicos, para validar la tropelía es actuación de las dictaduras que emplean las fuerzas policiales en su servicio y nunca a favor y protección del ciudadano.
Este hombrecete con su talante se dedica a arrinconar y descalificar al PP, y ¡pardiez que lo consigue con la fiel ayuda de los Medios que le tapan sumisos e incondicionales! En el arte de confundir son maestros. A Bono, según sus guardaespaldas y testigos, y como ha probado el propio Juez, nadie le golpeó, hubo voceo y jolgorio, no agresiones. Y las detenciones se produjeron al día siguiente, en frío y con tiempo para pensar la maniobra. El magistrado expresa que las detenciones, además de indebidas e ilegales, resultan de “complacencia”, carácter que vulnera el Estado de Derecho, viola la libertad e igualdad de la ciudadanía y deteriora el campo de la Justicia.
Camilo Valverde Mudarra