Información y Opinión

Dos izquierdas compiten en América Latina





Dos izquierdas pugnan por la hegemonía en América Latina, la bolivariana, antinorteamericana, populista y antidemocrática, representada por Hugo Chavez, Evo Morales, Daniel Ortega y otros, todos ellos amparados por el moribundo Fidel Castro, y la socialdemócrata, capaz de dialogar con los Estados Unidos y aferrada a la democracia como ideología irrenunciable, representada por Chile, Brasil, México y otros países.

Detrás de los enfrentamientos e incidentes ocurridos en la cumbre iberoamericana de Santiago de Chile está esa división latinoamericana en dos bandos, con una España que proyecta confusión y que, bajo el gobierno de Zapatero, parece inclinarse por los gorilas, sin asumir el papel de baluarte democrático que le corresponde como miembro de la Unión Europea y como democracia occidental.

Es probable que después de la trifulca de Santiago, España rectifique, admita que el bolivariano Chávez y sus secuaces no son de fiar y se decida a reforzar su alianza con los demócratas latinoamericanos.

La principal fuerza del pensamiento bolivariano radica en que la democracia está desprestigiada como sistema en América Latina, después de los abusos y corrupciones de dirigentes aparentemente democráticos en muchos de los países. Gente tan corrupta y falsamente demócrata como Carlos Andrés Pérez y otros muchos, que han dominado la política latinoamericana durante décadas dignas de olvido, son los verdaderos creadores de Hugo Chávez y del populismo gorilero.

Pero, salvo el desprestigio de la democracia y el dinero procedente del petróleo, los gorilas populistas no tienen otro argumento que esgrimir. Su "padrino", el dictador Castro, es todo un símbolo del fracaso económico y humano como dirigente de un pueblo que, si no fuera sujetado y reprimido por cientos de miles de soldados y policias, emigraría en masa de una isla desigual e injusta donde sólo viven bien los cuadros del partido y los altos cargos del régimen.

La fuerza de la otra izquierda radica en su fe democrática y en su voluntad de construir una democracia auténtica y libre de corruptelas y abusos. La democracia, cuando es auténtica, es el sistema más noble y digno creado por el hombre para convivir en libertad y armonía. Pero se trata de un sistema que debe ser respetado para que surta efecto y que, cuando es violado por la partitocracia, que tiende a transformarlo en una sucia y deleznable oligocracia, se convierte en una fuente de desprestigio, de crispación y de desencanto ciudadano que conduce a la revuelta y al totalitarismo.

La otra gran cancha donde se desarrolla la batalla por el futuro de América Latina es la relación con los Estados Unidos, odiados por unos y queridos por otros, con un pasado de intervenciones e interferencias más que discutibles, pero cuya potencia y fuerza económica pesa como una losa de plomo sobre todo el continente.

El antiamericanismo vende, sobre todo en las masas incultas, pero tiene poco sentido en un continente que no podrá avanzar, prosperar y liberarse sin la ayuda de países democráticos como Estados Unidos y otros que hoy forman parte de la Unión Europea.

Se acercan tiempos de radicalismo en Latinoamérica, tiempos políticos que van a exigir definiciones claras y alineamientos evidentes. El frente gorilero va a alimentar el odio hacia Estados Unidos y va a intentar convertir a España en la otra "bestia negra" del continente. Con las divisas que produce el petroleo, que indignamente Chávez regala a sus aliados, sustrayéndolas a su necesitado pueblo, los gorilas serán cada día más activos y agresivos, lo que obligará al otro bando a ser más demócrata y a unirse para ser más fuertes.

Que nadie se engañe ni se deje atemorizar por el dinero venezolano porque el petroleo se agotará y terminará venciendo la verdadera democracia, si es adoptada por los pueblos americanos y sus dirigentes son capaces de crear espacios de convivencia y libertad para que sus ciudadanos sean más libres, felices y prósperos.

La verdad terminará reluciendo y dejará claro que el gorila político es un primate parecido al hombre, pero sin la dignidad ni la grandeza de los humanos.


   
Viernes, 23 de Noviembre 2007
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