Nuestros insensatos dirigentes están consiguiendo partir España
Ellos (los totalitarios) se quedarían con su multiculturalidad, su feminismo radical y subvencionado, su LGBT, sus abortos, su estado laico, su fascinación por el Islam, su odio a Dios y al catolicismo, su federalismo, sus nacionalismos independentistas, sus impuestos abusivos, sus subvenciones trucadas, sus medios de comunicación comprados y sometidos, su clientelismo, su nepotismo, su corrupción endémica y su Estado hipertrofiado, lleno de enchufados con carné de partido y sueldo público.
Nosotros (los demócratas) nos quedaríamos con la tarea difícil de reforzar la unidad, recuperar la ilusión y los valores e instaurar una verdadera democracia, donde las libertades, los derechos y la ciudadanía tengan el peso que les corresponde en ese sistema, con medios de comunicación libres y mucha libertad y facilidades para crear empresas, empleo y riqueza, impuestos bajos y respeto a la individualidad, con un Estado mínimo que intervenga sólo cuando sea necesario, con leyes justas y asumidas por todos, poderes básicos del Estado separados y una educación basada en la libertad, el esfuerzo y el respeto mutuo.
Os garantizo que en menos de diez años, los esclavos, hartos de su Estado avasallador, de la pobreza y de la tristeza reinantes en "su" España roja, piden la reincorporación a la España próspera de las libertades. Pero el Estado no les permitirá huir porque, como otros países comunistas hicieron en el pasado, habrán construido un muro (como el que existió en Berlín) para evitar la fuga de los ciudadanos indignados y cansados de esclavitud.
Nosotros seremos libres y prósperos, pero ellos nos llamarán fachas. Nosotros nos quedaremos en nuestra España de siempre renovada, ahora sin sinvergüenzas, ineptos y tiranos en el timón, libres de progres, de separatistas, de mentiras y de envidias y rencores, unidos en torno a objetivos, metas e ilusiones comunes, con respeto a nuestra bandera, instituciones y símbolos, construyendo juntos nuestro futuro, mientras ellos tendrán ese Estado absoluto, poderoso e invencible que sueñan.
Este artículo es sólo un breve y fugaz ejercicio de imaginación y prospectiva, pero sirve al menos para vislumbrar hacia donde nos llevan nuestros políticos insensatos, el futuro amenazador que se acerca y que, si no ponemos remedios drásticos a tiempo, pronto sólo nos quedarán dos opciones reales: la mutua destrucción o la separación.
Francisco Rubiales
Nosotros (los demócratas) nos quedaríamos con la tarea difícil de reforzar la unidad, recuperar la ilusión y los valores e instaurar una verdadera democracia, donde las libertades, los derechos y la ciudadanía tengan el peso que les corresponde en ese sistema, con medios de comunicación libres y mucha libertad y facilidades para crear empresas, empleo y riqueza, impuestos bajos y respeto a la individualidad, con un Estado mínimo que intervenga sólo cuando sea necesario, con leyes justas y asumidas por todos, poderes básicos del Estado separados y una educación basada en la libertad, el esfuerzo y el respeto mutuo.
Os garantizo que en menos de diez años, los esclavos, hartos de su Estado avasallador, de la pobreza y de la tristeza reinantes en "su" España roja, piden la reincorporación a la España próspera de las libertades. Pero el Estado no les permitirá huir porque, como otros países comunistas hicieron en el pasado, habrán construido un muro (como el que existió en Berlín) para evitar la fuga de los ciudadanos indignados y cansados de esclavitud.
Nosotros seremos libres y prósperos, pero ellos nos llamarán fachas. Nosotros nos quedaremos en nuestra España de siempre renovada, ahora sin sinvergüenzas, ineptos y tiranos en el timón, libres de progres, de separatistas, de mentiras y de envidias y rencores, unidos en torno a objetivos, metas e ilusiones comunes, con respeto a nuestra bandera, instituciones y símbolos, construyendo juntos nuestro futuro, mientras ellos tendrán ese Estado absoluto, poderoso e invencible que sueñan.
Este artículo es sólo un breve y fugaz ejercicio de imaginación y prospectiva, pero sirve al menos para vislumbrar hacia donde nos llevan nuestros políticos insensatos, el futuro amenazador que se acerca y que, si no ponemos remedios drásticos a tiempo, pronto sólo nos quedarán dos opciones reales: la mutua destrucción o la separación.
Francisco Rubiales