Aunque Gerardo Díaz Ferrán, dueño de la quebrada Air Comet y presidente de la patronal CEOE, ha dicho que no se va a marchar de la patronal "mientras cuente con el apoyo de mis compañeros", es evidente que debe dimitir por muchas razones, sobre todo por dos de gran importancia: la primera para demostrar que su solvencia y vergüenza moral es superior a la de los políticos españoles, que jamás dimiten; la segunda es que no es tolerable en democracia que un empresario fracasado sea el líder de todos los empresarios del país.
Pero, si finalmente dimitiera Díaz Ferrán, deberían dimitir también los líderes de los sindicatos UGT y Comisiones Obreras, cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, respectivamente, por las mismas razones, porque son dos fracasados sin apoyo ni siquiera entre los suyos y porque bajo su mandato los dos grandes sindicatos españoles han demostrado su servilismo ante el gobierno, han perdido todo su prestigio y son hoy objeto de burla y de desprecio ciudadano.
España, que es víctima del mal gobierno y que, bajo el mandato de Zapatero se dirige hacia la pobreza y hacia el fracaso como nación, cuenta también, para colmo de males, con pésimos líderes al frente de la patronal y de los grandes sindicatos.
Después del fracaso de la vergonzosa manifestación sindical de Madrid, convocada contra los empresarios, que son los únicos creadores de empleo y riqueza en España, porque no se atreven a manifestarse contra el gobierno que los enriquece y colma de privilegios, que es el verdadero culpable del drama laboral y económico de España, UGT y Comisiones, después de haber constatado ante la opinión pública su servilismo y cobardía, se han convertido en instituciones casi tan despreciadas y desprestigiadas ante la ciudadanía como la SGAE.
Aunque haya sido ratificado por sus compañeros, el deber moral y democrático de Díaz Ferrán es dimitir, no sólo por las dos razones antes expuestas, sino porque si no lo hace, será un fantoche demasiado débil y desprestigiados para negociar con fuerza y plantar cara a un gobierno que necesita sentir en sus carnes el rechazo y las justas reivindicaciones de ese mismo empresariado al que Zapatero está conduciendo hacia la ruina.
Pero, si finalmente dimitiera Díaz Ferrán, deberían dimitir también los líderes de los sindicatos UGT y Comisiones Obreras, cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, respectivamente, por las mismas razones, porque son dos fracasados sin apoyo ni siquiera entre los suyos y porque bajo su mandato los dos grandes sindicatos españoles han demostrado su servilismo ante el gobierno, han perdido todo su prestigio y son hoy objeto de burla y de desprecio ciudadano.
España, que es víctima del mal gobierno y que, bajo el mandato de Zapatero se dirige hacia la pobreza y hacia el fracaso como nación, cuenta también, para colmo de males, con pésimos líderes al frente de la patronal y de los grandes sindicatos.
Después del fracaso de la vergonzosa manifestación sindical de Madrid, convocada contra los empresarios, que son los únicos creadores de empleo y riqueza en España, porque no se atreven a manifestarse contra el gobierno que los enriquece y colma de privilegios, que es el verdadero culpable del drama laboral y económico de España, UGT y Comisiones, después de haber constatado ante la opinión pública su servilismo y cobardía, se han convertido en instituciones casi tan despreciadas y desprestigiadas ante la ciudadanía como la SGAE.
Aunque haya sido ratificado por sus compañeros, el deber moral y democrático de Díaz Ferrán es dimitir, no sólo por las dos razones antes expuestas, sino porque si no lo hace, será un fantoche demasiado débil y desprestigiados para negociar con fuerza y plantar cara a un gobierno que necesita sentir en sus carnes el rechazo y las justas reivindicaciones de ese mismo empresariado al que Zapatero está conduciendo hacia la ruina.