Quizás el mayor fracaso de los políticos españoles no sea la corrupción generalizada, ni la desigualdad, ni la sensación de injusticia que reina en el país, sino la profunda desconfianza hacia el poder y la clase política, a la que ya no se cree cuando emite versiones u opiniones, un drama que deteriora profundamente la convivencia y que revela la escasez de un valor que en democracia es vital: la confianza de los ciudadanos en sus dirigentes y en sus instituciones.
Algunos se extrañan ante la inflación de sospechas y teorías conspirativas que inundan hoy la vida de los españoles, pero se trata de algo lógico, de la consecuencia natural de la desconfianza de los ciudadanos en el sistema y en la clase política española, que quizás ha abusado durante décadas de los silencios inexplicables, los engaños, las mentiras y las promesas incumplidas.
Es más que probable que la muerte del fiscal general en Buenos Aires, victima de una septicemia producida por una infección renal aguda, haya sido natural, como también fue natural, probablemente, la inesperada muerte del banquero Emilio Botín, pero muchos españoles, alentados por miles de noticias y rumores que circulan por las redes sociales y medios digitales, repetidos en las reuniones de amigos y cónclaves familiares, sospechan de que detrás de esas muertes hayan existido asesinatos ocultos.
Pero las sospechas y el crédito de las noticias dudosas y falsas invade otros muchos campos: que los dos cazas españoles que se estrellaron en los días más álgidos del conflicto catalán fueron derribados, que Israel está apoyando la rebelión de los catalanes, que se quiere comprar con dinero abundante a los independentistas, que existen pactos secretos para que Cataluña sea independiente, etc., etc..
Preocupado por estos fenómenos y por los presuntos ataques contra España con falsas noticias elaboradas en laboratorios extranjeros, contacté ayer con una de mis mejores fuentes, muy próxima a las cloacas del Estado, para preguntarle, en términos lo más académicos y serios posibles, sobre la verdad sobre los ataques rusos y venezolanos contra España, sobre las dos muertes mencionadas y para que me comentara las razones de que Internet esté lleno de teorías conspiratorias inquietantes, que defienden que esos dos personajes fueron en realidad asesinados.
Su respuesta fue que esas muertes han sido perfectamente naturales, pero que el gobierno español y la clase dirigente en general (el llamado stablishment) están seriamente preocupados por la oleada de teorías conspiratorias que invade la red, porque refleja que una parte importante de la sociedad española ha perdido la confianza en el liderazgo político y en las instituciones, lo que constituye un gravísimo problema para España y para una democracia que, sin una base sólida de confianza ciudadana, no puede funcionar.
Agregó que los ataques de piratas informáticos y de servicios internacionales interesados en desestabilizar España con noticias falsas, rumores inquietantes y opiniones interesadas, muchas de ellas sobre el independentismo catalán y sobre otras tesis que siembran inquietud, existen en realidad, pero lo grave es que están encontrando en España un terreno especialmente abonado porque muchos ciudadanos ya no creen en los políticos.
Su teoría, que comparten los expertos y estrategas del poder al servicio del gobierno y las instituciones, es que lo grave es que los españoles sean permeables y receptivos a esas teorías, casi siempre falsas, lo que causa un grave deterioro a la convivencia y al sistema.
"Nos encontramos con lo que constituye la esencia de la guerra moderna avanzada, que consiste en desestabilizar un país, su convivencia ciudadana, su economía y su gobierno por medio de la desconfianza, la sospecha y la rabia que genera el sentirse engañados por los que mandan.
Las tesis de mi fuente son compartidas por mi al cien por cien. El deterioro de la clase política española y del liderazgo son tan profundos y se han extendido tanto que han convertido a la sociedad española en una de las mejor abonadas del mundo para que las mentiras, las falsas teorías y todo ese mundo siniestro que se mueve en torno a las "fake news" cause estragos.
Es imposible negar que muchos ciudadanos se sienten confundidos ante la falta de confianza en la autoridad y que ante la invasión de noticias y versiones sin garantías, muchas de ellas contradictorias y casi todas falsas, la gente se siente desamparada y con rabia porque es incapaz de distinguir que es verdad y que es mentira.
El hecho de que cada día sean más los españoles que creen que los políticos mienten siempre y que las versiones oficiales nunca son fiables es de una gravedad insoportable porque la democracia es un sistema basado en la confianza depositada por los ciudadanos en sus dirigentes elegidos y en las instituciones del Estado, sin la cual la democracia deja de existir y la gobernanza se convierte en un drama.
Francisco Rubiales
Algunos se extrañan ante la inflación de sospechas y teorías conspirativas que inundan hoy la vida de los españoles, pero se trata de algo lógico, de la consecuencia natural de la desconfianza de los ciudadanos en el sistema y en la clase política española, que quizás ha abusado durante décadas de los silencios inexplicables, los engaños, las mentiras y las promesas incumplidas.
Es más que probable que la muerte del fiscal general en Buenos Aires, victima de una septicemia producida por una infección renal aguda, haya sido natural, como también fue natural, probablemente, la inesperada muerte del banquero Emilio Botín, pero muchos españoles, alentados por miles de noticias y rumores que circulan por las redes sociales y medios digitales, repetidos en las reuniones de amigos y cónclaves familiares, sospechan de que detrás de esas muertes hayan existido asesinatos ocultos.
Pero las sospechas y el crédito de las noticias dudosas y falsas invade otros muchos campos: que los dos cazas españoles que se estrellaron en los días más álgidos del conflicto catalán fueron derribados, que Israel está apoyando la rebelión de los catalanes, que se quiere comprar con dinero abundante a los independentistas, que existen pactos secretos para que Cataluña sea independiente, etc., etc..
Preocupado por estos fenómenos y por los presuntos ataques contra España con falsas noticias elaboradas en laboratorios extranjeros, contacté ayer con una de mis mejores fuentes, muy próxima a las cloacas del Estado, para preguntarle, en términos lo más académicos y serios posibles, sobre la verdad sobre los ataques rusos y venezolanos contra España, sobre las dos muertes mencionadas y para que me comentara las razones de que Internet esté lleno de teorías conspiratorias inquietantes, que defienden que esos dos personajes fueron en realidad asesinados.
Su respuesta fue que esas muertes han sido perfectamente naturales, pero que el gobierno español y la clase dirigente en general (el llamado stablishment) están seriamente preocupados por la oleada de teorías conspiratorias que invade la red, porque refleja que una parte importante de la sociedad española ha perdido la confianza en el liderazgo político y en las instituciones, lo que constituye un gravísimo problema para España y para una democracia que, sin una base sólida de confianza ciudadana, no puede funcionar.
Agregó que los ataques de piratas informáticos y de servicios internacionales interesados en desestabilizar España con noticias falsas, rumores inquietantes y opiniones interesadas, muchas de ellas sobre el independentismo catalán y sobre otras tesis que siembran inquietud, existen en realidad, pero lo grave es que están encontrando en España un terreno especialmente abonado porque muchos ciudadanos ya no creen en los políticos.
Su teoría, que comparten los expertos y estrategas del poder al servicio del gobierno y las instituciones, es que lo grave es que los españoles sean permeables y receptivos a esas teorías, casi siempre falsas, lo que causa un grave deterioro a la convivencia y al sistema.
"Nos encontramos con lo que constituye la esencia de la guerra moderna avanzada, que consiste en desestabilizar un país, su convivencia ciudadana, su economía y su gobierno por medio de la desconfianza, la sospecha y la rabia que genera el sentirse engañados por los que mandan.
Las tesis de mi fuente son compartidas por mi al cien por cien. El deterioro de la clase política española y del liderazgo son tan profundos y se han extendido tanto que han convertido a la sociedad española en una de las mejor abonadas del mundo para que las mentiras, las falsas teorías y todo ese mundo siniestro que se mueve en torno a las "fake news" cause estragos.
Es imposible negar que muchos ciudadanos se sienten confundidos ante la falta de confianza en la autoridad y que ante la invasión de noticias y versiones sin garantías, muchas de ellas contradictorias y casi todas falsas, la gente se siente desamparada y con rabia porque es incapaz de distinguir que es verdad y que es mentira.
El hecho de que cada día sean más los españoles que creen que los políticos mienten siempre y que las versiones oficiales nunca son fiables es de una gravedad insoportable porque la democracia es un sistema basado en la confianza depositada por los ciudadanos en sus dirigentes elegidos y en las instituciones del Estado, sin la cual la democracia deja de existir y la gobernanza se convierte en un drama.
Francisco Rubiales