Una de las imágenes sobre el odio político que circulan por las redes
Cuando un español afirma “nunca votaré a la derecha” o "jamás votaré a la izquierda” demuestra que es un imbécil al que los políticos le han lavado el cerebro. En lugar de esas mamarrachadas debería decir “nunca votaré a las malas personas” o “jamas votaré a un corrupto”.
Se trata de divisiones artificiales y falsas, alimentadas por los políticos, que nada tienen que ver con la realidad. De hecho, el PSOE ha sido durante mucho tiempo el partido favorito de los banqueros españoles y la derecha española, a lo largo de la Historia, ha promovido tanto o más medidas y avances sociales que la izquierda, entre ellas el voto de la mujer.
Es más importante la diferencia culto-inculto o religioso- ateo que la de derecha-izquierda. Hay muchas diferencias más trascendentes entre los humanos, como valiente-cobarde, listo-torpe y decente-indecente.
Además, la diferencia entre izquierdas y derechas es una auténtica mentira porque hay partidos y gobiernos de derechas que practican políticas de izquierda y agrupaciones de izquierdas que gobiernan como la derecha.
En teoría, la izquierda prefiere la igualdad y un Estado fuerte, mientras que la derecha prefiere la libertad y un Estado más débil, pero Rajoy, por ejemplo, fue un defensor a ultranza del Estado fuerte e intervencionista, a pesar de ser un teórico derechista. Dicen que la derecha baja los impuestos y las izquierdas los sube, pero en Portugal la izquierdo los ha bajado y el derechista Rajoy, en España, los subió hasta la estratosfera. El mundo entero está plagado de ejemplos que demuestran que la división izquierda-derecha es una farsa que sólo interesa a los políticos y que quiere ocultar las verdaderas y vergonzosas divisiones del mundo, como las de pobres y ricos, hambrientos y satisfechos y libres y esclavos.
El enfrentamiento entre derechas e izquierdas se agudiza cuando se extiende a los extremos. La extrema derecha y la extrema izquierda pretenden alejar todavía más a unos de otros y enconar la lucha que evita que los pueblos se unan frente a lo que sí es el verdadero enemigo común: el abuso de poder, la corrupción y el mal gobierno.
España es el país de Europa, junto con Ucrania, que está prácticamente en guerra, donde los enfrentamientos políticos son más enconados y artificiales, alimentados insensatamente por partidos políticos privados de valores y decencia.
Unos y otros estimulan el engaño y la trampa para ganar votos y poder, sin importarles el peligro que conlleva dividir a la ciudadanía y enfrentar a unos contra otros. Fue precisamente ese juego, llevado al extremo, el que provocó la guerra civil de 1936, un desastre que los actuales políticos españoles, llenos de inmoralidad y desvergüenza, parecen haber olvidado.
Francisco Rubiales
Se trata de divisiones artificiales y falsas, alimentadas por los políticos, que nada tienen que ver con la realidad. De hecho, el PSOE ha sido durante mucho tiempo el partido favorito de los banqueros españoles y la derecha española, a lo largo de la Historia, ha promovido tanto o más medidas y avances sociales que la izquierda, entre ellas el voto de la mujer.
Es más importante la diferencia culto-inculto o religioso- ateo que la de derecha-izquierda. Hay muchas diferencias más trascendentes entre los humanos, como valiente-cobarde, listo-torpe y decente-indecente.
Además, la diferencia entre izquierdas y derechas es una auténtica mentira porque hay partidos y gobiernos de derechas que practican políticas de izquierda y agrupaciones de izquierdas que gobiernan como la derecha.
En teoría, la izquierda prefiere la igualdad y un Estado fuerte, mientras que la derecha prefiere la libertad y un Estado más débil, pero Rajoy, por ejemplo, fue un defensor a ultranza del Estado fuerte e intervencionista, a pesar de ser un teórico derechista. Dicen que la derecha baja los impuestos y las izquierdas los sube, pero en Portugal la izquierdo los ha bajado y el derechista Rajoy, en España, los subió hasta la estratosfera. El mundo entero está plagado de ejemplos que demuestran que la división izquierda-derecha es una farsa que sólo interesa a los políticos y que quiere ocultar las verdaderas y vergonzosas divisiones del mundo, como las de pobres y ricos, hambrientos y satisfechos y libres y esclavos.
El enfrentamiento entre derechas e izquierdas se agudiza cuando se extiende a los extremos. La extrema derecha y la extrema izquierda pretenden alejar todavía más a unos de otros y enconar la lucha que evita que los pueblos se unan frente a lo que sí es el verdadero enemigo común: el abuso de poder, la corrupción y el mal gobierno.
España es el país de Europa, junto con Ucrania, que está prácticamente en guerra, donde los enfrentamientos políticos son más enconados y artificiales, alimentados insensatamente por partidos políticos privados de valores y decencia.
Unos y otros estimulan el engaño y la trampa para ganar votos y poder, sin importarles el peligro que conlleva dividir a la ciudadanía y enfrentar a unos contra otros. Fue precisamente ese juego, llevado al extremo, el que provocó la guerra civil de 1936, un desastre que los actuales políticos españoles, llenos de inmoralidad y desvergüenza, parecen haber olvidado.
Francisco Rubiales