"El Confidencias" publica un episodio más que refleja el carácter autoritario y nada democrático de la vicepresidenta del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, cuyas sonrisas y trajes de alta costura, según algunos de sus colaboradores, apenas disimulan su talante dictatorial.
Afirma el diario que "María Teresa Fernández de la Vega presionó a la ya ex directora del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), Belén Barreiro, para que alterase sustancialmente el trabajo de campo del último barómetro de intención de voto con la finalidad de favorecer a José Luis Rodríguez Zapatero. Barreiro se negó a cumplir la orden de la vicepresidenta y el Consejo de Ministros la destituyó fulminantemente el pasado viernes, según han revelado a El Confidencial fuentes gubernamentales solventes."
Y agrega que "El cese de Barreiro no se produjo de mutuo acuerdo, como aseguró el Gobierno, sino tras un "grave encontronazo" entre ambas, a mediados del pasado mes de junio, provocado por la decisión de De la Vega de modificar "a su capricho" la metodología de trabajo del CIS para tratar de que Zapatero no saliese tan mal parado en el último sondeo, añaden esas fuentes."
Algunos colaboradores de la "vice" la definen como un perro de presa y reconocen que le temen como a una "vara verde" porque no admite obstáculos cuando define una meta, incluso si el objetivo es de dudosa ortodoxia democrática, ni perdona que le lleven la contraria, ni soporta otras razones que no sean las suyas. La definen como una "dama de hierro", dura y politizada hasta el extremo. También dicen que oculta sus verdaderos sentimientos e ideas tan eficazmente que nadie sabe, ni siquiera dentro del Consejo de Ministros, lo que realmente piensa.
Según el periódico citado, "La vicepresidenta primera no toleró esa insubordinación -el CIS está adscrito al Ministerio de la Presidencia que ella misma dirige-, y el Consejo de Ministros, a propuesta de De la Vega, acordó su destitución el pasado viernes, pese a la frontal oposición de varios miembros del Gobierno, y su relevo por el catedrático de Sociología Ramón Ramos."
La información continúa así:
De la Vega ordenó a Barreiro, con la que ya se había enfrentado en diversas ocasiones desde que ésta llegó al cargo en mayo de 2008, que el trabajo de campo del barómetro de julio -2.472 entrevistas personales a domicilio en 239 municipios de 48 provincias- se realizase después del último debate sobre el estado de la nación, celebrado en el Congreso los pasados 14 y 15 de julio, en lugar de en la primera semana del mes, como hace siempre el CIS.
La intención de la vicepresidenta, según las fuentes consultadas, era que el sondeo reflejase el impacto positivo en los encuestados del cara a cara parlamentario entre Zapatero y Mariano Rajoy, un enfrentamiento que siempre se había saldado con el triunfo del presidente del Gobierno desde que éste llegó a La Moncloa. Esta vez, sin embargo, se impuso el líder del PP, aunque por una mínima diferencia.
Barreiro, doctora en Ciencias Políticas y asesora en el Departamento de Análisis y Estudios de la Presidencia del Gobierno durante el primer mandato de Zapatero, rechazó la injerencia de De la Vega y, en un primer momento, se resistió a modificar la metodología de trabajo. La vicepresidenta y ministra de la Presidencia, sin embargo, redobló sus presiones sobre Barreiro y ésta, finalmente, se doblegó ante su superior jerárquica. "Pero lo hizo en contra de su criterio profesional", aseguran las fuentes consultadas. Finalmente, el trabajo de campo se realizó entre el 15 y el 22 de julio, como pretendía De la Vega.
La imposición de ésta para alterar las fechas del trabajo de campo no sirvió de nada. El barómetro de julio dio al PP una ventaja de más de seis puntos sobre el PSOE en intención de voto, y la valoración de Zapatero se desplomó hasta 3,48 puntos -sobre un máximo de 10-, frente a los 3,71 del anterior sondeo. "Barreiro era un cargo técnico, no político, y siempre aplicó un criterio profesional y uniforme para elaborar los sondeos, hasta que De la Vega se hartó de ella", añaden las mismas fuentes.
Afirma el diario que "María Teresa Fernández de la Vega presionó a la ya ex directora del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), Belén Barreiro, para que alterase sustancialmente el trabajo de campo del último barómetro de intención de voto con la finalidad de favorecer a José Luis Rodríguez Zapatero. Barreiro se negó a cumplir la orden de la vicepresidenta y el Consejo de Ministros la destituyó fulminantemente el pasado viernes, según han revelado a El Confidencial fuentes gubernamentales solventes."
Y agrega que "El cese de Barreiro no se produjo de mutuo acuerdo, como aseguró el Gobierno, sino tras un "grave encontronazo" entre ambas, a mediados del pasado mes de junio, provocado por la decisión de De la Vega de modificar "a su capricho" la metodología de trabajo del CIS para tratar de que Zapatero no saliese tan mal parado en el último sondeo, añaden esas fuentes."
Algunos colaboradores de la "vice" la definen como un perro de presa y reconocen que le temen como a una "vara verde" porque no admite obstáculos cuando define una meta, incluso si el objetivo es de dudosa ortodoxia democrática, ni perdona que le lleven la contraria, ni soporta otras razones que no sean las suyas. La definen como una "dama de hierro", dura y politizada hasta el extremo. También dicen que oculta sus verdaderos sentimientos e ideas tan eficazmente que nadie sabe, ni siquiera dentro del Consejo de Ministros, lo que realmente piensa.
Según el periódico citado, "La vicepresidenta primera no toleró esa insubordinación -el CIS está adscrito al Ministerio de la Presidencia que ella misma dirige-, y el Consejo de Ministros, a propuesta de De la Vega, acordó su destitución el pasado viernes, pese a la frontal oposición de varios miembros del Gobierno, y su relevo por el catedrático de Sociología Ramón Ramos."
La información continúa así:
De la Vega ordenó a Barreiro, con la que ya se había enfrentado en diversas ocasiones desde que ésta llegó al cargo en mayo de 2008, que el trabajo de campo del barómetro de julio -2.472 entrevistas personales a domicilio en 239 municipios de 48 provincias- se realizase después del último debate sobre el estado de la nación, celebrado en el Congreso los pasados 14 y 15 de julio, en lugar de en la primera semana del mes, como hace siempre el CIS.
La intención de la vicepresidenta, según las fuentes consultadas, era que el sondeo reflejase el impacto positivo en los encuestados del cara a cara parlamentario entre Zapatero y Mariano Rajoy, un enfrentamiento que siempre se había saldado con el triunfo del presidente del Gobierno desde que éste llegó a La Moncloa. Esta vez, sin embargo, se impuso el líder del PP, aunque por una mínima diferencia.
Barreiro, doctora en Ciencias Políticas y asesora en el Departamento de Análisis y Estudios de la Presidencia del Gobierno durante el primer mandato de Zapatero, rechazó la injerencia de De la Vega y, en un primer momento, se resistió a modificar la metodología de trabajo. La vicepresidenta y ministra de la Presidencia, sin embargo, redobló sus presiones sobre Barreiro y ésta, finalmente, se doblegó ante su superior jerárquica. "Pero lo hizo en contra de su criterio profesional", aseguran las fuentes consultadas. Finalmente, el trabajo de campo se realizó entre el 15 y el 22 de julio, como pretendía De la Vega.
La imposición de ésta para alterar las fechas del trabajo de campo no sirvió de nada. El barómetro de julio dio al PP una ventaja de más de seis puntos sobre el PSOE en intención de voto, y la valoración de Zapatero se desplomó hasta 3,48 puntos -sobre un máximo de 10-, frente a los 3,71 del anterior sondeo. "Barreiro era un cargo técnico, no político, y siempre aplicó un criterio profesional y uniforme para elaborar los sondeos, hasta que De la Vega se hartó de ella", añaden las mismas fuentes.