El ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, ha mentido de manera estruendosa al afirmar que "España no es un país estructuralmente corrupto, en absoluto". Y ha agregado que, aunque ha habido "casos muy notables" y "deleznables", no se puede "generalizar".
El ministro miente, pero quizás esté confundido y no considere corrupción hechos como el que estén imputados varios de los tesoreros de su partido o que media España, incluyendo numerosos jueces y expertos en derecho, sospechen de manera solvente que el PP, su partido, ha manejado el dinero negro durante décadas para pagar sobresueldos, campañas, obras y otros gastos, sin declararlo a Hacienda y ofreciendo a los españoles un ejemplo sucio y nada ejemplar. Tampoco debe considerar De Guindos corrupción las mentiras electorales o el incumplimiento de las promesas electorales de su partido o el hecho de que EL PP, junto con el PSOE y ETA, sean las asociaciones mas delictivas de España.
Si hay algo que está probado y es indiscutible en este país es la corrupción, un fenómeno que se ha hecho fuerte en los partidos políticos, desde donde se han infectado las instituciones del Estado y la sociedad, convirtiendo el país en un lodazal insufrible y vergonzante, donde los centenares de altos cargos imputados demuestran que se han cobrado comisiones, se han falseado actas, trucado concursos públicos, concedido subvenciones a cambio de dinero, otorgado concesiones urbanísticas y de otro tipo a cambio de favores, donde se compran voluntades y votos con dinero público y en el que la Justicia, que debería ser limpia, está controlada por los grandes partidos, que ni siquiera sienten vergüenza cuando nombran a dedo jueces y magistrados.
España es corrupta porque es injusta y nada democrática, porque la mentira se ha instalado en la cúspide del Estado y porque los ciudadanos, que son los "soberanos" en democracia, han sido expulsados de la política y de los procesos de toma de decisiones.
En España se controla a los medios de comunicación desde el poder y se estimula la confusión, negando al ciudadano su derecho a ser veraz y eficazmente informados para que adopten las decisiones correctas.
En esa España que De Guindos dice que no es corrupta hay decenas de miles de políticos que no son capaces de explicar sus abultados patrimonios, comenzando por el mismo rey Juan Carlos y terminando con miles de alcaldes y concejales enriquecidos a base de mordidas y corruptelas de toda índole y color.
¿Como no va a ser corrupto un país que ostenta el triste liderazgo europeo en casi todas las lacras y suciedades: prostitución, blanqueo de dinero, fracaso escolar, baja calidad de la educación, violaciones de la democracia, alcoholismo, tráfico y consumo de drogas y desempleo?
¿Como no va a ser corrupto un país cuyos ciudadanos rechazan masivamente a sus políticos, como reflejan las encuestas, a los que consideran corruptos y poco fiables?
¿Como no va a ser corrupto e impresentable un país que tiene mas políticos colocados, a sueldo del Estado, que Alemania, Francia e Inglaterra juntos? ¿No es claro síntoma de corrupción el hecho de que España tenga mas aforados que el resto de Europa junta?
Si al ministro le parecen pocas las pruebas de corrupción, hablemos de las ofensas constantes a la ciudadanía perpetradas por el "régimen": los diputados y senadores jamás rinden cuanta a sus representados, a los que desconocen; los partidos políticos, esas asociaciones delictivas cargadas de implicados e investigados por corrupción y abuso de poder, siguen financiándose con dinero público, a pesar de que las encuestas reflejan que la inmensa mayoría del país lo rechaza. Los políticos españoles desconocen la austeridad y han preferido reducir derechos y recortar servicios vitales antes que renunciar a privilegios y bajar la nómina de enchufados con carné de partido, colocados en el Estado sin que sean necesarios.
Un país que tiene una cuarta parte de su economía sumergida porque los impuestos son abusivos, un país opaco donde la luz está ausente del sector público, un país arbitrario y dominado por una ley desigual, que se aplica con rigor al adversario y que ni siquiera se aplica al amigo, no solo es corrupto, sino que es asqueroso e indignamente gobernado.
En lo que respecta al criterio, también expresado por el ministro, de que aunque haya habido casos de corrupción, "no se puede generalizar", hay que recordarle que, según la ley vigente, el que conoce un delito y no lo denuncia es culpable de complicidad. Las filas de los grandes partidos, incluído el suyo, están plagadas de corruptos que jamás son denunciados por sus compañeros de partido, que conocen perfectamente sus fechorías. No denuncian porque dentro de los partidos, donde la democracia está ausente y es despreciada, se dice que "la ropa sucia hay que lavarla en casa", lo que divide a los partidos en dos bandos claros, ambos delictivos: el de los corruptos y el de los cómplices cobardes, incapaces de denunciar los abusos y corrupciones para no arruinar sus carreras.
El ministro miente, pero quizás esté confundido y no considere corrupción hechos como el que estén imputados varios de los tesoreros de su partido o que media España, incluyendo numerosos jueces y expertos en derecho, sospechen de manera solvente que el PP, su partido, ha manejado el dinero negro durante décadas para pagar sobresueldos, campañas, obras y otros gastos, sin declararlo a Hacienda y ofreciendo a los españoles un ejemplo sucio y nada ejemplar. Tampoco debe considerar De Guindos corrupción las mentiras electorales o el incumplimiento de las promesas electorales de su partido o el hecho de que EL PP, junto con el PSOE y ETA, sean las asociaciones mas delictivas de España.
Si hay algo que está probado y es indiscutible en este país es la corrupción, un fenómeno que se ha hecho fuerte en los partidos políticos, desde donde se han infectado las instituciones del Estado y la sociedad, convirtiendo el país en un lodazal insufrible y vergonzante, donde los centenares de altos cargos imputados demuestran que se han cobrado comisiones, se han falseado actas, trucado concursos públicos, concedido subvenciones a cambio de dinero, otorgado concesiones urbanísticas y de otro tipo a cambio de favores, donde se compran voluntades y votos con dinero público y en el que la Justicia, que debería ser limpia, está controlada por los grandes partidos, que ni siquiera sienten vergüenza cuando nombran a dedo jueces y magistrados.
España es corrupta porque es injusta y nada democrática, porque la mentira se ha instalado en la cúspide del Estado y porque los ciudadanos, que son los "soberanos" en democracia, han sido expulsados de la política y de los procesos de toma de decisiones.
En España se controla a los medios de comunicación desde el poder y se estimula la confusión, negando al ciudadano su derecho a ser veraz y eficazmente informados para que adopten las decisiones correctas.
En esa España que De Guindos dice que no es corrupta hay decenas de miles de políticos que no son capaces de explicar sus abultados patrimonios, comenzando por el mismo rey Juan Carlos y terminando con miles de alcaldes y concejales enriquecidos a base de mordidas y corruptelas de toda índole y color.
¿Como no va a ser corrupto un país que ostenta el triste liderazgo europeo en casi todas las lacras y suciedades: prostitución, blanqueo de dinero, fracaso escolar, baja calidad de la educación, violaciones de la democracia, alcoholismo, tráfico y consumo de drogas y desempleo?
¿Como no va a ser corrupto un país cuyos ciudadanos rechazan masivamente a sus políticos, como reflejan las encuestas, a los que consideran corruptos y poco fiables?
¿Como no va a ser corrupto e impresentable un país que tiene mas políticos colocados, a sueldo del Estado, que Alemania, Francia e Inglaterra juntos? ¿No es claro síntoma de corrupción el hecho de que España tenga mas aforados que el resto de Europa junta?
Si al ministro le parecen pocas las pruebas de corrupción, hablemos de las ofensas constantes a la ciudadanía perpetradas por el "régimen": los diputados y senadores jamás rinden cuanta a sus representados, a los que desconocen; los partidos políticos, esas asociaciones delictivas cargadas de implicados e investigados por corrupción y abuso de poder, siguen financiándose con dinero público, a pesar de que las encuestas reflejan que la inmensa mayoría del país lo rechaza. Los políticos españoles desconocen la austeridad y han preferido reducir derechos y recortar servicios vitales antes que renunciar a privilegios y bajar la nómina de enchufados con carné de partido, colocados en el Estado sin que sean necesarios.
Un país que tiene una cuarta parte de su economía sumergida porque los impuestos son abusivos, un país opaco donde la luz está ausente del sector público, un país arbitrario y dominado por una ley desigual, que se aplica con rigor al adversario y que ni siquiera se aplica al amigo, no solo es corrupto, sino que es asqueroso e indignamente gobernado.
En lo que respecta al criterio, también expresado por el ministro, de que aunque haya habido casos de corrupción, "no se puede generalizar", hay que recordarle que, según la ley vigente, el que conoce un delito y no lo denuncia es culpable de complicidad. Las filas de los grandes partidos, incluído el suyo, están plagadas de corruptos que jamás son denunciados por sus compañeros de partido, que conocen perfectamente sus fechorías. No denuncian porque dentro de los partidos, donde la democracia está ausente y es despreciada, se dice que "la ropa sucia hay que lavarla en casa", lo que divide a los partidos en dos bandos claros, ambos delictivos: el de los corruptos y el de los cómplices cobardes, incapaces de denunciar los abusos y corrupciones para no arruinar sus carreras.