Colaboraciones

DIFERENTES TENTÁCULOS







La situación de España no aguanta más, la crisis con sus diferentes tentáculos atenaza su cuello y no la deja respirar. En estos avatares y tanta zafiedad incrustada no se sabe si arrastra más gravedad la crisis ética, la económica o la del sistema político. La mediocridad y el vacío moral galopan sin reparo, las arcas no terminan de rehacerse, la deuda señorea y la desconfianza de la inversión se muestra rehuyente. Con el atentado del 11-M, pereció también el prestigio de aquella clase política de la Transición y se hizo con el poder esta casta de la medianía, la incultura y el despilfarro que aún perdura.

Hace ya seis meses de la entrada mayoritaria de este Gobierno y salvo la inmediata reforma laboral, que hasta ahora sólo ha reportado 700 mil parados más, la subida de impuestos, unos recortes a funcionarios y alguna otra medida, poco más ha hecho; seguimos esperando la gran reforma del Estado y la reactivación de la economía con la creación de empleo; Rajoy, varado en su parsimonia, está perdiendo el apoyo de sus votantes, cansados de ahogos a la clase media; no reduce los cargos y carguetes políticos con sus excesivos sueldos, no exige responsabilidades a los causantes del enorme gasto y del dispendio ni se pone de acuerdo con la Oposición para afrontar el problema decisivo y urgente de reformar y adeldagazar este mostruoso Estado en todos sus niveles administrativos: central, autonómico y municipal, para evitar duplicidades y triplicidades que lastran el ahorro, esquilman el erario y dificultan la confianza exterior. Hay que eliminar el T. Constitucional, el Senado, muchos ayuntamientos, televisiones, y demás instituciones que son prescindibles y onerosas.

La gente está más que harta de esta partitocracia instalada y ajena a la crisis, que hace y deshace a su aire en todas las instancias y sólo obedece al jefe que los pone y se olvida del pueblo al que dice defender, y se cansa de los sindicatos que maman subvenciones y no representan a casi nadie. Hoy estamos pagando una clase política falta de altura, valía y preparación, aquí y en Europa, la mayoría carece de verdadero espíritu de servicio, sólo sirven a sus propios intereses y poltronas. España necesita sin dilación ciertas medidas urgentes y ejemplares: no se pueden mantener diecisiete miniestados con sus réplicas de parlamentos, tribunales, televisiones, empresas públicas y demás repetidas instituciones.

Estamos en momentos perentorios, hay que encarar el futuro, es preciso entablar una administración más eficiente, eficaz y racional y ello con resolución, informando al público con toda claridad y sin paliativos de que no hay dinero, que se termina un ciclo y, con él, la forma de vida conocida, que vienen otros tiempos y se han de afrontar con valentía, concordia y asunción de los cambios; que las autonomías son insostenibles, traen empobrecimiento, suponen un gasto inasumible y mayor autonomía no redunda en mayor democracia. El pasado ha periclitado, aquello se terminó, comienzan tiempos nuevos.



C. Mudarra


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Lunes, 2 de Julio 2012
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