Es un tiempo este de degradación, desenfoque e incertidumbre. El paro galopa sin contención hacia el monto de los tres millones de pobres gentes que quedan fuera del trabajo, la crisis negada y obcecada ha abocado a la recesión y la "cosa" pública anda cada vez más anodina, cansina y alejada del interés ciudadano.
La mentalidad social en gran parte enflaquecida por estas LOGSES y ESOS y minada por esa izquierda progresista, que bufa y respira sumisa a su mísero laxismo y zafio relativismo, se muestra ostensiblemente escorada y enquistada. ¡Hay que ver la que han armado porque la Reina, personaje de respeto y seriedad, ha opinado con absoluto derecho y propiedad y ha colocado en el estricto marco de la verdad, cuestiones que deben quedar en el ámbito de la conciencia personal! Hasta un portavoz del PP se atrevió a corregirla y darle lecciones sobre el uso de su libertad.
Y es que este PP, que salió del Congreso de Valencia enjuagado y no purificado por una limpia votación entre varios candidatos, no acaba de aterrizar y encontrar su sitio; dejando en la cuneta aquel fulgor de poderoso partido animoso y vencedor, ha perdido su camino hacia el Centro Democrático. Se le ve desvalido y desinflado, no se mueve, no saca puños ni se esfuerza. Son muchos sus errores. No puede andar anclado en esa cursi cortesía de interiorización del modelo político de la izquierda.
Así, en el último número de Cuadernos de Pensamiento Político de la Fundación Faes, que preside José M. Aznar, el profesor de Ciencia Política de la Universidad de Murcia, M. Á. Quintanilla, escribe que el PP se halla en "crisis ideológica " e inmerso "en un estado de confusión" desde las pasadas elecciones de marzo. "Se puede divagar, pero no se puede triunfar y ganar sin dejar claro lo que se es; el disputado voto del centro es muy exigente y demanda a los partidos claridad y coherencia; se ha 'centrar el partido' y revisar su relación con los partidos nacionalistas". "No es gratuito pensar que la actual dirección del partido quiere modificar algunas de las principales ideas que han caracterizado al PP durante los últimos años; para muchos se trata de un PP desconocido". La victoria electoral 'popular' del año 2000, como se dijo en el diario 'El País', fue "un premio a su constante resistencia razonada al nacionalismo por parte de un electorado harto ya de las exigencias nacionalistas y convencido de que se podría terminar con ETA aplicando la ley y mejorando los medios policiales; el giro ideológico, que ahora se propone el PP con la pseudoescala izquierda/derecha a la vista, no puede fundamentarse en la experiencia de las elecciones de 2000". [...] "Menos aún cabe suponer que el electorado moderado o el que ha permitido el llamativo ascenso del PP en los "cinturones rojos" de Madrid y de Barcelona sea receptivo ante el acercamiento del PP hasta las posiciones de un nacionalismo más intratable que nunca".
Está claro, con estos planteamientos no sólo no recogerá su cosecha en las elecciones, sino que seguirá perdiendo la voluntad de los electores. Necesita una renovación completa.
C. V. Mudarra
La mentalidad social en gran parte enflaquecida por estas LOGSES y ESOS y minada por esa izquierda progresista, que bufa y respira sumisa a su mísero laxismo y zafio relativismo, se muestra ostensiblemente escorada y enquistada. ¡Hay que ver la que han armado porque la Reina, personaje de respeto y seriedad, ha opinado con absoluto derecho y propiedad y ha colocado en el estricto marco de la verdad, cuestiones que deben quedar en el ámbito de la conciencia personal! Hasta un portavoz del PP se atrevió a corregirla y darle lecciones sobre el uso de su libertad.
Y es que este PP, que salió del Congreso de Valencia enjuagado y no purificado por una limpia votación entre varios candidatos, no acaba de aterrizar y encontrar su sitio; dejando en la cuneta aquel fulgor de poderoso partido animoso y vencedor, ha perdido su camino hacia el Centro Democrático. Se le ve desvalido y desinflado, no se mueve, no saca puños ni se esfuerza. Son muchos sus errores. No puede andar anclado en esa cursi cortesía de interiorización del modelo político de la izquierda.
Así, en el último número de Cuadernos de Pensamiento Político de la Fundación Faes, que preside José M. Aznar, el profesor de Ciencia Política de la Universidad de Murcia, M. Á. Quintanilla, escribe que el PP se halla en "crisis ideológica " e inmerso "en un estado de confusión" desde las pasadas elecciones de marzo. "Se puede divagar, pero no se puede triunfar y ganar sin dejar claro lo que se es; el disputado voto del centro es muy exigente y demanda a los partidos claridad y coherencia; se ha 'centrar el partido' y revisar su relación con los partidos nacionalistas". "No es gratuito pensar que la actual dirección del partido quiere modificar algunas de las principales ideas que han caracterizado al PP durante los últimos años; para muchos se trata de un PP desconocido". La victoria electoral 'popular' del año 2000, como se dijo en el diario 'El País', fue "un premio a su constante resistencia razonada al nacionalismo por parte de un electorado harto ya de las exigencias nacionalistas y convencido de que se podría terminar con ETA aplicando la ley y mejorando los medios policiales; el giro ideológico, que ahora se propone el PP con la pseudoescala izquierda/derecha a la vista, no puede fundamentarse en la experiencia de las elecciones de 2000". [...] "Menos aún cabe suponer que el electorado moderado o el que ha permitido el llamativo ascenso del PP en los "cinturones rojos" de Madrid y de Barcelona sea receptivo ante el acercamiento del PP hasta las posiciones de un nacionalismo más intratable que nunca".
Está claro, con estos planteamientos no sólo no recogerá su cosecha en las elecciones, sino que seguirá perdiendo la voluntad de los electores. Necesita una renovación completa.
C. V. Mudarra