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Cuba, vergüenza y estigma del socialismo y del mundo libre



Cuba es el gran fracaso de la izquierda mundial, el estercolero inhumano y represivo que demuestra que el socialismo es basura, pobreza, dolor y muerte.

Pero es tan repugnante la realidad cubana que no solo descalifica a la izquierda, creadora de infiernos en la tierra, sino también a las democracias y a los países avanzados por haber dejado abandonados a los cubanos, en manos de verdugos sanguinarios fracasados, durante casi siete decenas.
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El autor de este artículo conversando con Fidel en La Habana.
El régimen castrista es una mezcla pervertida de comunismo asesino con sadismo, odio, elitismo, pobreza y desigualdad ostentosa, donde el pueblo que piensa y demanda libertad es vigilado, asustado, acosado, reprimido, encarcelado torturado y hasta asesinado.

También es la prueba de que el camino del socialismo siempre termina en el infierno.

Todo ese espectáculo de brutalidad inhumana se desarrolla a pocos kilómetros los Estados Unidos, que en teoría es la gran democracia del planeta.

Fui corresponsal de prensa en Cuba, de 1975 a 1977 y mi cargo me permitió conocer a Fidel, conversar con él y con otras miembros del Politburó y conocer las repugnantes entrañas de aquel sistema. Llegue a la isla siendo socialista y salí de allí curado de izquierdismo y decidido a luchar el resto de mi vida contra el socialismo.

Mis vivencias en la isla dan para escribir una espeluznante novela de terror.

Mi siguiente destino como periodista fue la dirección de la red de la agencia EFE en Centroamérica, con residencia en Panamá. Allí conocí a un agente de la CÍA con alto rango, al que conté mis experiencias en Cuba y pregunté por qué no liberaban a los desgraciados cubanos del infierno comunista.

Su respuesta me dejó de piedra: “porque al mundo libre le conviene que Cuba exista y sea el escaparate que demuestra que el comunismo es un infierno de miseria y muerte".

Hoy, muchas décadas después de aquel enero de 1959 en el que Fidel y sus barbudos entraron en La Habana, el pueblo sigue pasando hambre, asustado, rodeado de chivatos y verdugos y obligado a envilecerse y prostituirse para sobrevivir.

A la izquierda mundial parece no importarle la mierda que se ve en el escaparate cubano y a las democracias tampoco les importa que el pueblo cubano viva en el averno comunista, reprimido, hostigado y aplastado.

Haber abandonado a los cubanos sin socorrerlos, en manos de verdugos rojos sanguinarios, es el peor pecado de las últimas generaciones de demócratas en el mundo. En la isla hay más de mil presos políticos oficialmente, pero en realidad son muchos, a los que hay que agregar los desaparecidos y muchos miles de marginados, acosados y maltratados por el régimen.

Pobre Cuba, donde la policía política dice que a los desaparecidos se los han comido los tiburones tras haber intentado escapar de la isla por el Caribe y donde los dirigentes socialistas jamás dudan en torturar y hasta apretar el gatillo cuando ven sus asquerosos privilegios en peligro.

Cuba sigue siendo la gran vergüenza de la Humanidad y la gran prueba de que la política y los políticos, sean rojos, azules o negros, son muchas veces la obra más terrorífica de Satanás.

Francisco Rubiales


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Jueves, 25 de Julio 2024
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