En Estados Unidos se asegura que España ha tenido que "pagar" una "costosa factura", que algunos círculos bien informados cifran entre 7.000 y 10.000 millones de dólares, por sus afrentas y gestos antiamericanos, sobre todo por dos que Washington todavía no ha perdonado: el desplante de Zapatero a la bandera de Estados Unidos en el desfile militar de Madrid y, por encima de cualquier otra, la precipitada salida de Irak del contingente español, realizada sin negociarla ni coordinarla con la estrategia de los aliados.
A esas "perdidas" costosas, hay que agregar ahora las facturas que nos harán pagar Israel y la poderosa e influyente comunidad judía internacional, tras las condenas a Israel emitidas por Zapatero, comparando al estado hebreo con Hizbulá, sin condenar simultáneamente al terrorismo palestino y pro-iraní, más la insensata "propina" de la fotografía con la "kufiya" palestina, ún símbolo antiisraelí que utiliza la progresía paleta española desde hace décadas.
La reciente acusación de Pepiño Blanco, número "tres" del socialismo español, de que Israel mata civiles intencionadamente, no han hecho sino endurecer la crisis diplomática y estimular el odio de Israel a la España de Zapatero.
En Washington, según nos comenta nuestro corresponsal, muy introducido en los círculos universitarios y de análisis de la capital del imperio, aseguran que la "factura" española incluye contratos pactados con el gobierno de Aznar, que han quedado sin efecto, bloqueo de ciertas transferencias tecnológicas estratégicas y limitaciones al comercio, entre otros capítulos. Agrega nuestro informante en Washington que lo que resulta incomprensible es "la forma burda y tosca" que utiliza España para defender sus principios e ideas en el plano internacional, un estilo que siempre "genera ira y rechazo entre sus aliados".
Dividida por los habitantes de España, la "factura" de los desatinos del gobierno representa más de 250 euros por persona, una cantidad nada despreciable.
La mayoría de las "perdidas" españolas se han mantenido en el plano de la discrección y no son concocidas por la opinión pública, aunque si dos de notable peso: España perdió el contrato de mantenimiento de la flota norteamericana del Mediterráneo, pactado con Aznar, y la venta de material militar a Venezuela, bloqueado por Estados Unidos.
Las "represalias" de Israel y de la comunidad judía internacional, según los expertos, podrían afectar a ciertas transferencias tecnológicas, al debilitamiento general de España en los foros internacionales y, sobre todo, a las inversiones extranjeras, a la política de grandes multinacionales con respecto a España y a la imegen general de España en el mundo, que puede ser influída negativamente por los grandes grupos mediáticos controlados por los lobbys judios.
Por lo pronto, tras el alineamiento de Zapatero en contra de Israel, España ha perdido ya toda posibilidad de "mediar" entre árabes y judíos, una posición de privilegio que mantenía la diplomacia española desde los tiempos del general Franco y que otorgaba a España su única carta ventajosa en la diplomacia mundial.
Hay otras muchas decisiones y errores del gobierno Zapatero que se han traducido en "perdidas" para la economía española y para el posicionamiento de España en el mundo. Entre ellas hay que destacar el apoyo que España está prestando a regímenes tan alejados de la democracia como Cuba, Venezuela y algunos países musulmanes que son conocidos por su apoyo al terrorismo internacional islamista.
A esas "perdidas" costosas, hay que agregar ahora las facturas que nos harán pagar Israel y la poderosa e influyente comunidad judía internacional, tras las condenas a Israel emitidas por Zapatero, comparando al estado hebreo con Hizbulá, sin condenar simultáneamente al terrorismo palestino y pro-iraní, más la insensata "propina" de la fotografía con la "kufiya" palestina, ún símbolo antiisraelí que utiliza la progresía paleta española desde hace décadas.
La reciente acusación de Pepiño Blanco, número "tres" del socialismo español, de que Israel mata civiles intencionadamente, no han hecho sino endurecer la crisis diplomática y estimular el odio de Israel a la España de Zapatero.
En Washington, según nos comenta nuestro corresponsal, muy introducido en los círculos universitarios y de análisis de la capital del imperio, aseguran que la "factura" española incluye contratos pactados con el gobierno de Aznar, que han quedado sin efecto, bloqueo de ciertas transferencias tecnológicas estratégicas y limitaciones al comercio, entre otros capítulos. Agrega nuestro informante en Washington que lo que resulta incomprensible es "la forma burda y tosca" que utiliza España para defender sus principios e ideas en el plano internacional, un estilo que siempre "genera ira y rechazo entre sus aliados".
Dividida por los habitantes de España, la "factura" de los desatinos del gobierno representa más de 250 euros por persona, una cantidad nada despreciable.
La mayoría de las "perdidas" españolas se han mantenido en el plano de la discrección y no son concocidas por la opinión pública, aunque si dos de notable peso: España perdió el contrato de mantenimiento de la flota norteamericana del Mediterráneo, pactado con Aznar, y la venta de material militar a Venezuela, bloqueado por Estados Unidos.
Las "represalias" de Israel y de la comunidad judía internacional, según los expertos, podrían afectar a ciertas transferencias tecnológicas, al debilitamiento general de España en los foros internacionales y, sobre todo, a las inversiones extranjeras, a la política de grandes multinacionales con respecto a España y a la imegen general de España en el mundo, que puede ser influída negativamente por los grandes grupos mediáticos controlados por los lobbys judios.
Por lo pronto, tras el alineamiento de Zapatero en contra de Israel, España ha perdido ya toda posibilidad de "mediar" entre árabes y judíos, una posición de privilegio que mantenía la diplomacia española desde los tiempos del general Franco y que otorgaba a España su única carta ventajosa en la diplomacia mundial.
Hay otras muchas decisiones y errores del gobierno Zapatero que se han traducido en "perdidas" para la economía española y para el posicionamiento de España en el mundo. Entre ellas hay que destacar el apoyo que España está prestando a regímenes tan alejados de la democracia como Cuba, Venezuela y algunos países musulmanes que son conocidos por su apoyo al terrorismo internacional islamista.