El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, exhibiendo una concepción patrimonialista del poder político, ha vuelto a utilizar recursos públicos en su vida privada al viajar el pasado sábado a Berlín, en un avión oficial, para asistir a un concierto en el que cantaba su esposa.
La Moncloa, que en un primer momento consideró privado ese viaje al no publicitarlo ni incluirlo en agenda alguna, afirma ahora que fue oficial porque el presidente fue invitado al concierto por la Fundación Baremboin, que recibe también subvenciones públicas españolas.
El viaje a Berlín, al igual que el anterior viaje a Londres, también en avión oficial, y las vacaciones del presidente y su familia, pagadas por la Hacienda pública, y otros gestos gubernamentales responden a una concepción patrimonialista del poder público que está reñida con la verdadera democracia, entre cuyos valores deberían figurar la ejemplaridad y la austeridad de los mandatarios, que no son otra cosa que delegados del poder popular.
La Moncloa, que en un primer momento consideró privado ese viaje al no publicitarlo ni incluirlo en agenda alguna, afirma ahora que fue oficial porque el presidente fue invitado al concierto por la Fundación Baremboin, que recibe también subvenciones públicas españolas.
El viaje a Berlín, al igual que el anterior viaje a Londres, también en avión oficial, y las vacaciones del presidente y su familia, pagadas por la Hacienda pública, y otros gestos gubernamentales responden a una concepción patrimonialista del poder público que está reñida con la verdadera democracia, entre cuyos valores deberían figurar la ejemplaridad y la austeridad de los mandatarios, que no son otra cosa que delegados del poder popular.