Torpedos

Corrupción a la española: trajes sí; muebles no





La corrupción de España es multipolar y polifacética. Afecta a la sociedad y, sobre todo, al los partidos y al gobierno. La corrupción es el mayor problema de España, muy superior a su falta de competitividad y a su decaimiento moral, quizás porque la corrupción está en el inicio de todos esos males.

España está tan corrompida que la Fiscalía persigue con tenaz celo al presidente valenciano Camps, por haber recibido como regalo unos trajes, pero no reacciona contra José Bono, al que le han regalado muebles y probablemente, bienes inmobiliarios a bajo precio..

Si la gravedad de un delito en España depende del partido en el que uno milite, entonces hemos llegado ya hasta el fondo del pozo de la inmoralidad pública y del Estado fallido. Si la Fiscalía es utilizada como látigo y como fusil por un partido político contra otro, entonces es que la corrupción ha llegado hasta límites que no tienen retorno.

Los ciudadanos asisten estupefactos no sólo a la marea de corrupción que inunda al sector público español, sobre todo a los partidos políticos, sino también a unas altas instituciones del Estado que parecen haber sido gravemente contaminadas por el chapapote corrupto que está acabando con España.

Creer que la corrupción consiste únicamente en robar e incrementar el propio patrimonio es de una imperdonable candidez . El robo es la faceta menos maligna de la corrupción pública en España. Corrupción es, sobre todo, no cumplir las promesas electorales, comprar votos en el Congreso con dinero público, recaudar en nombre del partido, cobrar comisiones a cambio de contratos y concesiones, silenciar a los medios de comunicación a cambio de concesiones, frecuencias y dinero publicitario, falsear los concursos públicos para dárselo a los amigos, engordar el Estado llenándolo de enchufados, familiares, amigos y compañeros del partido, endeudar al país sin prudencia, empeñando a las futuras generaciones, despilfarrar, mentir y gobernar no para servir al bien común sino para mantenerse en el poder, prácticas todas ellas cotidianas y habituales en la despreciable "casta" política española.

Corrupción son también las agresiones gratuitas y constantes a la Constitución y la rotura de las tradiciones que realiza el gobierno de Zapatero, sin otra intención que herir, provocar a los ciudadanos y acentuar la división de la sociedad en dos bandos. Los obstáculos impuestos al Ejercito para que no participe en el Corpus Cristi de Toledo son un ejemplo elocuente de esas provocacioners gratuítas a la cultura popular.

Se comportan como adversarios del pueblo y demuestran así interés por corromper una democracia que está basada en el respeto al ciudadano y a su cultura. Merecen ser erradicados del poder, no solo porque con su gobierno conducen a España hacia el fracaso y la pobreza, sino también por razones de salubridad pública.

La única conclusión razonable ante el denigrante espectáculo de la corrupción institucional es que la mal llamada democracia española tiene que ser refundada, después de una limpieza radical que haga desaparecer los bajos fondos de la política.

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Viernes, 4 de Junio 2010
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