Un grupo de intelectuales valientes y dignos, arriesgando sus vidas frente al mayor totalitarismo de nuestro tiempo, han condenado públicamente el totalitarismo islámico, al que comparan con el fascismo, el nazismo y el stalinismo, las tres plagas peores y más sangrientas del siglo XX y, probablemente, de la historia de la Humanidad.
“Tras haber vencido al fascismo, al nazismo y al estalinismo, el mundo se enfrenta ahora a una nueva amenaza: el islamismo (...). Nosotros -escritores, periodistas e intelectuales- hacemos un llamamiento a la resistencia contra el totalitarismo religioso así como al fomento de la libertad, la igualdad de oportunidades y los valores laicos para todos”.
Son palabras que forman parte del manifiesto firmado por el novelista Salman Rushdie, el filósofo francés Bernard Henri-Levy, y por la feminista y cineasta somalo-holandesa, Ayaan Hirsi Ali, entre otros, hasta completar una docena de firmas.
El manifiesto concluye afirmando que “no es un choque de civilizaciones ni un antagonismo de Occidente y Oriente lo que estamos presenciando, sino una lucha mundial que enfrenta a demócratas y a teócratas”.
El escrito aparece en el semanario satírico francés Charlie Hebdo. El periódico danés Jyllands-Postem también recoge el manifiesto en su página web, Son dos de las publicaciones europeas que habían publicado las doce viñetas sobre Mahoma.
El manifiesto condena sin paliativos el “islamismo”, palabra que utiliza sin los adjetivos de matiz generalmente aplicados en ese contexto, como “radical”, “violento” o “terrorista”.
El manifiesto representa, en opinión de Voto en Blanco, una bocanada de aire fresco y de esperanza frente al cobarde entreguismo de Europa a las presiones islámicas y a la cobardía de los intelectuales y de los gobiernos europeos, que, presos de una falsa progresía, camuflan la cobardía con tolerancia y el miedo con la necesidad de pactar.
El manifiesto representa una lección frente al pensamiento dominante europeo, entregado al relativismo, huérfano de rebeldía y prisionero de lo políticamente correcto, asi como una denuncia de esa progresía cobarde, generalmente de izquierdas, que rehuye el enfrentamiento con los que agreden la cultura occidental y la democracia y que se acercan al Islam acomplejados, con los brazos en alto y los pantalones en el suelo.
“Tras haber vencido al fascismo, al nazismo y al estalinismo, el mundo se enfrenta ahora a una nueva amenaza: el islamismo (...). Nosotros -escritores, periodistas e intelectuales- hacemos un llamamiento a la resistencia contra el totalitarismo religioso así como al fomento de la libertad, la igualdad de oportunidades y los valores laicos para todos”.
Son palabras que forman parte del manifiesto firmado por el novelista Salman Rushdie, el filósofo francés Bernard Henri-Levy, y por la feminista y cineasta somalo-holandesa, Ayaan Hirsi Ali, entre otros, hasta completar una docena de firmas.
El manifiesto concluye afirmando que “no es un choque de civilizaciones ni un antagonismo de Occidente y Oriente lo que estamos presenciando, sino una lucha mundial que enfrenta a demócratas y a teócratas”.
El escrito aparece en el semanario satírico francés Charlie Hebdo. El periódico danés Jyllands-Postem también recoge el manifiesto en su página web, Son dos de las publicaciones europeas que habían publicado las doce viñetas sobre Mahoma.
El manifiesto condena sin paliativos el “islamismo”, palabra que utiliza sin los adjetivos de matiz generalmente aplicados en ese contexto, como “radical”, “violento” o “terrorista”.
El manifiesto representa, en opinión de Voto en Blanco, una bocanada de aire fresco y de esperanza frente al cobarde entreguismo de Europa a las presiones islámicas y a la cobardía de los intelectuales y de los gobiernos europeos, que, presos de una falsa progresía, camuflan la cobardía con tolerancia y el miedo con la necesidad de pactar.
El manifiesto representa una lección frente al pensamiento dominante europeo, entregado al relativismo, huérfano de rebeldía y prisionero de lo políticamente correcto, asi como una denuncia de esa progresía cobarde, generalmente de izquierdas, que rehuye el enfrentamiento con los que agreden la cultura occidental y la democracia y que se acercan al Islam acomplejados, con los brazos en alto y los pantalones en el suelo.