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Cómo eliminar a los tontos, ineptos, mediocres y canallas de la política



Los ciudadanos comprueban cada día que están siendo gobernados por personas sin sensibilidad, sin altura moral y sin valores, una realidad que produce desconfianza, angustia y frustración porque los principales culpables de que eso ocurra es la misma ciudadanía, que elige en las urnas a indeseables.

No se puede blindar por completo la política para impedir la llegada al poder de rufianes, canallas y sinvergüenzas, pero si se les puede dificultar el acceso a las altas responsabilidades públicas. Bastaría con establecer exigencias para alcanzar altos puestos en el servicio público, como se hace en las empresas, donde a los directivos se les exigen títulos, valores, conocimientos y habilidades. Esas exigencias para convertirse en servidores públicos con altas representaciones en el Estado deberían ser notables y normales en una democracia, pero los partidos políticos españoles impedirían todos los filtros democráticos y exigencias porque a ellos les conviene más colocar a sumisos, mediocres y cretinos en el poder.

Con una clase política nutrida de gente preparada y decente, no resultaría tan fácil cobrar impuestos injustos, financiar ilegalmente a los partidos, robar, trucar concursos públicos, manipular las subvenciones para que las reciban los amigos y colocar a sueldo del Estado a miles de amigos, compañeros de partidos y familiares. Con gente limpia, decente, preparada y ética en el poder, el actual sistema político español saltaría por los aires y los partidos políticos españoles, habituados a nadar en el lodo, no podrían subsistir.
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España esta plagada no sólo de corruptos, sino también de ineptos y tontos que ocupan altos cargos en los partidos, en las instituciones públicas y en el gobierno. Políticos sin idiomas, rectores de universidades que copian, diputados y senadores con pasado conflictivo y acusaciones ante la policía, decenas de miles de políticos incapaces de justificar sus patrimonios, membrillos y cenutrios con altas responsabilidades públicas y toda una legión de mediocres puestos por sus partidos en alcaldías, consejerías, concejalías, empresas públicas y otros sectores sensibles de la nación constituyen una masa negativa y un lastre profesional y ético que causa pérdidas de miles de millones de euros a la economía y gravísimos perjuicios a la nación y a los ciudadanos.

Tener título universitario o un brillante historial profesional no garantizan que tengamos un buen político, pero reduce las probablidades de tener a canallas y a imbéciles en el poder. Es urgente que los ciudadanos nos plantemos ante esos partidos insensibles y antidemocráticos que tenemos y les exijamos que aprueben en las Cortes exigencias mínimas obligatorias para acceder a cargos y responsabilidades públicas, los que cerraría el paso a muchos ineptos e indeseables.

Todo cargo público debería aportar certificado de penales, titulo universitario, certificado de experiencia laboral en el mundo empresarial o autónomo, conocimientos avanzados de idiomas y un historial ético y decente, incluyendo el pasado fiscal. Además, deberán someterse a controles antidrogas y antialcohol, como se les practican a los conductores y a los deportistas de élite porque un político drogado puede hacer cien veces más daño que un conductor borracho o un atleta dopado.

Todas estas medidas no garantizan tener buenos políticos, pero incrementan enormemente las posibilidades y expulsa de las cúpulas de los partidos y de la carrera hacia el poder a muchos sinvergüenzas, canallas, rufianes, cretinos y mediocres.

¿Por qué los partidos políticos se niegan a establecer exigencias a sus cuadros y a los candidatos a ocupar puestos de responsabilidad en el Estado? Porque los partidos políticos españoles se nutren de mediocres y personas con graves deficiencias profesionales y éticas, que no podrían superar un sencillo test de competencia y preparación. Es muy fácil demostrar que el sistema político español, aunque nadie lo admita, está diseñado para que mediocres, cretinos y rufianes tengan vía libre y prosperen. Basta con echar un vistazo a lo que hay y a sus obras para sentir lástima de España.

F. Rubiales

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Jueves, 30 de Marzo 2017
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