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Codicia, avaricia, latrocinio legalizado y abuso de poder



Implantar 69 nuevos impuestos sin que se note en la mejora de servicios públicos, sólo para que el poder político nede en la abundancia, dañando a las empresas y a los bolsillos del ciudadano, como ha hecho el gobierno de Pedro Sánchez, es robo, corrupción, abuso de poder y tiranía.

El gobierno de España incumple sus obligaciones más importantes, entre ellas proteger a sus ciudadanos y prestar con eficacia servicios necesarios a la sociedad. La desprotección de los ciudadanos en España roza la delincuencia política. Acabaremos teniendo que defender nuestras propiedades por la fuerza frente a okupas y ladrones y un día ocurrirá una desgracia. Te meterán en la cárcel, pero quien la merece es el gobierno.

Las fechorías del poder son múltiples e insoportables: violan la Constitución, rompen el principio de igualdad entre los españoles beneficiando a sus socios, marginan a las regiones gobernadas por el adversario, protegen a los ladrones de vivienda (okupas), son blandos con los delincuentes, cobran impuestos abusivos y pudren y desmantelan servicios y deberes básicos como los transportes, la sanidad, la seguridad ciudadana, la educación, el derecho a trabajar, la prosperidad, la paz y hasta la protección de los débiles, de la que la izquierda siempre alardea.
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Un gobierno como el de Sánchez, que sube 69 veces los impuestos sin que la recaudación masiva se note en una mejora de los servicios públicos, es un gobierno ladrón. España padece la mayor subida en la presión fiscal de toda Europa. El sanchismo provoca una tormenta de codicia y avaricia.

Dicen que lo hacen para redistribuir la riqueza, pero los hechos y los datos demuestran que los pobres son cada año más pobres y que los únicos que se enriquecen son los dirigentes socialistas y sus socios de gobierno.

¿En que se nota la abundancia de dinero en manos del gobierno? En que hay más asesores, tenemos pinganillos en el Congreso, más chiringuitos creados para ganar votos, más subvenciones para los amigos del poder, más publicidad institucional y más queroseno para los Falcon oficiales, pero no se nota en las carreteras, que siguen llenas de baches y badenes, ni en la sanidad, que está en declive, ni en la fortaleza de las clases medias y los autónomos, que son masacrados desde el poder, ni en la agricultura, que está siendo arruinada.

Si se nota en la riqueza de los políticos, que cada día es mayor, y en el mantenimiento generoso de los inmigrantes, ya sean legales o invasores que violan fronteras, acogidos y mimados con ayudas que ya quisieran tener muchos españoles.

Hay decenas de miles de políticos en España que no pueden explicar ni justificar el patrimonio que poseen, casi en su totalidad adquirido de manera corrupta y abusiva.

La brutalidad fiscal del sanchismo es de tal envergadura que premian a los inspectores de Hacienda con bonus y dinero suplementario para que recauden más, con lo que convierten la fiscalidad en un expolio impune bendecido por la tiranía de políticos desalmados y avarientos.

España es un país injusto, desequilibrado y hasta gansteril, todo un paraíso para delincuentes, tanto para narcos y mafiosos cargados de dinero sucio como para sicarios, ladrones callejeros y okupas.

España necesita un reseteo y una regeneración más que cualquier otro país de Europa y quizás también del mundo. Éramos grandes y hoy somos irrelevantes, éramos valientes y ahora somos cobardes, adorábamos la democracia y ahora la prostituyen a diario desde el poder, asombramos al mundo con el perdón de la Transición y ahora somos despreciados, Fuimos campeones en valores y principios, pero hoy somos el paraíso de lo injusto, el odio y el rencor.

Y la culpa de todo esto la tienen los políticos, que se han convertido en promotores de la podredumbre y la injusticia, y el pueblo que se deja pastorear por rufianes indecentes.

No se puede gobernar una nación como si fuera una cochinera.

Francisco Rubiales

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Miércoles, 15 de Mayo 2024
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