Voto en Blanco lleva dos años repitiendo que si un partido político abrazara la democracia en España, recibiría el apoyo del electorado y hasta podría convertirse en hegemónico. La democracia es la gran reivindicación ciudadana del presente, un grito que no para de crecer.
Algunos consideran el éxito de Ciutadans como un milagro, por haberse producido sólo cuatro meses después de su fundación y en condiciones difíciles, con la prensa catalana boicoteandoles y ante la hostilidad de los viejos partidos, que no desean competencia y odian a quienes ponen en evidencia sus carencias democráticas. Sin embargo, lo ocurrido en las elecciones catalanas es impecablemente lógico porque Ciutadans era el único partido auténticamente democrático en la confrontación electoral.
Integrado por gente fresca que no ha tenido tiempo de "profesionalizarse" y basado en una filosofía profundamente democrática, que premia el servicio y no el privilegio, que está al margen de la corrupción y que otorga al ciudadano el protagonismo que le corresponde en democracia, el mismo que le ha sido sustraido por el resto de los partidos, Ciutadans ha conseguido tres escaños en el Parlament, donde, si mantiene su libertad, espíritu amateur y frescura democrática, crecerá como la espuma y pondrá en peligro la agotada y triste hegemonía de los viejos partidos catalanes.
Pero serán los socialistas y los populares quienes sientan con más intensidad en carnes propias la amenaza que representa el joven partido demócrata de Ciudadanos. Tanto el PSC como el PP han traicionado en Cataluña a sus bases, acomodándose cobardemente a la ola nacionalista, renunciando a hablar el idioma español, ignorando que la democracia es un acuerdo colectivo para vivir en armonía y encerrando bajo siete llaves al orgullo que representa sentirse miembro de un país llamado España, donde es posible, sin tener que romperlo, la diversidad, la autonomía amplia y la singularidad y la identidad.
Si, como promete, Ciutadans hace oir su grito de libertad en el Parlament, si apela al ciudadano y denuncia la actual democracia degradada que gobierna en España, si logra mantenerse al margen de la violenta contaminación autoritaria y arrogante que embarga a los partidos políticos españoles, pronto veremos a la joven formación gobernando o muy cerca de la hegemonía.
Los ciudadanos españoles, cansados de ser marginados y traicionados por los políticos profesionales, han decidido ya recuperar el protagonismo que los partidos les han arrebatado y sólo apoyarán en adelante a los que demuestren ser auténticamente demócratas. Si nuestros autoritarios, endogámicos, vetustos y trasnochados partidos políticos no se refundan y se hacen demócratas, la voluntad popular, en el futuro, se irá manifestando, de manera creciente, en apoyo de los partidos que sean verdaderamente demócratas, del voto en blanco y de la abstención.
Algunos consideran el éxito de Ciutadans como un milagro, por haberse producido sólo cuatro meses después de su fundación y en condiciones difíciles, con la prensa catalana boicoteandoles y ante la hostilidad de los viejos partidos, que no desean competencia y odian a quienes ponen en evidencia sus carencias democráticas. Sin embargo, lo ocurrido en las elecciones catalanas es impecablemente lógico porque Ciutadans era el único partido auténticamente democrático en la confrontación electoral.
Integrado por gente fresca que no ha tenido tiempo de "profesionalizarse" y basado en una filosofía profundamente democrática, que premia el servicio y no el privilegio, que está al margen de la corrupción y que otorga al ciudadano el protagonismo que le corresponde en democracia, el mismo que le ha sido sustraido por el resto de los partidos, Ciutadans ha conseguido tres escaños en el Parlament, donde, si mantiene su libertad, espíritu amateur y frescura democrática, crecerá como la espuma y pondrá en peligro la agotada y triste hegemonía de los viejos partidos catalanes.
Pero serán los socialistas y los populares quienes sientan con más intensidad en carnes propias la amenaza que representa el joven partido demócrata de Ciudadanos. Tanto el PSC como el PP han traicionado en Cataluña a sus bases, acomodándose cobardemente a la ola nacionalista, renunciando a hablar el idioma español, ignorando que la democracia es un acuerdo colectivo para vivir en armonía y encerrando bajo siete llaves al orgullo que representa sentirse miembro de un país llamado España, donde es posible, sin tener que romperlo, la diversidad, la autonomía amplia y la singularidad y la identidad.
Si, como promete, Ciutadans hace oir su grito de libertad en el Parlament, si apela al ciudadano y denuncia la actual democracia degradada que gobierna en España, si logra mantenerse al margen de la violenta contaminación autoritaria y arrogante que embarga a los partidos políticos españoles, pronto veremos a la joven formación gobernando o muy cerca de la hegemonía.
Los ciudadanos españoles, cansados de ser marginados y traicionados por los políticos profesionales, han decidido ya recuperar el protagonismo que los partidos les han arrebatado y sólo apoyarán en adelante a los que demuestren ser auténticamente demócratas. Si nuestros autoritarios, endogámicos, vetustos y trasnochados partidos políticos no se refundan y se hacen demócratas, la voluntad popular, en el futuro, se irá manifestando, de manera creciente, en apoyo de los partidos que sean verdaderamente demócratas, del voto en blanco y de la abstención.