Hoy son la gran esperanza en el panorama político español para muchos demócratas y españoles preocupados por el deterioro de la política. Su crecimiento introduce cordura y futuro en la política española, sobre todo en Cataluña, donde ha superado al PP y al PSOE y son ya la fuerza de oposición al nacionalismo mas importante. Sectores muy sensibles ante el desafío independentista, como grandes empresarios, militares y profesionales cualificados, los miran como una fuerza estabilizadora y una garantía de futuro.
La irrupción de Ciudadanos en la política llega cargada de la ilusión que no han sabido despertar el PSOE y el PP, dos partidos decepcionantes por su enorme carga acumulada de errores, corrupción y abuso.
Aunque muchos temen que se deteriore, como les ha ocurrido a la mayoría de los partidos, Ciudadanos ha sabido evitar, por ahora, ese drama, casi lógico en un país donde la democracia ha sido prostituida y donde los partidos, sin democracia interna, carecen también de exigencias éticas y de suficientes controles democráticos.
El mayor error de Ciudadanos ha sido poner el partido en Andalucía bajo el mandato de un dirigente que huele a socialismo desde lejos y que ha entregado el poder al socialismo corrupto que representa Susana Díaz. La consecuencia de ese error es que en Andalucía, Ciudadanos no sólo ha frenado su crecimiento, sino que retrocede en las encuestas. Es probable que Albert Rivera este arrepentido de su traición andaluza y que haya aprendido de ese error para no repetirlo.
Si la progresión de Ciudadanos continúa, hasta podría ser la gran sorpresa en las elecciones generales del 20 de diciembre.
En el PSOE y el PP ya le tienen pánico porque Ciudadanos ha demostrado su capacidad de recoger en sus filas a los descontentos y decepcionados de los dos grandes partidos. En Cataluña ha sido el partido mayoritario en el cinturón industrial de Barcelona, durante décadas el mas rico vivero de votos socialistas de Cataluña, mientras que ha arrebatado al PP cientos de miles de votos de gente que se siente engañada y decepcionada por un partido que no reacciona ante la corrupción y que ni siquiera es capaz de aplicar la ley y hacer que la Constitución sea respetada.
El camino de Ciudadanos hacia el 20 de diciembre va a ser un calvario porque las eficaces y engrasadas "picadoras de carne" del PP y del PSOE, junto con los cientos de periodistas reclutados en sus filas, muchos de ellos al frente de medios o con valiosas tribunas en prensa, radio y televisión, han recibido la orden de vigilar de cerca a Albert Rivera y a su partido para hacerlos trizas cada vez que cometan un error, incluso si no lo cometen.
Muchos se preguntan cual es el secreto del éxito de Albert Rivera y de su partido y especulan con estrategias ocultas y apoyos de gran peso, pero la verdad es que las dos únicas causas de su éxito son: en primer lugar la sencillez y limpieza frontal y coherencia de sus ideas, planteamientos y propuestas, comprensibles y próximas a los deseos del pueblo, y la segunda es la escasa calidad y decencia de sus rivales, cuyas actuaciones decepcionantes, peleas mutuas, ansias de poder y espíritu depredador y corrupto trabajan a favor de cualquier partido nuevo que ofrezca a los españoles limpieza y esperanza.
La irrupción de Ciudadanos en la política llega cargada de la ilusión que no han sabido despertar el PSOE y el PP, dos partidos decepcionantes por su enorme carga acumulada de errores, corrupción y abuso.
Aunque muchos temen que se deteriore, como les ha ocurrido a la mayoría de los partidos, Ciudadanos ha sabido evitar, por ahora, ese drama, casi lógico en un país donde la democracia ha sido prostituida y donde los partidos, sin democracia interna, carecen también de exigencias éticas y de suficientes controles democráticos.
El mayor error de Ciudadanos ha sido poner el partido en Andalucía bajo el mandato de un dirigente que huele a socialismo desde lejos y que ha entregado el poder al socialismo corrupto que representa Susana Díaz. La consecuencia de ese error es que en Andalucía, Ciudadanos no sólo ha frenado su crecimiento, sino que retrocede en las encuestas. Es probable que Albert Rivera este arrepentido de su traición andaluza y que haya aprendido de ese error para no repetirlo.
Si la progresión de Ciudadanos continúa, hasta podría ser la gran sorpresa en las elecciones generales del 20 de diciembre.
En el PSOE y el PP ya le tienen pánico porque Ciudadanos ha demostrado su capacidad de recoger en sus filas a los descontentos y decepcionados de los dos grandes partidos. En Cataluña ha sido el partido mayoritario en el cinturón industrial de Barcelona, durante décadas el mas rico vivero de votos socialistas de Cataluña, mientras que ha arrebatado al PP cientos de miles de votos de gente que se siente engañada y decepcionada por un partido que no reacciona ante la corrupción y que ni siquiera es capaz de aplicar la ley y hacer que la Constitución sea respetada.
El camino de Ciudadanos hacia el 20 de diciembre va a ser un calvario porque las eficaces y engrasadas "picadoras de carne" del PP y del PSOE, junto con los cientos de periodistas reclutados en sus filas, muchos de ellos al frente de medios o con valiosas tribunas en prensa, radio y televisión, han recibido la orden de vigilar de cerca a Albert Rivera y a su partido para hacerlos trizas cada vez que cometan un error, incluso si no lo cometen.
Muchos se preguntan cual es el secreto del éxito de Albert Rivera y de su partido y especulan con estrategias ocultas y apoyos de gran peso, pero la verdad es que las dos únicas causas de su éxito son: en primer lugar la sencillez y limpieza frontal y coherencia de sus ideas, planteamientos y propuestas, comprensibles y próximas a los deseos del pueblo, y la segunda es la escasa calidad y decencia de sus rivales, cuyas actuaciones decepcionantes, peleas mutuas, ansias de poder y espíritu depredador y corrupto trabajan a favor de cualquier partido nuevo que ofrezca a los españoles limpieza y esperanza.