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Cerrar las fronteras de Europa



Los sucesos de Lavapiés, en los que una multitud de manteros subsaharianos enfurecidos, muchos de ellos manipulados por los partidos radicales de izquierda, destrozaron el barrio porque uno de los suyos, perseguido por la policía, murió de infarto, han servido para demostrar a los españoles, una vez más, que las oleadas de inmigrantes aportan poco, que muchos de los que llegan carecen de valores, contaminan la convivencia y nos degradan como pueblo.

La idea de cerrar las fronteras de Europa a los inmigrantes, sobre todo a los musulmanes, para defender nuestra cultura y seguir siendo dueños de unos países a los que podemos considerar “nuestra casa” se abre paso y gana adeptos en todo el continente europeo. El reciente discurso del líder húngaro Viktor Orban, el el que advierte que los países que no cierren sus fronteras están perdidos, suena a mesiánico y a tabla de salvación en una Europa en regresión y acobardada ante los invasores.
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Viktor Orbán, presidente de Hungría, en plena campaña electoral para repetir presidencia ganando las próximas elecciones, no duda en asegurar que Europa se enfrenta a un gran problema “si no comienza a cerrar sus fronteras”. Lo hizo recientemente, en un acto electoral y ante miles de personas, a las que advirtió y convenció de que hay que cerrar las fronteras a la inmigración que llega con ánimo de destruir Europa y su cultura.

"Europa espera que entreguemos voluntariamente nuestro país a extranjeros de otros continentes que no hablan nuestro idioma, que no respetan nuestra cultura, leyes ni forma de vida”, avisó Viktor Orbán.

“Europa entera se enfrenta a una ola de inmigración masiva que pone en peligro nuestra forma de vida. Europa está siendo invadida y aquellos países que no cierren sus fronteras e impidan la entrada masiva de inmigrantes, estarán perdidos”, insistió Orbán.

Con la mirada puesta en las elecciones del 8 de octubre, Orbán defendió: “Esta es nuestra casa, nuestra vida está en este país, no tenemos ningún otro. Tenemos que luchar por él hasta el final”.

Por último Viktor Orbán quiso mandar un mensaje de aviso a occidente: “Nosotros seguiremos vivos mientras vemos cómo países como Alemania, Suecia o Francia pierden sus costumbres. Todos los ciudadanos nativos de esos países serán minoría y perderán su único lugar al que pueden llamar casa”.

Los defensores de las fronteras abiertas son los dueños de una economía que triunfa con los salarios de hambre que cobran los inmigrantes. A esosplutocratas no les importa la ruina de Europa con tal de seguir acumulando grandes plusvalías. Son hijos de la codicia que actúan traicionando la cultura y los valores comunes.

Europa, por culpa de una inmigración que carece de filtros y exigencias y que llega sin intención de asimilar la cultura que le acoge, se está llenando de conflictos, mientras las cárceles se llenan de inmigrantes y los ciudadanos se sienten cada día más inseguros e incómodos.

Por culpa de los políticos que no imponen filtros y controles a la inmigración y sólo buscan mano de obra esclava, la "receta" del líder húngaro empieza a ser asumida como la única capaz de salvar la cultura europea y nuestro modo de vida.

Francisco Rubiales

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Lunes, 19 de Marzo 2018
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