Me preguntaron hace pocos días en una emisora mi opinión sobre el lío de Cataluña y les dije que, como gran parte de los españoles, yo también soy víctima de un bombardeo de información manipulada y falseada que genera confusión y rabia, pero que, aunque careciera de pruebas, tengo convicciones muy firmes al respecto. Y se las expliqué:
Basta aplicar la lógica cartesiana para saber lo que está ocurriendo en Cataluña. Policías cercanos al PP han elaborado un borrador, utilizando el corta y pega, sacando párrafos de otros informes y declaraciones, y han filtrado ese documento al diario El Mundo, con el consentimiento lógico de algunos de sus superiores. El Mundo los ha publicado en fechas escogidas para desprestigiar a Artur Mas y sus tesis separatistas en vísperas de que se abran las urnas y para hacerle un favor al gobierno, que recompensará al periódico más pronto que tarde, pues ese medio está económicamente asfixiado. Por su parte, Artur Mas está utilizando trucos fascistas para defenderse, apelando una vez mas al victimismo, mintiendo y afirmando ante los catalanes que los ataques contra su decencia son ataques a Cataluña. Lógicamente, ni Mas ni Pujol están limpios, como tampoco su partido, que sí ha participado en el festín de las comisiones, como todos los grandes partidos de España. Casi todos los partidos tienen un pasado plagado de irregularidades, arbitrariedades, abusos y corrupciones. Sólo me atrevería a salvar de la sopa malvada y corrupta de Cataluña a Ciutadans y a Escaños en Blanco.
Toda la campaña catalana ha sido un festival de juego sucio ajeno a la democracia y a sus reglas, que tienen que ser limpias y decentes. El PP es un partido experto en demonizar al adversario mezclando verdades, medias verdades y muchas mentiras, machacándolo y dejándolo inservible para la vida pública. Perfeccionó su máquina de picar cerne humana, como infalible método de demolición, en tiempos de Aznar, gran impulsor de esa indecente línea de combate, y lo hizo de manera exitosa con Zapatero, cuya ineptitud e insolvencia facilitaron la labor, al que machacaron hasta dejarlo fuera de la política, algo que aquel payaso dañino se merecía. Ahora quiere hacer lo mismo con Mas, otro que también se lo merece porque es, probablemente, el más aventajado capo de la corrupción política en España. Sin embargo, el fin no justifica los medios y el PP, cuando pone en marcha la máquina de picar carne, se convierte en un deleznable e indecente ejecutor, ajeno a la política democrática y a la limpieza.
La única manera de acertar siempre en los análisis políticos españoles es partir del principio inmutable de que los contendientes son siempre sinvergüenzas y corruptos y que, al tratarse de una disputa entre pillos, los métodos, los recursos y los pasos son siempre sucios y deleznables. Aquí es uno de los pocos espacios de la vida donde vale casi siempre pensar en lo peor, porque pocas cosas hay peores en nuestro mundo que la baja estofa política española.
¿Que pueden hacer los demócratas ante la pocilga política catalana? La única salida admisible en democracia sería votar a uno de los escasos partidos limpios que compiten, tal vez a Ciudadanos o a Escaños en Blanco, abstenerse de manera consciente, votar en blanco o emitir un voto nulo con una leyenda clara escrita en la papeleta. Yo escribiría "Chorizos".
Basta aplicar la lógica cartesiana para saber lo que está ocurriendo en Cataluña. Policías cercanos al PP han elaborado un borrador, utilizando el corta y pega, sacando párrafos de otros informes y declaraciones, y han filtrado ese documento al diario El Mundo, con el consentimiento lógico de algunos de sus superiores. El Mundo los ha publicado en fechas escogidas para desprestigiar a Artur Mas y sus tesis separatistas en vísperas de que se abran las urnas y para hacerle un favor al gobierno, que recompensará al periódico más pronto que tarde, pues ese medio está económicamente asfixiado. Por su parte, Artur Mas está utilizando trucos fascistas para defenderse, apelando una vez mas al victimismo, mintiendo y afirmando ante los catalanes que los ataques contra su decencia son ataques a Cataluña. Lógicamente, ni Mas ni Pujol están limpios, como tampoco su partido, que sí ha participado en el festín de las comisiones, como todos los grandes partidos de España. Casi todos los partidos tienen un pasado plagado de irregularidades, arbitrariedades, abusos y corrupciones. Sólo me atrevería a salvar de la sopa malvada y corrupta de Cataluña a Ciutadans y a Escaños en Blanco.
Toda la campaña catalana ha sido un festival de juego sucio ajeno a la democracia y a sus reglas, que tienen que ser limpias y decentes. El PP es un partido experto en demonizar al adversario mezclando verdades, medias verdades y muchas mentiras, machacándolo y dejándolo inservible para la vida pública. Perfeccionó su máquina de picar cerne humana, como infalible método de demolición, en tiempos de Aznar, gran impulsor de esa indecente línea de combate, y lo hizo de manera exitosa con Zapatero, cuya ineptitud e insolvencia facilitaron la labor, al que machacaron hasta dejarlo fuera de la política, algo que aquel payaso dañino se merecía. Ahora quiere hacer lo mismo con Mas, otro que también se lo merece porque es, probablemente, el más aventajado capo de la corrupción política en España. Sin embargo, el fin no justifica los medios y el PP, cuando pone en marcha la máquina de picar carne, se convierte en un deleznable e indecente ejecutor, ajeno a la política democrática y a la limpieza.
La única manera de acertar siempre en los análisis políticos españoles es partir del principio inmutable de que los contendientes son siempre sinvergüenzas y corruptos y que, al tratarse de una disputa entre pillos, los métodos, los recursos y los pasos son siempre sucios y deleznables. Aquí es uno de los pocos espacios de la vida donde vale casi siempre pensar en lo peor, porque pocas cosas hay peores en nuestro mundo que la baja estofa política española.
¿Que pueden hacer los demócratas ante la pocilga política catalana? La única salida admisible en democracia sería votar a uno de los escasos partidos limpios que compiten, tal vez a Ciudadanos o a Escaños en Blanco, abstenerse de manera consciente, votar en blanco o emitir un voto nulo con una leyenda clara escrita en la papeleta. Yo escribiría "Chorizos".