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Cataluña se nos va de las manos. El derecho a luchar contra un gobierno inicuo



Nadie quiere admitirlo, pero la Cataluña oficial está en guerra con España. El apoyo de Quim Torra a los CDR violentos que preparaban atentados terroristas ha colmado el vaso. Por ahora la insurrección catalana no usa armas en su combate porque es inferior y perdería, pero utiliza el resto de sus recursos para destruir nuestra nación: rebeldía, mentiras, acoso, ofensas, inestabilidad, boicot, odio, conspiraciones y hasta las instituciones y el dinero público. Se aprovecha de la pasividad del gobierno de Sánchez, que se sitúa al borde del delito al incumplir su deber de defender la integridad de la nación y la convivencia pacífica.

A los españoles nos asiste el derecho a defendernos de unos y otros para salvar España.
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Los ciudadanos españoles necesitamos ser conscientes de que el artículo 35 (vigente) de los Derechos del Hombre y del ciudadano, dice:

“Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es, para el pueblo y para cada una de sus porciones, el más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes”.

El derecho a rebelarnos contra gobiernos corruptos e indecentes que ponen en peligro la nación está admitido en el derecho internacional y está también recogido en numerosas constituciones. Los españoles de bien, incluyendo a los catalanes que aman a España, tienen derecho a oponerse, de manera pacífica pero contundente, a los gobiernos y partidos que nos colocan al borde de la ruina y el fracaso como pueblo.

La abierta hostilidad del bando golpista catalán y la incapacidad del gobierno de Pedro Sánchez para defender la nación nos habilitan para actuar y ser protagonistas de la salvación nacional.

Muchos caminos de acción se abren ante un pueblo indignado y cargado de razón como el español, pero el primero de todos es aprovechar que las urnas van a abrirse pronto para elegir un gobierno capaz de actuar con la contundencia y rigor que la situación hostil exige.

Votemos con inteligencia y coraje el 10 de noviembre y elevemos hasta el poder a personas decentes, íntegras y valerosas, que amen a España y que estén dispuestas al servicio, la entrega y el sacrificio.

No podemos seguir encumbrando a cobardes y ególatras que siempre consienten y retroceden para no poner en peligro su poder y sus privilegios. Su cobardía será, tarde o temprano, nuestra tumba y la de España.

Quizás, como afirman numerosos especialistas, ya ni siquiera nos sea útil el artículo 155 porque la situación es tan grave que demanda detenciones y la declaración de un estado de excepción y peligro inminente.

Francisco Rubiales


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Domingo, 29 de Septiembre 2019
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