"En Cataluña la situación es cercana al prefascismo". Lo ha dicho Albert Boadellla, un intelectual catalán que, por haber participado, pacífica y respetuosamente, en un acto la plataforma Ciutadans de Catalunya, el embrión de un futuro partido político catalán no nacionalista, y por querer ser catalán y español al mismo tiempo, ha sido tachado por los nacionalistas de "Vendedor de mierda", "traidor", "payaso" y otros calificativos casi innombrables.
Pero no es Boadella el único que piensa que los nacionalistas catalanes, con la complicidad de un socialismo que ha perdido el norte y no encuentra ya aquellos principios y apuesta por la ética que lo hicieron un gran partido en el pasado, están llevando a Cataluña hacia un totalitarismo. Son miles los intelectuales españoles que lo denuncian y millones los ciudadanos que lo perciben.
Voto en Blanco, que entiende que su objetivo de regenerar la democracia pasa por luchar contra cualquier tipo de totalitarismo, cree que el actual gobierno español está siendo temerariamente permisivo y cómplice de la actual degradación de la democracia española, entre otras razones por permitir metástasis totalitarias en algunos de sus territorios.
Pero no es Boadella el único que piensa que los nacionalistas catalanes, con la complicidad de un socialismo que ha perdido el norte y no encuentra ya aquellos principios y apuesta por la ética que lo hicieron un gran partido en el pasado, están llevando a Cataluña hacia un totalitarismo. Son miles los intelectuales españoles que lo denuncian y millones los ciudadanos que lo perciben.
Voto en Blanco, que entiende que su objetivo de regenerar la democracia pasa por luchar contra cualquier tipo de totalitarismo, cree que el actual gobierno español está siendo temerariamente permisivo y cómplice de la actual degradación de la democracia española, entre otras razones por permitir metástasis totalitarias en algunos de sus territorios.