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Cataluña nos roba (el independentismo expolia a España)



Cataluña, con los mercados financieros cerrados por estar técnicamente en ruina, recurre al Estado español, del que quiere separarse, para obtener el dinero que necesita para expandir su independentismo. La deuda real catalana supera ya los 80.000 millones de euros. Cada catalán debe a cuenta de la Generalitat más de 11.000 euros,

Mientras se insulta al resto de los españoles y se alientan acciones de violencia desde el propio Gobierno autónomo para todo el que se oponga al separatismo, la deuda catalana, que se nutre del dinero de todos los españoles a través del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) y acapara dinero que deja de fluir a otras autonomías más necesitadas y mucho más leales, no para de crecer.

La cobardía de los gobiernos españoles ha provocado un cambio profundo. Ahora no es España la que roba a Cataluña, como decía el eslogan independentistas "España ens roba", sino al revés, es Cataluña la que está robando a España inmensas sumas de dinero. El desafío nacionalista obtiene resultados positivos y muestra a las demás regiones el camino para recibir dinero público fácil, procedente de nuestros impuestos.
Los últimos goiernos españoles se cubren de ignominia al permitir que el dinero de todos los españoles llueva llueva sobre los desleales catalanes, sin duda para apaciguar a las fieras golpistas, como pago injusto a cambio de paz, toda una vergüenza para la dignidad de España como nación.
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Cataluña se hunde económicamente y ya estaría hundida del todo si no estuviera sostenida por las aportaciones que le hace el injusto y arbitrario gobierno español de Pedro Sánchez, dinero que extrae de nuestros impuestos y que sustrae de lo que le corresponde a otras autonomías más necesitadas. Más de una cuarta parte del endeudamiento total de las autonomías españolas, más del 27 por ciento, corresponde sólo a Cataluña.

Lo que los gobiernos españoles están haciendo con Cataluña, a la que financian el golpismo y la deslealtad, es una injusticia insoportable que viola principios constitucionales como el de la igualdad y el derecho de todos los pueblos de España a recibir con justicia proporcional el dinero del presupuesto.

En el presente, no es España la que roba a Cataluña sino que es Cataluña la que roba y esquilma a España, como ha ocurrido desde el siglo XVI y, de manera especial, desde el XVIII, cuando llegaron los borbones y se apoderaron de la Corona.

Pero el dinero no es el único regalo de la asustada y cobarde España oficial a la Cataluña rebelde. También se les permiten privilegios y ventajas al margen de la justicia distributiva y de la Constitución, como la apertura de embajadas por todo el planeta, el mantenimiento de una televisión hostil a España, como TV3, la lluvia de subvenciones que reciben asociaciones independentistas como ANC, Omnium y otras muchas y la utilización de recursos públicos para propagar la rebelión y cuidar del prófugo Puigdemont y de otros golpistas fugados.

La cobardía que demuestra Sánchez con sus injustas concesiones a Cataluña constituyen todo un récord de bajeza en la ya podrida democracia española. Muchos dicen que son concesiones a cambio de los votos que Sánchez necesita para gobernar, pero son algo más, sobre todo producto de la cobardía oficial de España y de la falta de principios y valores en la cúspide del poder político.

El entreguismo cobarde a Cataluña explica la obsesión de Pedro Sánchez por cobrar más impuestos a los ya atribulados y expoliados españoles. Quiere el dinero, sobre todo, para comprar la paz en Cataluña, cimentar su poder e invertir en cobardía e ignominia.

Pero Sánchez no es el único cobarde en la España corrupta e injusta del presente. Los demás gobiernos autonómicos y la ciudadanía en general no se rebelan contra la injusticia de entregar el grueso del dinero y los recursos a la autonomía catalana, la más desleal y hostil.

Solo a un país tan absurdo, injusto, surrealista y antidemocrático como España se le ocurre premiar a los que le odian y quieren destruirlo. No existen precedentes de tanta idiotez en el mundo moderno.

La Historia va a ser durísima al juzgar a España en el futuro, cuando tenga que evaluar el proceso catalán y descubra que los políticos fueron traidores a la democracia y a sus propio pueblo al hacer concesiones desproporcionadas e injustas a unos gobiernos catalanes que practicaban el golpismo, la deslealtad y las constantes violaciones a la Constitución y las leyes.

Francisco Rubiales


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Jueves, 4 de Julio 2019
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