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Cataluña es, una vez más, el talón de Aquiles del PP





El PP flaquea de nuevo en Cataluña y negocia con CIU una salida que permita abandonar el soberanismo salvaje a cambio de ciertas concesiones singulares y ventajas en materia de financiación. Ese camino es, precisamente, el incorrecto, el que rompe la igualdad garantizada por la Constitución y el que propiciará la rebelión de las restantes autonomías españolas y la indignación de unos ciudadanos que comprobarán, una vez más, que el PP es un partido que miente, manipula y traiciona sus compromisos y principios, si con ello cree controlar el poder. En el pasado reciente, el apoyo de Alicia Sánchez Camacho, líder del PP en Cataluña, al nuevo estatus fiscal propio para Cataluña, uno de los objetivos claves del nacionalismo que capitanea Artur Mas, y su silencio ante los delirios separatistas de CIU fueron impresentables y reflejan las contradicciones y errores del PP en política catalana, ya clásicos y causantes de gran rechazo entre los propios votantes de la derecha.

En tiempos de José María Aznar, sus coqueteos y alianzas con los nacionalistas catalanes representaron uno de los capítulos mas negativos e inquietantes de su mandato. Incomprensiblemente, Rajoy sigue acomplejado y necesitado de apoyos, a pesar de que el pueblo español le ha otorgado una generosa mayoría absoluta para que prescinda de los pactos, sobre todo si esos pactos significan cobardía y cesión ante el insaciable nacionalismo disgregador, que hoy encabeza en España Cataluña, más, incluso, que Vasconia.

La política de cesiones y chalaneos ante Artur Mas y CIU, practicada por el PP, es, por ahora, el verdadero talón de Aquiles del PP, un partido que está practicando una política desconcertante, que mezcla aciertos y errores con una frecuencia que sólo puede denotar desconcierto, improvisación y falta de criterio. Ceder ante el independentismo y frente a los que demandan la ruptura de la nación y de la igualdad entre los pueblos de España es un pésimo negocio para el PP y, sobre todo, una traición para España como proyecto común, ya que puede desembocar en la segregación y la violencia.

En su Congreso de Sevilla, el PP consideró un acierto que el PP en Cataluña, bajo la dirección de Alicia Sánchez Camacho, "sea tan catalán como español", una estupidez supina que contrapone lo catalán a lo español, inconcebible en una derecha que siempre ha afirmado creer en la unidad y en la viablilidad de España como nación.

Los desatinos y giros extraños del PP de Rajoy son desconcertantes y frustrantes para muchos españoles, especialmente para las bases política y social del Partido Popular, que cada día se distancian más del voto que emitieron el 20 de noviembre de 2011.

La alianza del PP con Artur Mas, rota con la intensa deriva nacionalista catalana, aunque no del todo, a juzgar por los últimos acontecimientos, repele a los votantes de la derecha española y causa a Mariano Rajoy un desgaste innecesario y gratuito, ya que le hace parecer débil y complaciente con un separatista alborotador nato y con un despilfarrador sin remedio.




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Sábado, 23 de Marzo 2013
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