Estimado amigo ..........
(No menciono su nombre por respeto a su anonimato y porque no me ha escrito usted en este foro):
Creo que pensar, como usted, que el pueblo es tan culpable como los políticos, por elegir en las urnas a miserables, es un error.
Le explico a continuación por qué culpo más a los políticos que a los ciudadanos de la decadencia, miseria, torpeza y bajeza de la política española:
Los políticos tienen todo el poder, quizás más del que es prudente, y la responsabilidad siempre es proporcional al poder que se tiene. Los ciudadanos están embrutecidos y confundidos por la acción de gobierno, que prefiere gobernar sobre borregos que sobre seres libres y pensantes. Ese embrutecimiento del pueblo, premeditado y perpetrado a través de la televisión, el mal gobierno y la deficiente educación y formación en las aulas, les exime de cierta culpa, aunque no de toda. Con semejante nivel de atolondramiento, opresión, confusión y explotación, es casi lógico elegir a sinvergüenzas y a gente sucia y sin valores para que les representen.
Los políticos, por haber sido elegidos, tienen un enorme suplemento de responsabilidad. El liderazgo siempre tiene que estar acompañado de responsabilidad y ejemplaridad. Los elegidos deberían ser los mejores y los que son elegidos deberían esforzarse en ser ejemplares, pero estos energúmenos no solo no lo hacen sino que se regodean en la bajeza, se rodean de impunidad, manipulan las leyes y la Justicia y protegen a los ladrones y abusadores que abundan en sus filas.
Ante este panorama, veraz como la vida misma, dígame usted mismo si hay que otorgar la misma responsabilidad, ante el desastre español, a los pobres ciudadanos, maltratados y degradados, que a los que nadan en el poder, en los privilegios y en las aguas negras del abuso y la corrupción.
No hay color, querido amigo.
Le animo a que siga usted luchando por la regeneración, un logro que jamás llegará por voluntad de los políticos, acostumbrados ya a vivir en el privilegio, el abuso y los grandes vicios del poder, que son, sobre todo, la mentira y anteponer sus propios intereses al bien común. De ellos, si no se produce un cataclismo transformador, sólo podemos recibir oprobio y vergüenza. Desgraciadamente.
Francisco Rubiales Moreno
(No menciono su nombre por respeto a su anonimato y porque no me ha escrito usted en este foro):
Creo que pensar, como usted, que el pueblo es tan culpable como los políticos, por elegir en las urnas a miserables, es un error.
Le explico a continuación por qué culpo más a los políticos que a los ciudadanos de la decadencia, miseria, torpeza y bajeza de la política española:
Los políticos tienen todo el poder, quizás más del que es prudente, y la responsabilidad siempre es proporcional al poder que se tiene. Los ciudadanos están embrutecidos y confundidos por la acción de gobierno, que prefiere gobernar sobre borregos que sobre seres libres y pensantes. Ese embrutecimiento del pueblo, premeditado y perpetrado a través de la televisión, el mal gobierno y la deficiente educación y formación en las aulas, les exime de cierta culpa, aunque no de toda. Con semejante nivel de atolondramiento, opresión, confusión y explotación, es casi lógico elegir a sinvergüenzas y a gente sucia y sin valores para que les representen.
Los políticos, por haber sido elegidos, tienen un enorme suplemento de responsabilidad. El liderazgo siempre tiene que estar acompañado de responsabilidad y ejemplaridad. Los elegidos deberían ser los mejores y los que son elegidos deberían esforzarse en ser ejemplares, pero estos energúmenos no solo no lo hacen sino que se regodean en la bajeza, se rodean de impunidad, manipulan las leyes y la Justicia y protegen a los ladrones y abusadores que abundan en sus filas.
Ante este panorama, veraz como la vida misma, dígame usted mismo si hay que otorgar la misma responsabilidad, ante el desastre español, a los pobres ciudadanos, maltratados y degradados, que a los que nadan en el poder, en los privilegios y en las aguas negras del abuso y la corrupción.
No hay color, querido amigo.
Le animo a que siga usted luchando por la regeneración, un logro que jamás llegará por voluntad de los políticos, acostumbrados ya a vivir en el privilegio, el abuso y los grandes vicios del poder, que son, sobre todo, la mentira y anteponer sus propios intereses al bien común. De ellos, si no se produce un cataclismo transformador, sólo podemos recibir oprobio y vergüenza. Desgraciadamente.
Francisco Rubiales Moreno