A pesar de los duros recortes, de las subidas de impuestos y del ahorro drástico, la economía española no funciona. La prima de riesgo sube, la bolsa se hunde y la economía se contrae y sigue destruyendo empleo. ¿Que está pasando en España? ¿Se están aplicando recetas equivocadas? El panorama es doloroso y está sembrado de dudas. Somos muchos los que creemos que en España no funcionará ninguna receta hasta que el país no sea limpiado y liberado de los golfos y corruptos que se han incrustado en los partidos políticos y en el Estado.
Es evidente que el camino emprendido por el Partido Popular, que es también el que imponen al unísono Alemania, la Unión Europea y el FMI para neutralizar el peligro de quiebra, conduce directamente hacia el empobrecimiento veloz de España, un país que, dentro de diez años, habrá perdido más de la mitad de la próspera renta que tenía en 2007.
Muchos expertos y observadores mundiales critican a Alemania por la gestión que está realizando de la crisis y por creer estupidamente que los países, después de haber sido asfixiados y arruinados por las medidas restrictivas, podrían pagar sus deudas. España podría ser la próxima economía de la zona euro en caer por culpa de la "mala gestión" de la crisis de deuda liderada por Alemania, según afirma 'The New York Times'.
¿Significa eso que la ruta elegida por el PP sea la equivocada? No porque los abusos y despilfarros de Zapatero no nos han dejado otra opción. Antes de replantearnos la economía, de rediseñarla o de implementar políticas que reactiven la economía y generen empleo, no hay otro remedio que sanear las cuentas para que el país pueda pagar lo que debe o renacer. Zapatero, Rubalcaba y su corte de socialistas descerebrados nos han dejado tan tullidos que lo primero que tenemos que conseguir son unas muletas, antes de pensar en correr.
La ruina de España no es un accidente, ni la consecuencia de la crisis, sino el resultado de una clara conspiración de la clase política en general y del gobierno de Zapatero en especial, que gastó a manos llenas, incluso después de perder las elecciones, con el objetivo de dejar las arcas vacías e impedir que ocurra en España lo que ocurrió con la llegada de Aznar al poder, cuando el país se recuperó velozmente de la miseria heredada de Felipe Gonzalez.
La política actual del PSOE, que consiste casi exclusivamente en oponerse a lo que ellos llaman "recortes" no puede ser más cínica e hipócrita porque ellos mismos son los que, con su mal gobierno, abuso, despilfarro y corrupción, nos la han impuesto. Condenarla ahora, ademas de absurdo e injusto, es inmoral y de un cinismo sabrecogedor.
Si el PP, una vez conseguido el equilibrio presupuestario y haber impuesto cordura y austeridad en el gasto público, continuara adelante con sus recortes y restricciones, sin adoptar medidas de reactivación del consumo y de la economía, entonces, solo entonces, merecería el repudio de la ciudadanía española. Por el momento, no cabe, ni es aconsejable otra política económica que no sea el ahorro brutal y el equilibrio fiscal. Pero muy pronto, con urgencia, deben llegar los estímulos para el consumo y la producción. Si no llegan, el país se hunde.
La conspiración socialista ha sido tan brutal que, unida a los estragos de la crisis, ha dejado a España sin recursos y sumida en una situación de quiebra técnica. Zapatero ha combinado diabolicamente cuatro ingredientes en su cóctel de destrucción que han sido letales para España: derroche, corrupción, endeudamiento y desarme ético. Como consecuencia de la "agresión" socialista, la España heredada por Rajoy necesita, antes que cualquier otra cosa, una agresiva terapia de esurrección cardiopulmonar.
Los alemanes, los burócratas de la Unión Europea y los gurús del FMI deberían aprender algo importante para entender lo que es España: antes que nada, España es un país donde sus políticos destrozan la economía, arruinan a sus ciudadanos y envilecen la sociedad sin que les ocurra absolutamente nada, ni dimisiones, ni inhabilitaciones, ni cárcel, ni devolución del dinero robado, ni nada. Pura decepción injusta y obscena.
(Dedicado a Ángela Merkel, que quizás consiga ahora, por sus errores estratégicos y por la vía pacífica, lo que su compatriota Hitler no logró culminar con las armas: destruir Europa)
Es evidente que el camino emprendido por el Partido Popular, que es también el que imponen al unísono Alemania, la Unión Europea y el FMI para neutralizar el peligro de quiebra, conduce directamente hacia el empobrecimiento veloz de España, un país que, dentro de diez años, habrá perdido más de la mitad de la próspera renta que tenía en 2007.
Muchos expertos y observadores mundiales critican a Alemania por la gestión que está realizando de la crisis y por creer estupidamente que los países, después de haber sido asfixiados y arruinados por las medidas restrictivas, podrían pagar sus deudas. España podría ser la próxima economía de la zona euro en caer por culpa de la "mala gestión" de la crisis de deuda liderada por Alemania, según afirma 'The New York Times'.
¿Significa eso que la ruta elegida por el PP sea la equivocada? No porque los abusos y despilfarros de Zapatero no nos han dejado otra opción. Antes de replantearnos la economía, de rediseñarla o de implementar políticas que reactiven la economía y generen empleo, no hay otro remedio que sanear las cuentas para que el país pueda pagar lo que debe o renacer. Zapatero, Rubalcaba y su corte de socialistas descerebrados nos han dejado tan tullidos que lo primero que tenemos que conseguir son unas muletas, antes de pensar en correr.
La ruina de España no es un accidente, ni la consecuencia de la crisis, sino el resultado de una clara conspiración de la clase política en general y del gobierno de Zapatero en especial, que gastó a manos llenas, incluso después de perder las elecciones, con el objetivo de dejar las arcas vacías e impedir que ocurra en España lo que ocurrió con la llegada de Aznar al poder, cuando el país se recuperó velozmente de la miseria heredada de Felipe Gonzalez.
La política actual del PSOE, que consiste casi exclusivamente en oponerse a lo que ellos llaman "recortes" no puede ser más cínica e hipócrita porque ellos mismos son los que, con su mal gobierno, abuso, despilfarro y corrupción, nos la han impuesto. Condenarla ahora, ademas de absurdo e injusto, es inmoral y de un cinismo sabrecogedor.
Si el PP, una vez conseguido el equilibrio presupuestario y haber impuesto cordura y austeridad en el gasto público, continuara adelante con sus recortes y restricciones, sin adoptar medidas de reactivación del consumo y de la economía, entonces, solo entonces, merecería el repudio de la ciudadanía española. Por el momento, no cabe, ni es aconsejable otra política económica que no sea el ahorro brutal y el equilibrio fiscal. Pero muy pronto, con urgencia, deben llegar los estímulos para el consumo y la producción. Si no llegan, el país se hunde.
La conspiración socialista ha sido tan brutal que, unida a los estragos de la crisis, ha dejado a España sin recursos y sumida en una situación de quiebra técnica. Zapatero ha combinado diabolicamente cuatro ingredientes en su cóctel de destrucción que han sido letales para España: derroche, corrupción, endeudamiento y desarme ético. Como consecuencia de la "agresión" socialista, la España heredada por Rajoy necesita, antes que cualquier otra cosa, una agresiva terapia de esurrección cardiopulmonar.
Los alemanes, los burócratas de la Unión Europea y los gurús del FMI deberían aprender algo importante para entender lo que es España: antes que nada, España es un país donde sus políticos destrozan la economía, arruinan a sus ciudadanos y envilecen la sociedad sin que les ocurra absolutamente nada, ni dimisiones, ni inhabilitaciones, ni cárcel, ni devolución del dinero robado, ni nada. Pura decepción injusta y obscena.
(Dedicado a Ángela Merkel, que quizás consiga ahora, por sus errores estratégicos y por la vía pacífica, lo que su compatriota Hitler no logró culminar con las armas: destruir Europa)