Colaboraciones

CUERPO Y MENTE



Aunque no lo compartimos plenamente, reproducimos artículo publicado en Acratas.net que consideramos interesante:
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ETA mata cuerpos para someter mentes, la partitocracia mata mentes para controlar cuerpos. Es la diferencia entre los que aspiran al poder y quienes ya lo tienen: los primeros actúan como quijotes que no tienen nada que perder; los segundos como sanchopanzistas acomodaticios que pactan con el mismo diablo (entiéndase oligarquías económicas, las 20 familias del Régimen) para seguir agarrados al machito. Es el eterno arquetipo dual del quijotismo-sanchopanzismo sobre un pueblo apacentado por unas castas dominantes, insensatas, que al final terminan por llevarlo a la destrucción. La partitocracia, como hija bastarda de Franco, fiel a la tradición, parafrasea a Millán Astray : ¡Viva la muerte cerebral, muera la inteligencia!

El PSOE, a través de su brazo armado judicial, ilegaliza partidos políticos para obligar a ETA a negociar. ETA responde matando. Ni a ETA le interesa reconocer que una buena parte de ese electorado, al que le ilegalizan los partidos, no está de acuerdo con sus métodos; ni al PSOE que la reacción a sus actos antidemocráticos va a ser la de los cuerpos destrozados. Ambos, etarras y partitócratas, intentan dividir al pueblo, enfrentándolo en la calle. De esa manera evitan que la sociedad civil, con tranquilidad, se pronuncie y los mande a la mierda. El pueblo secuestrado, radicalizado, anulado en enfrentamientos sectarios, se convierte así en fácil pelele de etarras y partitócratas. Este es el secreto de su existencia durante 30 años de pseudodemocracia.

La partitocracia española, siguiendo la herencia parlamentaria-caciquil decimonónica refundada en esta II restauración borbónica, tiene como primer objetivo perpetuarse en el poder, enquistándose para ello en el Estado como su órgano político, y así representar a la oligarquía que dicta detrás las leyes y los presupuestos convenientes. Lo demás es retórica para ilusos y cínicos, el parlamento una caja de resonancia de testosterona gerencial, donde los rajoyes y zapateros bailan, cual torneo de boxeo tongado, el minué de la alternancia de los Canovas y Sagastas, acompañados a coro por los berridos de los macacos diputables. Esa es nuestra memocracia, una comedia ridícula representada por actoruchos sin talento, que recitan, de carrerilla y sin convicción, los mismos tópicos sectarios una y otra vez. De verdad esperan Uds que estos funcionarillos interinos que pactan entre ellos hasta el color de las paredes, puedan resolver algo que no vaya en línea con sus interes internos?

La respuesta de esta mafía política a los problemas, es siempre la misma: enmierdar para anular toda forma de investigación imparcial que pruebe su responsabilidad e inoperancia. Lo vemos en el caso de Spanair, en las filtraciones de un ministerio de Fomento a un periódico del Régimen para boicotear la investigación y que no se sepa jamás la verdad. Lo mismo hicieron con el 11-M, ambos partidos, al convertir el mayor atentado de la historia de Expaña en un pseudoproceso político. Durante esta puta partitocracia, JAMÁS, se ha aclarado ni resuelto caso alguno que afectara a la seguridad nacional o al bienestar del pueblo. Es lo que ocurre con el problema vasco, ni estos ni aquellos van a resolver, interesa que sea siempre un problema y que la solución imposible venga de la cúpula del partido político en el poder. ETA sabe muy bien que ni Aznar, ni Zapatero representan a pueblo alguno, sólo a ellos mismos y a los intereses de la oligarquía económica, y atacan al punto más débil de la pseudodemocracia jugando con el ego de sus jefes. Estos, como es de prever, al hacerse fracasar, responden con medidas represoras que terminan siempre dándole una prórroga a ETA. El pueblo, de convidado de piedra, pone las victimas.

Que no nos confundan, la solución es bien simple, como lo es en cálculo resolver un problema aparentemente imposible, la integración en superficies curvas, mediante una transformación que lo convierte en trivial: cambiar de coordenadas. Es sustituir al Régimen de la dictadura de partidos, por una democracia, con separación de poderes y representatividad de los electores, es la respuesta tranquila, pacífica y racional de una República Constitucional. Querrá la historia dejarnos, esta vez sí, que conquistemos la libertad política sin que nos envenen de nuevo para matarnos entre nosotros?

PEPE FERNÁNDEZ

Artículo original

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Viernes, 18 de Septiembre 2009
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