“Todo el estudio de los políticos se emplea en cubrirle el rostro a la mentira para que parezca verdad, disimulando el engaño y disfrazando los designios”.
Diego de Saavedra Fajardo
En los próximos comicios generales, convocados para el propincuo domingo, 9 de marzo de 2008, si Pasqual Maragall, ex presidente del Govern de la Generalitat, lleva a cabo, quiero decir que culmina, lo que ha afirmado recientemente que va a hacer, el menda lerenda, su seguro servidor de usted, desocupado lector, como él, también depositará en la urna que contenga los votos para el Congreso de los Diputados el sobre vacío, sin la correspondiente o esperada papeleta. Si no he colegido mal las palabras que ha usado al respecto quien fue mandamás del Gobierno catalán, el razonamiento (que no miento) de dicho voto estriba en que ningún partido político de los que han presentado candidaturas o concurren a las mentadas elecciones ha dicho con meridiana claridad qué es “lo que piensa hacer con los temas importantes”.
El motivo de mi voto en blanco, sin embargo, es otro. Este andóbal está harto, pero hasta más arriba de la coronilla, de que tanto los “hunos” como los “hotros” tengan al ciudadano medio por sandio y/o tomen al votante de a pie por tonto. Ya no aguanto más embelecos; ni más tomaduras de pelo; ni más trampantojos. Paso olímpicamente de tener que volver a enfadarme (sobre todo, por ene incoherencias manifiestas) con quienes conforman actualmente la lista (socialista o posibilista) a la que otrora concedí mi sufragio.
Y es que, como pergeñó y aireó o adujo el argumento que sigue a continuación quien en estos precisos momentos no recuerdo con absoluta y entera fidelidad de quién se trata, “la primera vez que me engañaste la culpa la tuviste tú, pero de que me creyera las restantes aranas que me contaste, o intentaste colar, el único responsable fui yo”.
Ángel Sáez García
Diego de Saavedra Fajardo
En los próximos comicios generales, convocados para el propincuo domingo, 9 de marzo de 2008, si Pasqual Maragall, ex presidente del Govern de la Generalitat, lleva a cabo, quiero decir que culmina, lo que ha afirmado recientemente que va a hacer, el menda lerenda, su seguro servidor de usted, desocupado lector, como él, también depositará en la urna que contenga los votos para el Congreso de los Diputados el sobre vacío, sin la correspondiente o esperada papeleta. Si no he colegido mal las palabras que ha usado al respecto quien fue mandamás del Gobierno catalán, el razonamiento (que no miento) de dicho voto estriba en que ningún partido político de los que han presentado candidaturas o concurren a las mentadas elecciones ha dicho con meridiana claridad qué es “lo que piensa hacer con los temas importantes”.
El motivo de mi voto en blanco, sin embargo, es otro. Este andóbal está harto, pero hasta más arriba de la coronilla, de que tanto los “hunos” como los “hotros” tengan al ciudadano medio por sandio y/o tomen al votante de a pie por tonto. Ya no aguanto más embelecos; ni más tomaduras de pelo; ni más trampantojos. Paso olímpicamente de tener que volver a enfadarme (sobre todo, por ene incoherencias manifiestas) con quienes conforman actualmente la lista (socialista o posibilista) a la que otrora concedí mi sufragio.
Y es que, como pergeñó y aireó o adujo el argumento que sigue a continuación quien en estos precisos momentos no recuerdo con absoluta y entera fidelidad de quién se trata, “la primera vez que me engañaste la culpa la tuviste tú, pero de que me creyera las restantes aranas que me contaste, o intentaste colar, el único responsable fui yo”.
Ángel Sáez García