Considerado recientemente como “ El hombre más peligroso de Hollywood ”, según la portada de una revista norteamericana, George Clooney, uno de los actores estadounidenses más populares y deseados del planeta, ha dado un giro espectacular a su carrera al abordar temas políticos considerados tabú en su país y apostando claramente por el debate político y la participación ciudadana.
Sus recientes películas, “Syriana” –presentada en la Berlinale alemana-, en la que interpreta, y de la que además es productor, a un agente de la CIA en Oriente Medio que se ve envuelto en un entramado de intereses políticos y petro-económicos, con el telón de fondo del terrorismo islamista, y “Buenas noches y buena suerte”, de la que es coguionista, coprotagonista y director, en la que desempolva la negra época del “maccartismo político” en los Estados Unidos –la famosa caza de brujas-, le han puesto en el ojo del huracán conservador.
Además, sus detractores no olvidan sus críticas a determinados aspectos de la guerra de Irak, por lo que le han tachado de “traidor a su país”. Pero Clooney no se arredra y responde. Qué está harto de que lo tachen de traidor por “haber criticado cosas de esa guerra que el tiempo ha revelado ciertas”; lo que no está bien, enfatizó hace pocos días, “es que no se defienda con firmeza la sana costumbre del debate político”.
También ha cuestionado el papel de la prensa norteamericana –“no se han hecho demasiadas preguntas, por eso la irrupción de películas que sí se las hacen”- antes temas de tanto impacto social y emocional como el 11-S y el huracán Katrina, por ejemplo.
Miembro de una familia “de políticos” –su madre fue alcaldesa y su padre ocupó un escaño por el Partido Demócrata en el Senado americano-, defiende su postura de interesarse “por entender el mundo que me rodea y que me impulsa a luchar por algo mejor”. Asegura no practicar la actividad política en los Estados Unidos, aunque sí la sana crítica ciudadana, “aunque sí me involucro en campañas de asistencia y desarrollo en el tercer mundo”.
La actitud de este afamado actor, que muestra una vez más que el mundo del cine en los Estados Unidos no es sólo “el anestesiado rincón de las frivolidades y la engañosa apariencia de lo ramplón y evidente”, busca, en definitiva, que la gente se pregunte cosas y busque respuestas, algo común a las aspiraciones de quiénes sostienen espacios como “Voto en blanco” y tantos otros en la Red. ¡Bienvenido al Club!.
Eduardo Caldarola de Bello
Sus recientes películas, “Syriana” –presentada en la Berlinale alemana-, en la que interpreta, y de la que además es productor, a un agente de la CIA en Oriente Medio que se ve envuelto en un entramado de intereses políticos y petro-económicos, con el telón de fondo del terrorismo islamista, y “Buenas noches y buena suerte”, de la que es coguionista, coprotagonista y director, en la que desempolva la negra época del “maccartismo político” en los Estados Unidos –la famosa caza de brujas-, le han puesto en el ojo del huracán conservador.
Además, sus detractores no olvidan sus críticas a determinados aspectos de la guerra de Irak, por lo que le han tachado de “traidor a su país”. Pero Clooney no se arredra y responde. Qué está harto de que lo tachen de traidor por “haber criticado cosas de esa guerra que el tiempo ha revelado ciertas”; lo que no está bien, enfatizó hace pocos días, “es que no se defienda con firmeza la sana costumbre del debate político”.
También ha cuestionado el papel de la prensa norteamericana –“no se han hecho demasiadas preguntas, por eso la irrupción de películas que sí se las hacen”- antes temas de tanto impacto social y emocional como el 11-S y el huracán Katrina, por ejemplo.
Miembro de una familia “de políticos” –su madre fue alcaldesa y su padre ocupó un escaño por el Partido Demócrata en el Senado americano-, defiende su postura de interesarse “por entender el mundo que me rodea y que me impulsa a luchar por algo mejor”. Asegura no practicar la actividad política en los Estados Unidos, aunque sí la sana crítica ciudadana, “aunque sí me involucro en campañas de asistencia y desarrollo en el tercer mundo”.
La actitud de este afamado actor, que muestra una vez más que el mundo del cine en los Estados Unidos no es sólo “el anestesiado rincón de las frivolidades y la engañosa apariencia de lo ramplón y evidente”, busca, en definitiva, que la gente se pregunte cosas y busque respuestas, algo común a las aspiraciones de quiénes sostienen espacios como “Voto en blanco” y tantos otros en la Red. ¡Bienvenido al Club!.
Eduardo Caldarola de Bello