"CiU se ofrece a Zapatero como socio estable". Con este o parecidos titulares se han dejado caer varios de los diarios que ruedan por las mesas de estos fríos mañaneros del desayuno.
Ya era hora que gente seria, con más o menos sentido de Estado, reflexionara en firme y se aviniera a reparar este dislate que nos atenaza y a coadyuvar a la recta gobernación de la “res pública”. Esperemos que, por ese camino, vaya el ofrecimiento de CiU al PSOE, para formar una gran coalición parlamentaria, que se titula "Experiencia y Unión". "Jordi Pujol avaló en Madrid el mensaje deslizado la víspera en Londres por su sucesor al frente de Convergència i Unió (CiU), Artur Mas: que la coalición nacionalista está disponible para participar en la gobernabilidad y contribuir a la estabilidad política de España". Pujol señaló la larga experiencia de CiU en la ecuánime contribución a la gobernabilidad, estabilidad y continuidad de la política española en momentos relevantes de aquella memorable y fructífera UCD y luego en las siguientes legisladuras del PSOE y del PP.
El electorado de CiU ha acogido con agrado esa voluntad de llevar al ámbito español la política de Pujol, con reconocimiento a su esfuerzo y al equilibrio que supo imponer a la propia identidad de su gestión. Artur Mas, que, al no haber logrado la Presidencia hace dos años, había radicalizado su argumentación, carga sobre ERC y PP las punzantes aristas de la crispación actual y no duda ahora en presentarse garante del consenso y capaz de hacer retornar la moderación. Ello, con vistas a una nueva legislatura con Zapatero de presidente, y, sobre todo, con el pensamiento puesto en recuperar antes la Presidencia de la Generalitat mediante un mensaje que restablezca su propia figura en la exaltada política española. Estos pasos de aproximación del PSOE a CiU para configurar una alianza se han realizado sin contar con el PSC, como es lógico tras la desastrosa actuación que ha montado y las descebelladas compañías que aceptó con unos socios intratables, llenos de inquinas y faltos de sentido nacional en su exiguo bagaje representativo.
Si Arturo Mas es el hombre que sabe aunar, bienvenido sea. En esta confusa agitación que furiosa muerde y corroe la osamenta intangible de España, se impetra el concurso de hombres de talla que compongan el minucioso encaje deshilado, que velen por el bien común en la solución de problemas reales y diarios, no los ideados y creados a prurito de la incompetencia; hombres serios, abiertos, que comprendan a todo el mundo, que escuchen a todos, siempre dispuestos al diálogo. En este fragor revuelto, hacen falta personajes de envergadura, capaces de poner paz y establecer valores humanos y cívicos, en lugar de tanta divergencia y discordia, hacedores de consensos, creadores de transigencia y de convenio embargados de libertad y de bonanza, perfume de la democracia.
Camilo Valverde Mudarra
Ya era hora que gente seria, con más o menos sentido de Estado, reflexionara en firme y se aviniera a reparar este dislate que nos atenaza y a coadyuvar a la recta gobernación de la “res pública”. Esperemos que, por ese camino, vaya el ofrecimiento de CiU al PSOE, para formar una gran coalición parlamentaria, que se titula "Experiencia y Unión". "Jordi Pujol avaló en Madrid el mensaje deslizado la víspera en Londres por su sucesor al frente de Convergència i Unió (CiU), Artur Mas: que la coalición nacionalista está disponible para participar en la gobernabilidad y contribuir a la estabilidad política de España". Pujol señaló la larga experiencia de CiU en la ecuánime contribución a la gobernabilidad, estabilidad y continuidad de la política española en momentos relevantes de aquella memorable y fructífera UCD y luego en las siguientes legisladuras del PSOE y del PP.
El electorado de CiU ha acogido con agrado esa voluntad de llevar al ámbito español la política de Pujol, con reconocimiento a su esfuerzo y al equilibrio que supo imponer a la propia identidad de su gestión. Artur Mas, que, al no haber logrado la Presidencia hace dos años, había radicalizado su argumentación, carga sobre ERC y PP las punzantes aristas de la crispación actual y no duda ahora en presentarse garante del consenso y capaz de hacer retornar la moderación. Ello, con vistas a una nueva legislatura con Zapatero de presidente, y, sobre todo, con el pensamiento puesto en recuperar antes la Presidencia de la Generalitat mediante un mensaje que restablezca su propia figura en la exaltada política española. Estos pasos de aproximación del PSOE a CiU para configurar una alianza se han realizado sin contar con el PSC, como es lógico tras la desastrosa actuación que ha montado y las descebelladas compañías que aceptó con unos socios intratables, llenos de inquinas y faltos de sentido nacional en su exiguo bagaje representativo.
Si Arturo Mas es el hombre que sabe aunar, bienvenido sea. En esta confusa agitación que furiosa muerde y corroe la osamenta intangible de España, se impetra el concurso de hombres de talla que compongan el minucioso encaje deshilado, que velen por el bien común en la solución de problemas reales y diarios, no los ideados y creados a prurito de la incompetencia; hombres serios, abiertos, que comprendan a todo el mundo, que escuchen a todos, siempre dispuestos al diálogo. En este fragor revuelto, hacen falta personajes de envergadura, capaces de poner paz y establecer valores humanos y cívicos, en lugar de tanta divergencia y discordia, hacedores de consensos, creadores de transigencia y de convenio embargados de libertad y de bonanza, perfume de la democracia.
Camilo Valverde Mudarra