La hemos encontrado en el admirado blog amigo Crónicas Bárbaras, del periodista Manuel Molares. Es tan buena que la reproducimos:
Querido Pasqual:
Querido Pasqual: aún te recuerdo de cuando eras mano derecha de mi devoto alcalde de Barcelona, José María de Porcioles.
Me siento orgulloso de que estés reinstaurando mi Régimen en mi amada Cataluña, aunque adaptado al nuevo milenio. Ay, Cataluña, cuánto me acuerdo de los recibimientos que me hacían allí, brazo en alto, llenos de entusiasmo patriótico. Muchos reniegan de mí ahora, pero los perdono porque ya no soy de este mundo y estoy por encima de sus debilidades.
Pero siguen gustándome las buenas cosas: lo que más me halaga de vuestro esfuerzo es la creación del Consejo del Audiovisual de Cataluña (CAC), instrumento represor más hábil y eficaz que la ingenua Ley de Prensa e Imprenta de Manolo Fraga, quien tras sus formas de matón es un tierno insoportable y llorón.
El CAC sí que sabrá amordazar a los medios informativos hostiles, como algunas radios. Vais a tener un poder mayor que Fraga, que solo pudo volar un periódico y cerrar temporalmente otros, mientras que vosotros podréis hacerlo con muchos. Además, tenéis las juventudes de la ERC, buenas fuerzas de choque, que saben presionar y poner al enemigo en los lugares adecuados.
Me gusta también que estéis imponiendo la Formación del Espíritu Nacional catalán en escuelas y universidades. A ver si enseguida, y con la ayuda de Montilla, la Caixa y Gas Natural, conquistáis España para contagiarle vuestro vigor patriótico.
Porque de eso se trata: siempre será mejor que todos los españoles se hagan nacionalistas catalanes a que actúen como los apátridas blandengues que son ahora. Que es como están resultando estos antiguos hidalgos, avergonzados de su pasado y, como es natural, degenerados: sin rastros de aquella vieja raza ubérrima que asombró al mundo.
Es por eso que quizás necesitemos vuestro brío de Almogávares, los heroicos conquistadores catalanes a los que yo siempre ensalcé durante mi Régimen.
Tú y tu gente, Pasqual, estáis llevando muy bien mi doctrina de los derechos históricos que yo siempre evoqué y reivindiqué. ¡Loor a los héroes feudales, y abajo las razas aborregadas y democráticas que tanta decepción me producen con sus debilidades, honrando a la Constitución de 1978!.
Tenía razón Hitler cuando dijo que los alemanes, por perder la guerra, nunca se habían merecido un Führer como él. Tendría que decir yo lo mismo de la mayoría de los españoles, aunque Por la Gracia de Dios, como proclamaban mis monedas, me quedáis vosotros, admirados patriotas almogávares.
También debo expresarte mi morbosa sorpresa por vuestras hábiles corrupciones. Tanto con la Caixa, que os perdona los créditos regalándoos enormes cantidades de dinero, como con las comisiones del tres por ciento, o más. Me evocan los amaños de mi yerno, el Marqués de Villaverde, aunque él siempre fue más torpe.
Desde mi gruta del Valle de los Caídos sigo observándoos y descubriendo que, presentándoos como progres, estáis volviendo claramente a los Principios Fundamentales del Movimiento Nacional. ¡Cómo me recuerda vuestro discurso patriótico a los camaradas Girón y Arrese!.
Aunque es lógico, porque vuestro Parlament está plagado de quienes prosperaron con mi Régimen, como tú, y de hijos de mis servidores más queridos, incluyendo los de mis antiguos guardias civiles, como el caso de los Pérez (Carod) Rovira.
Nuevamente, gracias, Pasqual. Firmado: S.E. El Caudillo, en adelante, El M.H. Caudillet.
Querido Pasqual:
Querido Pasqual: aún te recuerdo de cuando eras mano derecha de mi devoto alcalde de Barcelona, José María de Porcioles.
Me siento orgulloso de que estés reinstaurando mi Régimen en mi amada Cataluña, aunque adaptado al nuevo milenio. Ay, Cataluña, cuánto me acuerdo de los recibimientos que me hacían allí, brazo en alto, llenos de entusiasmo patriótico. Muchos reniegan de mí ahora, pero los perdono porque ya no soy de este mundo y estoy por encima de sus debilidades.
Pero siguen gustándome las buenas cosas: lo que más me halaga de vuestro esfuerzo es la creación del Consejo del Audiovisual de Cataluña (CAC), instrumento represor más hábil y eficaz que la ingenua Ley de Prensa e Imprenta de Manolo Fraga, quien tras sus formas de matón es un tierno insoportable y llorón.
El CAC sí que sabrá amordazar a los medios informativos hostiles, como algunas radios. Vais a tener un poder mayor que Fraga, que solo pudo volar un periódico y cerrar temporalmente otros, mientras que vosotros podréis hacerlo con muchos. Además, tenéis las juventudes de la ERC, buenas fuerzas de choque, que saben presionar y poner al enemigo en los lugares adecuados.
Me gusta también que estéis imponiendo la Formación del Espíritu Nacional catalán en escuelas y universidades. A ver si enseguida, y con la ayuda de Montilla, la Caixa y Gas Natural, conquistáis España para contagiarle vuestro vigor patriótico.
Porque de eso se trata: siempre será mejor que todos los españoles se hagan nacionalistas catalanes a que actúen como los apátridas blandengues que son ahora. Que es como están resultando estos antiguos hidalgos, avergonzados de su pasado y, como es natural, degenerados: sin rastros de aquella vieja raza ubérrima que asombró al mundo.
Es por eso que quizás necesitemos vuestro brío de Almogávares, los heroicos conquistadores catalanes a los que yo siempre ensalcé durante mi Régimen.
Tú y tu gente, Pasqual, estáis llevando muy bien mi doctrina de los derechos históricos que yo siempre evoqué y reivindiqué. ¡Loor a los héroes feudales, y abajo las razas aborregadas y democráticas que tanta decepción me producen con sus debilidades, honrando a la Constitución de 1978!.
Tenía razón Hitler cuando dijo que los alemanes, por perder la guerra, nunca se habían merecido un Führer como él. Tendría que decir yo lo mismo de la mayoría de los españoles, aunque Por la Gracia de Dios, como proclamaban mis monedas, me quedáis vosotros, admirados patriotas almogávares.
También debo expresarte mi morbosa sorpresa por vuestras hábiles corrupciones. Tanto con la Caixa, que os perdona los créditos regalándoos enormes cantidades de dinero, como con las comisiones del tres por ciento, o más. Me evocan los amaños de mi yerno, el Marqués de Villaverde, aunque él siempre fue más torpe.
Desde mi gruta del Valle de los Caídos sigo observándoos y descubriendo que, presentándoos como progres, estáis volviendo claramente a los Principios Fundamentales del Movimiento Nacional. ¡Cómo me recuerda vuestro discurso patriótico a los camaradas Girón y Arrese!.
Aunque es lógico, porque vuestro Parlament está plagado de quienes prosperaron con mi Régimen, como tú, y de hijos de mis servidores más queridos, incluyendo los de mis antiguos guardias civiles, como el caso de los Pérez (Carod) Rovira.
Nuevamente, gracias, Pasqual. Firmado: S.E. El Caudillo, en adelante, El M.H. Caudillet.