Los Car Sleepers son un nuevo grupo de la desgracia humana, producto directo de la crisis económica que nos azota. El banco les ha arrebatado la casa y a muchos de ellos también les ha abandonado su esposa. Duermen en sus coches y se alimentan como pueden o de lo que encuentran, algunos en la basura.
La nueva especie humana, como casi toda la innovación, nos llega desde Estados Unidos, pero ya se ven también en nuestras ciudades, en los parques y, a veces, en calles céntricas.
España reune pocas condiciones para poblar sus calles con car sleepers porque aquí la justicia es más inmisericorde que en otros países con los que no pagan las hipotecas de sus pisos. Mientras que en Estados Unidos o Francia el banco quita la vivienda a los que no pagan sin que exista más persecución, con lo que los desafortunados pueden conservar su coche y dormir en él, en España el drama es más terrible porque si el banco no consigue todo el dinero que le debes en la subasta de tu vivienda, te quita también el coche y cualquier otra propiedad, hasta que saldas la deuda hasta el último céntimo. En España, los car sleepers siempre serán menos abundantes que los home less, esos que duermen en las calles sin más propiedad que una manta o un edredón raído.
En España, la banca sólo tiene misericordia con los partidos políticos y con los altos dirigentes, a los que condona las deudas con una frecuencia insultante e inmoral.
En Estados Unidos han comenzado ya a habilitar servicios para los que viven sobre ruedas. En California, en ciudades como Santa Bárbara, los sin casa, pero con coche, pueden utilizar los aparcamientos desde las 19.00 horas hasta la 07:00 del día siguiente, gratuitamente. La gente acude en sus coches y como si de un camping se tratase, acondicionan sus colchonetas, sacos, mantas se asean como pueden y a dormir. En los coches puede verse que llevan algunas de sus pertenencias, recuerdos, libros, hasta perros. En estos parking no hay servicios, lo que es un inconveniente añadido, cuando se trata de personas que hasta hace unos días poseían una casa con varios servicios, garaje, jardín. Es gente que aún mantiene reglas de convivencia. Algunos acuden a gimnasios para su aseo matutino, otros a casa de amigos, antes de ir al trabajo. Otros, que además perdieron el trabajo, deambulan durante el día esperando el free parking de 7 a 7.
De esta nueva moda no he visto aún a ninguna televisión, ni enviados especiales o destacados en EE.UU. mencionarlo ni informar.
Ligur
La nueva especie humana, como casi toda la innovación, nos llega desde Estados Unidos, pero ya se ven también en nuestras ciudades, en los parques y, a veces, en calles céntricas.
España reune pocas condiciones para poblar sus calles con car sleepers porque aquí la justicia es más inmisericorde que en otros países con los que no pagan las hipotecas de sus pisos. Mientras que en Estados Unidos o Francia el banco quita la vivienda a los que no pagan sin que exista más persecución, con lo que los desafortunados pueden conservar su coche y dormir en él, en España el drama es más terrible porque si el banco no consigue todo el dinero que le debes en la subasta de tu vivienda, te quita también el coche y cualquier otra propiedad, hasta que saldas la deuda hasta el último céntimo. En España, los car sleepers siempre serán menos abundantes que los home less, esos que duermen en las calles sin más propiedad que una manta o un edredón raído.
En España, la banca sólo tiene misericordia con los partidos políticos y con los altos dirigentes, a los que condona las deudas con una frecuencia insultante e inmoral.
En Estados Unidos han comenzado ya a habilitar servicios para los que viven sobre ruedas. En California, en ciudades como Santa Bárbara, los sin casa, pero con coche, pueden utilizar los aparcamientos desde las 19.00 horas hasta la 07:00 del día siguiente, gratuitamente. La gente acude en sus coches y como si de un camping se tratase, acondicionan sus colchonetas, sacos, mantas se asean como pueden y a dormir. En los coches puede verse que llevan algunas de sus pertenencias, recuerdos, libros, hasta perros. En estos parking no hay servicios, lo que es un inconveniente añadido, cuando se trata de personas que hasta hace unos días poseían una casa con varios servicios, garaje, jardín. Es gente que aún mantiene reglas de convivencia. Algunos acuden a gimnasios para su aseo matutino, otros a casa de amigos, antes de ir al trabajo. Otros, que además perdieron el trabajo, deambulan durante el día esperando el free parking de 7 a 7.
De esta nueva moda no he visto aún a ninguna televisión, ni enviados especiales o destacados en EE.UU. mencionarlo ni informar.
Ligur